Los asuntos sociopolíticos y jurídicos que afectan a Cataluña como consecuencia de los resultados de las elecciones generales de este 23J, se suceden a tal velocidad que puede que cuando este artículo aparezca en el IDEAL (*), algunos de ellos ya estén obsoletos. Las editoriales, artículos de opinión y crónicas devienen en un lenguaje difícil de comprender, no por la impericia de los periodistas, sino por la complejidad de los hechos que reflejan. Esto hace que muchos lectores rehúyan su lectura. Por lo tanto, desde mi posición de pedagogo, intentaré redactar este artículo de la manera más clara posible con la esperanza de conseguirlo. Comencemos por justificar el título. La Fiscalía del Tribunal Supremo ha pedido al juez Pablo Llarena que dicte una orden de busca, captura e ingreso en prisión del expresidente de la Generalitat de Cataluña Carles Puigdemont declarado en rebeldía y huido de la justicia a punto de cumplirse ahora cinco años.
Aunque la siguiente cita sea algo larga, tanto por la relevancia de su autor que sufrió el nacionalismo en carne propia, como por la claridad con la que describe la gravedad de esta lacra, me ha parecido conveniente traerla a colación. Dice así: “Por mi vida han galopado todos los corceles amarillentos del Apocalipsis, la revolución y el hambre, la inflación y el terror, las epidemias y la emigración; he visto nacer y expandirse ante mis propios ojos las grandes ideologías de masas: el fascismo en Italia, el nacionalsocialismo en Alemania, el bolchevismo en Rusia y, sobre todo, la peor de todas las pestes: el nacionalismo, que envenena la flor de nuestra cultura europea”. Prefacio que Estefan Zweig (Viena 1881; Petrópolis-Brasil, 1942) hace a su obra “El mundo de ayer: Memorias de un europeo” (2022, pág. 13).
El nacionalismo puede degenerar, como así ha sido ya en Cataluña, en independentismo, porque sus partidarios, al ser supremacistas, se creen por encima del resto de los españoles; esos pobres ciudadanos de segunda que quieren permanecer unidos dentro de España, la nación mas antigua de Europa y la cuarta potencia de la Unión Europea. Esta lacra, entre otras situaciones tóxicas, ha generado un conjunto de mentiras y dislates, que han sido puestas en evidencia por Josep Borrell y Joan Llorach (“Las cuentas y los cuentos de la independencia”, 2015), Fernando Savater (“Contra el separatismo”, 2017) y José Cuenca (“Cataluña y Quebec. Las mentiras del separatismo”, 2022).
Considero que más que una ideología, el nacionalismo es una ensoñación, un delirio conformado de porcentajes (“Vostès tenen un problema i aquest problema es diu tres per cent”: Pascual Maragall ); problemas lingüísticos (La Lengua castellana ha de ser vehicular al menos en un 25% de las lenguas a impartir en Cataluña); herencias (la del exhonorable Jordi Puyol respecto a su padre Florenci Pujol i Brugat); y velocidad (a la que Carles Puigdemont huyó de noche hacia Francia en el maletero del coche de su esposa para instalarse en una lujosa mansión de Waterloo (Bélgica) de 500 m2 y un coste mensual de 4400 euros). Los separatistas dicen que es un exiliado político; sin embargo, la justicia española, con más y mejor criterio, afirma que es un prófugo y lo busca para juzgarlo por rebeldía y malversación: ya queda menos. Por lo pronto y después de un largo proceso político-jurídico, este 5 de julio, el Tribunal General de la Unión Europea le retiró la inmunidad que tenía como miembro del Europarlamento. Pero lo peor es que el nacionalismo va también de golpismo. En esta región hubo un golpe de Estado que ostenta el récord de haber sido el más corto de la historia: 56 segundos.
Junts per Catalunya, el partido fundado por Carles Puigdemont, tiene una ideología independentista. Para negociar la investidura de Pedro Sánchez a la presidencia del Gobierno, pondrá encima de la mesa los dos mantras que dede hace años mantienen estos nacionalistas: la amnistía y el derecho a decidir, que el periodista Jordi Amat ha calificado como “La vía Groucho Marx”. Y es que nuestra Constitución no contempla, como ninguna otra de Europa, el derecho de un territorio a segregarse. No obstante, Pedro Sánchez prevé negociar con Junts sin desbordar el marco constitucional. ¡Menos mal! Como no puede ser de otra manera.
Por otra parte comprobamos como en este partido se junta lo mejor de cada casa. Además de Puigdemont, están Laura Borrás, condenada por corrupción, por lo que fue obligada a abandonar la presidencia del Parlament a cuyo sillón estuvo pegada cual lapa hasta el último segundo; Jordi Turul, secretario general de Junts y encarcelado por el golpe de Estado dado en esta región; y Clara Ponsatí, quien en varias ocasiones ha pedido asumir la posibilidad de que la lucha por la independencia implique muertos debido a la violencia del Estado.
A pesar de todo, parece que las aguas se van calmando. Todavía queda un largo trecho hasta que el 17 de agosto se constituyan las Cortes. Este día se formará la mesa de edad, se elige la Mesa de la Cámara y se toma juramento a los electos. La primera votación se celebra al día siguiente del discurso de investidura del candidato que necesita mayoría absoluta para ser investido. Si no lo consigue, se deberá someter 48 horas después a la segunda en la que le bastará mayoría simple. Si transcurren dos meses desde la primera votación y ningún candidato hubiese obtenido la confianza del Congreso, el Rey disolverá ambas Cámaras y convocará nuevas elecciones. Éste es el panorama.
(*) Este artículo de José Antonio Delgado se publicó en la página 20 de la edición impresa de IDEAL correspondiente al viernes, 28 de julio de 2023.
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Maestro,
doctor en pedagogía
y profesor titular de universidad