José A. Delgado: «Aprendizaje a lo largo de la vida»

“Para un año, sembrad cereales. Para una década, plantad árboles. Para toda la vida, educad y formad a la gente”

 Proverbio chino, Guanzi (c. 645 a.C.).

Cita tomada del documento “Comunicación de la Comisión Europea”, Bruselas, 21.11.2001, COM, 2001.

El Congreso de los Diputados ha aprobado el 9 de marzo de 2023 la nueva Ley Orgánica del Sistema Universitario (LOSU). Ya sólo queda la consiguiente publicación en el BOE. Uno de los puntos claves de esta ley es el que hace referencia al “Aprendizaje a lo largo de la vida” para que la población trabajadora recicle sus conocimientos. De esta manera, la universidad se abre a todas las edades y los trabajadores pueden llevar a cabo formación a través de diversas modalidades sin necesidad de tener Bachillerato, selectividad o cualquier otra titulación, pero sí una gran experiencia en su campo profesional para que profundicen en él. Dicha formación se implementa, entres otras estrategias, mediante microcredenciales y micromódulos.

La irrupción de la sociedad del conocimiento, el impacto de las tecnologías en el mundo laboral y en el educativo, la movilidad de los trabajadores, la desaparición de viejas ocupaciones y la aparición de otras o el surgimiento de los robots, plantean nuevos retos a los ciudadanos y dan sentido a este modelo de formación para que adquieran otros conocimientos y actualicen sus aptitudes. Se trata de hacer realidad el viejo aforismo de “renovarse o morir”. Pero quiero advertir que este concepto ni es nuevo ni es exclusivo de la enseñanza universitaria. Han transcurrido cinco décadas desde la publicación del primer Informe de la UNESCO sobre el aprendizaje a lo largo de la vida, “Aprender a ser”, también conocido como Informe Faure (1972), y veintiséis años del interesante, y todavía de rabiosa actualidad, Informe Delors, “La educación encierra un tesoro” (1996). Las ideas plasmadas en estos informes siguen presentes y constituyen el eje central de las políticas educativas mundiales.

Más cercanos a la actualidad, la Comunicación de la Comisión Europea “Hacer realidad un espacio europeo del aprendizaje permanente”, define este concepto como: “Toda actividad de aprendizaje realizada a lo largo de la vida con el objetivo de mejorar los conocimientos, las competencias y las aptitudes con una perspectiva personal, cívica, social o de empleo. Esta concepción se apoya en tres principios fundamentales: el papel central que juega el alumno, la igualdad de oportunidades y la calidad de las prácticas académicas, y abarca todas las experiencias de aprendizaje, ya sea formal, no formal o informal”: Bruselas, 21.11.2001 COM, 2001. El aprendizaje formal es el que ofrece un centro educativo con carácter estructurado y concluye con una certificación; el aprendizaje no formal no se ofrece desde ningún centro de formación, no tiene un carácter estructurado y no conduce a certificación y el aprendizaje informal es el que se obtiene en las actividades de la vida cotidiana relacionadas con el trabajo, la familia o el ocio y tampoco conduce a una certificación.

Esta normativa es asumida por los sistemas educativos de los países de la UE. En concreto, en el nuestro, se recoge en la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación (LOE), en su artículo 5: “Todas las personas deben tener la posibilidad de formarse a lo largo de la vida, dentro y fuera del sistema educativo, con el fin de adquirir, actualizar, completar y ampliar sus capacidades, conocimientos, habilidades, aptitudes y competencias para su desarrollo personal y profesional. El sistema educativo tiene como principio básico propiciar la educación permanente y facilitar a las personas adultas su incorporación a las distintas enseñanzas, favoreciendo la conciliación del aprendizaje con otras responsabilidades y actividades”. El aprendizaje a lo largo de la vida atraviesa todas sus etapas y se extiende más allá de la finalización de los estudios alcanzando, incluso, hasta después de la jubilación. Cobra su sentido en la igualdad de oportunidades y deviene como un recurso muy relevante tanto para la permanencia de los trabajadores en su ocupación como para la búsqueda de otra.

Cometerían un error sustancial aquellos jóvenes que se incorporan a su empleo de profesor considerando que, conseguido el estatus de funcionario de carrera, han llegado a la meta; que después del esfuerzo realizado a lo largo de sus estudios, es la hora de sacarle partido…, y a descansar. El ingreso en el cuerpo no es el punto de llegada sino el de partida. Es ahora cuando deben seguir formándose para reciclar los conocimientos adquiridos durante la carrera con las innovaciones, que cada vez son más complejas y más rápidas. Sin ir más lejos, el Modelo de Aprendizaje por Competencias está suponiendo un enorme esfuerzo por parte del profesorado porque dicho Modelo no le fue explicado en su tiempo. Y es que paulatinamente van apareciendo nuevas perspectivas sobre el aprendizaje, nuevas metodologías para desarrollar el proceso de enseñanza en el aula, cómo utilizar las TIC o cómo hacer frente a nuevos procedimientos, técnicas e instrumentos de evaluación: de esto va el aprendizaje a lo largo de la vida.

Esta formación repercute en la mejora de su carrera profesional y en la de su alumnado, además de que es valorada por la Administración. La asistencia a jornadas, congresos y seminarios; la formación en centros de trabajo; la realización de cursos presenciales a través de los centros del profesorado u on-line; el intercambio de buenas practicas entre el profesorado o la visita a centros que destacan por ser innovadores, representan recursos que dan sentido a este modelo.

Próxima entrega: España, en manos de un prófugo de la justicia

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José A. Delgado

 Maestro,

doctor en pedagogía

y profesor titular de universidad

 

 

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