Juan Franco Crespo: «El Cairo: El museo egipcio (1/2)»

Última y estresante jornada del viaje, relativamente tranquila, pero no por ello menos agotadora. El Museo Egipcio no te deja indiferente y es de los que necesitas varios días para poder disfrutarlo en toda su plenitud. Ni que decir que cuenta con la mayor colección de tesoros faraónicos de todos los tiempos y eso que hasta llegar a él, miles de yacimientos habían sido saqueados, expoliados, destrozados por individuos de todo el orbe que antaño venían a Egipto atraídos por su pasado.

Hoy también llegan expediciones arqueológicas de medio mundo y continuamente salen a la luz sus hallazgos: un gran premio para los arqueólogos que en esos momentos ven la recompensa de toda una vida y acabarán explicando, publicando, fotografiando o divulgando sus descubrimientos; desde que regresé al menos media docena de expediciones cantaron ¡Bingo!, y entraron en la historia.

Entrada del impresionante museo

El Museo Egipcio está cerca de la Corniche El Nil, concretamente entre los puentes del 6 de octubre (Zamalek) y Asr El-Nil (Gezira), en pleno centro [cerquita de aquella plaza que se hizo famosa cuando las últimas revueltas] y para los diexistas o amantes de la radiodifusión en onda corta, relativamente cerca de Radio El Cairo [el conglomerado de la ERTU]. Esta es una popular zona de restaurantes fluviales, en algunos casos cruceros que han recibido un nuevo destino ante la inoperatividad por los años de uso, curiosamente, en el que comimos, tenía mejores condiciones que el barco que nos habían ofrecido [Papyrus será un nombre que uno difícilmente olvidará] y al final, ya en el avión de vuelta, sumando todos los que resultaron afectados estábamos dos centenares de españoles. Nos quedamos sin cruceros y tocó carretera, el cansancio lo traíamos acumulado y el inmenso museo dejó fuera de combate a más de uno.

Los otros dos navíos que afectaron al resto de viajeros fueron el AMIRA y el LIBERTY: la excusa que nos proporcionaría, el Tour Operador desde Madrid, fueron las celebraciones del COP-27 que habían desbordado todas las previsiones; la indemnización ha sido de risa pero, de los 32 que íbamos, sólo reclamaron 7 personas: 25 simplemente se esfumaron, así que es relativamente fácil saber cómo actúan estos que te dejan tirado y continúan tan tranquilos disfrutando del negocio y los beneficios.

La famosa Efigie, reproducción de la gigantesca imagen que hay junto a las pirámides

Estaba en el primer plato cuando, nada más levantar la vista hacia la otra orilla del río y, como si fuera premeditado, tenía el exclusivo edificio de la radiotelevisión egipcia en la popular cornisa. Recordemos que hacia la media noche española es posible escucharla en nuestro idioma en su transmisión hacia el continente americano, eso sí, la modulación es pésima y hay que poner mucha atención para entenderla, pero volvamos al museo.

El interior del inabarcable museo

De entrada, inmenso y como era previsible hasta la bandera, ¿y el COVID? Bueno, poco a poco se van sabiendo cosas, pero si realmente la mascarilla era el bozal imprescindible, aquí realmente era algo anecdótico: no tenías por qué llevarla. Ergo, en algún lugar del orbe estaban engañando a la gente y, dato curioso, ese lugar era la Unión Europea, porque salvo el 2019, todos los demás años viajé y sin problemas aunque trataron de cortar en seco el turismo exigiendo las mil y unas, entre ellas el código QR que daba problemas de cabeza en cada aeropuerto. Salvo eso, podemos colegir que aquí realmente nos engañan, nos alienan, cercenan nuestras libertades y muchas otras milongas con lo que uno se acaba preguntando ¿estas son las sociedades democráticas que van dando ejemplo y sacan pecho? Pues como decía aquél célebre chiste, que circulaba en nuestras aulas allá por los años setenta: el último que apague la luz.

Una de las imponentes esculturas

Somos mayores para pensar que en la UE se están pasando y luego se quejan del constante aumento de insatisfechos con los “palos que les llegan desde Bruselas”, por lo pronto Grecia, Austria y Eslovaquia encabezaban ese peculiar TOP de impopularidad del célebre barómetro que manejan esos muchachos que viven a cuerpo de rey en la metrópoli belga; en algunos casos ya superan el 60% de personas hartas de que les tomen el pelo ¿por qué será?

Tenemos muchas leyes y derechos, pero póngase a tratar de defenderlos y verá qué es lo que tiene en realidad, de pena, sobre todo cuando vas viendo que hasta el mismísimo Defensor del Pueblo echa balones fuera. Curiosamente, sólo la Agencia Catalana de Consumo, movió ficha en apenas diez días.

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Juan Franco Crespo

Maestro de Primaria, licenciado en Geografía

y estudios de doctorado en Historia de América.

Colaborador regular, desde los años 70, con publicaciones especializadas

del mundo de las comunicaciones y diferentes emisoras de radio

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