Primeros días de clase. Niños de 3 años, algun@s aún no los han cumplido, que vienen por primera vez al “cole de los mayores”. Unos con pena, angustia, miedo… Otros con ilusión, curiosidad, nervios…
Este es el punto de partida de los y las docentes de Educación Infantil que comienzan con una clase de 3 años, con la incertidumbre de cómo será el alumnado, cómo se adaptarán, qué hacer para ganárnoslos y llegar a sus pequeños corazones.
Una amiga me recomendó un cuento: “Lléname de besos el bolsillo”, de Ángela Flores y Mª José Rodríguez, que cuenta la historia de Ratoncito, un pequeño ratón que va por primera vez al colegio, con unas expectativas que se desmoronan cuando entra y se siente cada vez más pequeño, y cómo su madre, metiéndole besos en su bolsillo consigue que supere todos sus miedos.
Pues una mañana, apareció en clase de forma mágica una casita de ratón, con Ratoncito y un regalo sorpresa. Ese regalo era el cuento. A partir de ahí, el alumnado le cogió mucho cariño a Ratoncito, que se convirtió en la mascota de nuestra clase. Debatimos y trabajamos el miedo y la tristeza por la separación. Se nos ocurrió pedirle a nuestras mamás unos besitos (de goma eva) metidos en un sobrecito que dejaría cada cual en su bandeja de trabajos, y que cuando se sintieran tristes y se acordaran de mamá los cogieran y se los pusieran en la carita. Eso hicieron, y se sintieron cada vez mejor, hasta que dejaron de necesitarlos.
Tanto cariño le cogimos a Ratoncito, que decidimos estudiar a fondo a los ratones, conociendo sus ideas previas y preguntándoles qué querían saber de ellos. Surgió así el Proyecto Ratones.
A partir de ahí, todo nuestro trabajo en clase iba encaminado a ese tema, globalizando aprendizajes, creando un entramado de situaciones de aprendizaje para conseguir nuestros objetivos, partiendo de las valiosas aportaciones que cada familia fue trayendo a clase y teniendo en todo momento como referente el currículo de Educación Infantil.
Nuestro objetivo principal: el desarrollo integral del alumnado en todos sus aspectos, y tomando como referente “los ratones” trabajar temas como: el cuerpo, los sentidos, las emociones, la familia, la casa, los animales, la alimentación, la higiene, etc., realizando una comparativa ratones-personas y trabajando las competencias y saberes del currículo.
Cada niño o niña que traía cualquier cosa relacionada con el tema, lo mostraba en clase, exponiendo lo que sabía o había descubierto con la ayuda de su familia, trabajando de esta forma la expresión oral, el hablar en público, la atención, la escucha… De igual forma, en las asambleas, hemos trabajado la parte comunicativa: cuentos, dramatizaciones, canciones, poesías y adivinanzas de ratones. Inventamos entre tod@s nuestro propio cuento de Ratoncito, que cada cual elaboró utilizando diversos materiales, y del cuento surgió nuestra propia canción, utilizando una melodía conocida por tod@s. Poco a poco, nuestro vocabulario fue creciendo, y para que no se nos olvidara creé un genially con imágenes y palabras, que repasábamos a menudo.
https://view.genial.ly/63740b93153a0a001a561bea/interactive-content-proyecto-ratones-3-anos
Las familias han participado así mismo con “cuentacuentos”, donde cada semana un papá o una mamá (o ambos) venían a clase a contar un cuento sobre ratones, dejando en ocasiones alguna manualidad o actividad posterior.
Hemos realizado juegos de psicomotricidad, como “ratón que te pilla el gato”, cuentos motores… Y hemos bailado mil canciones de ratones, gesticulando y marcando los ritmos con sus cuerpos; su preferida: “el twist de los ratoncitos”, con la que también trabajábamos los números.
Las matemáticas son más divertidas si las hacemos con juegos, tanto manipulativos como digitales, y así lo hicimos, aprendieron muchísimo jugando con los botones del Señor Martín, regletas… Idem con las letras, llegando a aprender cada uno su nombre y el del resto de la clase.
Manualidades no podían faltar: bola de navidad de ratón, careta de carnaval, murales…
Para que el alumnado pudiera disfrutar más de Ratoncito, cada fin de semana un alumno o alumna se lo llevó a casa junto con el libro “Ratoncito viajero”, que disfrutábamos a la vuelta con sus aventuras vividas en cada hogar.
El factor “sorpresa” no puede faltar en un proyecto, y de vez en cuando aparecía algo en clase o la seño traía algo mágico y animado, que despertaba la curiosidad de los y las peques. Los experimentos son fundamentales.
La experiencia me ha enseñado que esta metodología de trabajo, a pesar de requerir mucho tiempo de preparación y mucha imaginación, es la que consigue en el alumnado un aprendizaje significativo y divertido.
Queridos lectores, espero que este proyecto les haya gustado.
Carmen Belén Ramallo Ruiz
Licenciada en Psicología
Maestra de Educación Infantil por la Universidad de Málaga.
Experiencia en metodología de trabajo ABP (Aprendizaje Basado en Proyectos)