En el monte ensimismada,
la deslumbrante Archidona
avizora los ocasos
de las tardes que se agostan
por la legendaria Peña
al socaire de las sombras.
Arcis Dómina, Arjiduna,
Madina Rayya bucólica,
señora de las alturas,
la rutilante Archidona,
revestida de abalorios
como si fuera una diosa,
se columpia hacia el azul
en ascensión alegórica.
Bajo la Sierra de Gracia
las blancas casas se aloman
y la brisa adolescente
entre las piedras se embosca
frente a olivos y trigales
con sangrantes amapolas.
En la cúspide del monte
la ermita de la Patrona,
Santa María de Gracia,
sirviéndole de corona
solemnes nubes del cielo
que atavían a la Señora;
esta iglesia fue mezquita
alzada sobre las rocas
sustentada por columnas
romanas y visigodas
En la antigua fortaleza,
para emir, con gran lisonja,
se proclamó a Abderramán,
antes de marchar a Córdoba,
que en el Califato árabe
fue referente en Europa.
La iglesia de Santa Ana,
con su traza tardo gótica,
en las tardes se acompasa
al zureo de las palomas
que en la cornisa volada
se cortejan y enamoran
oteando los parajes
que circundan Archidona.
De encaladura absorbente,
el tácito albor se emboza
por el dédalo de calles
y de placetas recónditas
con macetas de geranios
blancos, cárdenos y rosas.
Bajo la sierra enigmática,
la quimérica Archidona,
indecisa entre Granada,
Málaga, Sevilla y Córdoba,
siempre soñando caminos
que la conduzcan a Ronda
y desde Ronda hasta el mar
para mecerse en las olas.
En el patio de una casa
la abuela cuenta la historia
del noble cristiano Tello
y de la hermosa Tazgona
donde el amor y la muerte,
en alucinación cósmica,
se ofrendaron por la peña
que se alza frente a Archidona.
La campana del convento
llama al rezo de las monjas
que a pasos lentos acuden
a las preces de hora nona
escuchando en el silencio
el bisbiseo de sus tocas;
el capitel de la torre
luce su tez policroma
y al desvanecerse el sol
se empantana en la zozobra.
Huele a incienso y a pestiños
cuando las tardes se entoldan
cesando el piar de pájaros
hasta el albor de la aurora.
Por la villa medieval
los silencios se acongojan
y el eco de las pisadas
por las callejas se agostan;
aquietada en su mutismo,
la tez blanquecina y roja,
de dulce mirar mudéjar
y de sonrisas barrocas,
la bella plaza Ochavada
se adormece presurosa
cuando las voces de niños
en mutismo se transforman
y las sombras de la noche
se ahuecan por Archidona.
El sosiego balbucea,
los olivos se amodorran,
por los labios de la luna
sobrevuelan mariposas
y las noches se embravecen
bajo el cielo de Archidona.
- Próxima entrega: JEREZ DE LA FRONTERA
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Comentarios
18 respuestas a «Juan José Gallego Tribaldos: «Archidona»»
Maravillosa, preciosa.
Gracias , amigo Benito . Feliz domingo. Un abrazo.
Archidona es bonita. Y los comentarios más.
Maravillosos.
Ciertamente, un pueblo muy atractivo. Muchas gracias por tus palabras.
Archidona es bonita. Y los comentarios más.
Maravillosos.
Preciosa poesía y fiel retrato de tan ilustre pueblo como es Archidona
Gracias, amigo Nicolás. Así es, Archidona es un pueblo con mucho encanto. Un abrazo.
Gracias por compartir tan preciosa descripción.
Gracias, Pilar. Me encanta recordar los hermosos pueblos de nuestra tierra. Un abrazo.
¡No dejas un detalle en el tintero! ¡Se nota que has llegado a conocer bien todos los lugares de los que hablas!
Otro romance que nos ofrece un deleite para los sentidos por medio de la descripción de la muy noble ciudad histórica de Archidona. Gracias amigo Juan.
Muchas gracias por tus palabras. Efectivamente Archidona tiene mucho encanto y su plaza ochavada es una preciosidad. Un abrazo.
Sí. Todos los lugares que incorporo a mi ROMANCERO DE CAMINOS los he visitado y por una u otras razones, me han impresionado por su encanto y su belleza. Andalucía es un vivero de lugares encantadores. Y de Archidona tú también puedes decir muchas cosas, pues allí estuviste enseñando filosofía.
Mi respuesta va un poco más abajo. Un abrazo para vosotros.
La verdad, me impresiona este personaje que muestra una cultura tan extensa y un conocimiento tan amplio de nuestra Andalucía. Enhorabuena y gracias por toda esta información que de modo tan deleitante expones.
Gracias, Juan. Escribir octosílabos romanceando sobre nuestra tierra es una actividad gratificante; es hacer justicia. Me gusta nuestra tierra y lo digo rimando en asonante los versos pares. Un fuerte abrazo.
Gracias Juan José. Nunca he estado en Archidona pero tu romance es una vibrante invitación. García Lorca no lo habría hecho mejor.
Un abrazo.
Unamuno dijo que no hay paisaje feo. Y es cierto. La Naturaleza muestra siempre su encanto con generosidad; pero en nuestras tierras hay una serie de pueblos encantadores que son un reclamo esplendoroso para visitarlos. Uno de ellos es Archidona. Su plaza ochavada es bella y original. Gracias por tus exageradas palabras. Un abrazo.