Este año que despedimos, el 13 de junio, el Teatro del Generalife se vestía de gala para recibir a Robert Allen Zimmerman, conocido popularmente como Bob Dylan, dentro de la setenta y dos edición del “Festival Internacional de Música y Danza de Granada”. Según IDEAL, agotó las entradas a la media hora de ponerlas a la venta, por lo que más de uno, entre los que me encuentro, se quedó sin ellas. Ya sabemos que nuestro festival es un evento muy consolidado y conocido tanto a nivel nacional como internacional a base de traer talento.
Bob nació en Duluth, Minnesota (Estados Unidos) hace 82 años. Entre la inmensa discografía de este genio me gustaría destacar las siguientes canciones: Volando en el viento; Échate señora, échate; Te quiero; No lo pienses dos veces, está bien; Huracán (dedicada al boxeador Rubin Carter acusado injustamente de triple homicidio) o Como una piedra rodante, con más de seis minutos de duración, que en opinión de muchos críticos literarios cambió el concepto de la canción pop.
La década de los sesenta fue convulsa, plagada de innovación, de creatividad y de una música como nunca antes se había visto. Si tuviese que elegir unas palabras que representen el espíritu de aquella generación, nada mejor que los versos de una de sus canciones más emblemáticas: “The Times They Are A-Changin”. (Los tiempos están cambiando). Dicen así: […] “Venid madres y padres de todo el territorio y no critiquéis lo que no podéis entender. Vuestros hijos e hijas ya no os hacen caso. Vuestro antiguo camino ha envejecido veloz. Por favor, abandonad el nuevo si no vais a ayudar. Porque los tiempos están cambiando”.
Dylan está considerado como un símbolo de esta generación y el músico y compositor más prolífico e importante del siglo XX. Su álbum “Highway 61 Revisited” es reconocido como uno de los más relevantes de la historia de la música popular contemporánea. Joan Báez, su pareja durante diez años, dijo que en sus giras tardaba menos tiempo en escribir una canción memorable que ella en ducharse, y él mismo, cuando hablaba de cómo escribía su canciones, manifestaba que éstas le invadían, que que no era como si estuviera obligado a componerlas. Manuel Vilas escribió que “Dylan era y es universal y planetario, un triunfo de la vida que no necesitaba a nada ni a nadie”; y el visionario Steve Jobs dijo “que sólo recuerda una ocasión en la que se sintió realmente cohibido y fue en presencia de Bob Dylan. Es uno de mis grandes héroes, mi amor por él ha crecido con los años, ha madurado. Era más listo que el hambre. Era todo lo que yo esperaba”: “Steve Jobs”, Walter Isaacson, págs. 522-523. Otro día, Dylan le preguntó a Steve cuál era el tema favorito de su repertorio, y el fundador de Apple le contestó que “One Too Many Mornings”. Dylan lo interpretó en el concierto que dio esa noche. Después de varios encuentros, Steve quiso que todas las canciones de Dylan se vendiesen en su tienda de compra de música online iTunes… y así lo sellaron.
Fue premio Príncipe de Asturias de las Artes en 2007 “Por ser un mito viviente en la historia de la música popular y faro de una generación que tuvo el sueño de cambiar el mundo. Austero en las formas y profundo en los mensajes, Dylan conjuga la canción y la poesía en una obra que crea escuela y determina la educación sentimental de muchos millones de personas. Por ello mismo, es fiel reflejo del espíritu de una época que busca respuestas en el viento para los deseos que habitan en el corazón de los seres humanos”. Es también un poeta, y así fue reconocido por la Academia sueca cuando en 2016 le concedió el premio Nobel de Literatura por “haber creado una nueva expresión poética dentro de la gran tradición americana de la canción”. En su discurso de aceptación dijo que “Nunca se preguntó si su música era o no literatura. Simplemente escribía canciones”. Leonard Cohen, al respecto, concluyó que “Darle el Nobel a Dylan es como ponerle una medalla al monte Everest por ser el mas alto del mundo”. Su último libro se llama “Filosofía de la canción moderna” (2023).
Quique González dejó escrito que “Nadie ha contado los grandes cambios del siglo XX a través de canciones como Dylan que sigue haciéndolo en el siglo XXI”. En este sentido, tuvo un enorme detalle con JFK publicando “Murder Most Foul” (Asesinato Más Repugnante), la canción más larga de su repertorio (diecisiete minutos) donde recita el asesinato de John Fitzgerald Kennedy en Dallas (Texas) el 22 de noviembre de 1963 a manos de Lee Harvey Oswald. En ella decía: […] “Era un día oscuro en Dallas, noviembre ’63. Un día que vivirá en la infamia. El presidente Kennedy estaba en la cima. Un buen día para estar vivo y un buen día para morir”.
Creo que no se puede rendir mejor homenaje a este genio que con las palabras de Fernando Navarro, crítico musical, en su artículo “El Everest de la canción”. Dicen así: “Hay quienes fueron contemporáneos de Cervantes, Shakespeare, Mozart, Goya, Chaplin, Picasso, Elvis Presley y los Beatles. Nosotros todavía podemos decir que somos contemporáneos de Dylan”.
Próxima entrega: «Orientadores, profesionales clave del éxito educativo»