José A. Delgado: «John Fitzgerald Kennedy: sesenta años de una esperanza frustrada»

John Fitzgerald Kennedy murió asesinado el 22 de noviembre de 1963 en el “Hospital Memorial Parkland” de Dallas (Texas). Su presidencia, corta pero intensa, marcó la historia de EE.UU.: “No digas lo que este país puede hacer por ti, sino lo que tú puede hacer por este país”. La frase más redonda del discurso pronunciado ante el Capitolio al ser elegido como el 35 presidente de esta nación. Él, que se definía como un idealista sin ilusiones, fue el primer mandatario católico.

La mayoría de los americanos lo consideran como uno de los cinco presidentes más importantes de de EE.UU. Por su carisma y modo de hacer, no sólo fue un patrimonio de esta nación, sino que devino en un icono para millones de personas de todo el mundo. Las ideas y proyectos durante su Administración conformaron el grueso de lo que se denominó “Nueva Frontera”. Merced al glamour que rezumaba su entorno, a su mandato lo llamaron Camelot, nombre de la fortaleza y reino del legendario rey Arturo ubicado en la localidad de Cirencester al oeste de Londres. Su esposa Jackie dijo que no podía quitarse de la cabeza la estrofa de la canción del musical de este nombre, una de las preferidas de su marido: “No olvidemos que una vez existió un lugar que durante un breve pero brillante momento fue conocido como Camelot.

Aunque hace sesenta años del magnicidio, considero que no está demás recordarlo ahora. Su asesinato lo vimos en una televisión en blanco y negro: tenía 46 años. Su ejecutor fue Lee Harvey Oswald mediante un disparo que impactó en su cabeza: eran las 12.30 h. de una mañana soleada. Lo hizo desde la ventana del sexto piso del “Texas School Book Depository” donde trabajaba como empleado cuando su limusina embocaba la plaza Dealey de Dallas: Abraham Zapruder, con su “Bell & Howell” 414 de 8 milímetros, captó el disparo. Tres días más tarde, el féretro de Kennedy marchaba por las calles de Washington camino del cementerio de Arlington para ser enterrado. Jacqueline Kennedy, su esposa, bajó la cabeza, y le dijo al pequeño John John de tres años: “Es el momento de despedirse de papá”. Y éste, resguardado en un pantalón corto y un abrigo, y como si de un acto reflejo se tratara, hizo el saludo a su paso.biografía de Steve

La década de los sesenta fue convulsa y rica en acontecimientos. Ya lo decía Bob Dylan en 1964: “The Times They Are A-Changin” (Los tiempos están cambiando). En 1957 los rusos lanzaron al espacio el Sputnik-1 comandado por Yuri Gagarin que estuvo 108 minutos orbitando: “Vengo del cielo”, dijo a las dos campesinas que se encontró al aterrizar; en 1961 los comunistas levantaron un muro en Berlín, el ejemplo más evidente del fracaso de esta ideología. Kennedy no dudó en denunciar el secuestro de la libertad:Ich bin ein Berliner”, Yo soy berlinés, fue la frase del discurso pronunciada el 26 de junio de 1963 en la República Federal Alemana. Lo dio en las escaleras de entrada al Rathaus Schöneberg, el Ayuntamiento de Berlín occidental, cuando fue invitado por su alcalde Willy Brandt. Irrupción en escena de The Beatles; llegada a la Luna de Michael Collins, Buzz Aldrin y Neil Armstrong que piso el satélite el 20 de julio de 1969: Un pequeño paso para el hombre pero un gran paso para la humanidad”; primer debate televisado de la historia entre el presidente Richard Nixon y el aspirante Kennedy. Su piel bronceada, su traje perfectamente escogido y su telegenia fueron factores que lo llevaron a la presidencia. Nixon no reparó en estos detalles e incluso se negó a ser maquillado. Fue perceptible el sudor de su cara, sus nervios y sus errores durante el debate. Los analistas dijeron que a partir de aquí la comunicación política cambió para siempre.

Estados Unidos sufrió un descalabro en la invasión de Bahía de Cochinos; el 27 de octubre de 1962 la Casa Blanca descubre que la Unión Soviética estaba instalando clandestinamente misiles nucleares en Cuba, incidente solventado por el presidente; guerra de Vietnam; los barbudos de Sierra Maestra al frente de Fidel Castro derrocan al dictador Fulgencio Batista, implantan el comunismo en Cuba y nace el mito Ernesto CheGuevara. Martin Luther King lucha por los derechos civiles de los negros americanos: “I Have a Dream”; Rosa Parks consigue que se declare inconstitucional la segregación en el transporte entre negros y blancos y Robert Francis “Bobby” Kennedy, hermano de John, muere de un disparo el 6 de junio de 1968. Asimismo aparecen en escena los movimientos contraculturales underground, beatnik y hippy mientras Paris ardía a causa del “Mayo del 68”.

La leyenda continua. En la actualidad hay una X marcada en el lugar del asesinato de la calzada de la Plaza Dealey, y Paul Landa, agente de seguridad de Jackie Kennedy, ha publicado “El testigo definitivo: un agente secreto de Kennedy rompe su silencio 60 años después”. El libro arroja datos que contradicen la versión oficial de la Comisión Warren creada por Lyndon B. Johnson para investigar el asesinato. Igualmente, el aludido Bob Dylan, le rindió un homenaje con su canción “Murder Most Foul” (Asesinato Más Repugnante). Decía así: “Era un día oscuro en Dallas, noviembre´63. Un día que vivirá en la infamia. El presidente Kennedy estaba en la cima. Un buen día para estar vivo y un buen día para morir”.

Próxima entrega: Soledades

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José A. Delgado

 Maestro,

doctor en pedagogía

y profesor titular de universidad

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