Sobre una loma parduzca,
dominando sierra Mágina,
entre océanos de olivares,
la bella Úbeda se encalma
cuando el sol del mediodía
asperja su luz dorada.
Los cerros amesetados
que estos paisajes enmarcan,
donde millones de olivos
por todos sitios arraigan
y mochuelos y zorzales
sobrevuelan a sus anchas,
las raíces ubetenses
se ofrecen paradigmáticas.
Desde tiempos muy remotos
operarios de cerámica
dejaron profunda huella
en la hacendosa comarca;
justo también es citar
la producción artesana
de las esteras de esparto
hermosamente bordadas.
Cuando Roma, fue Betula
pues el Betis con sus aguas
inseminaba estas tierras,
generosas y magnánimas,
plenas de huertas feraces
y de olivas verde claras.
Como Ubbadat al-Arab
los árabes la llamaban,
siendo Abderramán II
quien la medina fundara
cuando el poderío de Al-Ándalus
dominaba media España.
Defendían la población
antiquísimas murallas
de la época califal
anteriores a los taifas;
el aljibe del castillo,
la fuerte torre Albarrana
y unas puertas estratégicas
como la Cava y Granada
reforzaban la defensa
de esta ciudad encumbrada
en un cerro defendido
por sólidas barbacanas.
Avanzado el siglo XIII
Castilla la anexionaba
con el rey Fernando “el Santo”
dirigiendo la avanzada,
convirtiéndose en realengo
la villa reconquistada.
Fue en el siglo XVI,
la Edad Moderna iniciada,
cuando todo el esplendor
del Renacimiento en alza
por la ciudad ubetense
la esplendidez se alcanzara.
Una de las grandes galas
de la emblemática villa,
joya de la arquitectura
varada en Andalucía:
la iglesia del Salvador,
cuya marca distintiva
es el sello que estamparon
Siloé y Vandelvira.
Por los reales alcázares,
templo de santa María,
una colegiata alzada
sobre la antigua mezquita,
con un bellísimo claustro,
una elegante arquería
y culminando la nave
la bóveda de crucería
que elevan el monumento
a eximia categoría.
El palacio de san Pablo,
el del marqués de Mancera,
el antiguo Ayuntamiento,
un palacete mudéjar,
hospital de los Honrados
y otras mansiones excelsas
a Úbeda la posicionan
en una ciudad espléndida.
Son tantos los monumentos
y su jerarquía tan alta
que no es fácil mencionarlos
sin echar alguno en falta
pues Úbeda es un museo
anclado en calles y plazas.
Glosa final:
Por estos cerros de Úbeda
dejó una profunda estela
el santo Juan de la Cruz,
cuya excelsitud poética
es cumbre del misticismo
y orgullo de nuestras letras.
- Próxima entrega: SALOBREÑA
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Comentarios
17 respuestas a «Juan José Gallego Tribaldos: «Úbeda»»
Precioso, magnífico.
Gracias, Benito. Un abrazo.
Naturaleza, arte y cultura por los cuatro costados…
Cómo siempre muy acertado y excelente el Romance sobre esa preciosa ciudad
Gracias, Nicolás. Lugares como Úbeda bien se lo merecen. Un abrazo.
Buena lección de historia y arte de la noble ciudad de Ubeda, bien aderezado todo con la pincelada final religiosa sobre S. Juan de la Cruz. Gracias Juan.
En eso estamos. Siempre con el gusanillo de la enseñanza a flor de piel. Cierto, una de las grandes cimas del Misticismo, junto a santa Teresa, es S. Juan de la Cruz. Su poesía es un modelo en nuestra Literatura.
Gracias, María José. Y lectores receptivos y generosos. Abrazos para todos. Los pueblos de nuesytra tierra se lo merecen.
La respuesta anterior se ha desubicado. Úbeda es una de las ciudades monumentales más bellas de nuestra tierra. Merece la pena visitarla de vez en cuando. Un abrazo.
Gracias Juan José por este magnífico poema, ensalzando esa tierra andaluza preñada de arte y olivos que tanto amamos y recordamos.
Un abrazo.
El esplendor renacentista tiene en Úbeda uno de sus más excelsos exponentes. Gracias. Un abrazo.
Hermano Juan. No sé si con tus romances semanales nos invitas a viajar, o es la causa perfecta para, sin salir de casa, conocer nuestra tierra a través de tus magníficos poemas.
Un abrazo.
Pues ambas cosas. Ir físicamente es lo mejor. Merece la pena disfrutar de la belleza que tantos pueblos de nuestra tierra encierran. Úbeda es uno de ellos. Un abrazo.
Precioso poema, como siempre. Un placer leerte.
Gracias, Pilar. El placer es mío por tener lectoras como tú. Un abrazo.
Al leer tus romances sobre Úbeda, me he dado cuenta de lo grandiosa que es esta ciudad. Después de visitarla cuatro o cinco veces.
Ciertamente es una ciudad con un patrimonio monumental extraordinario. Es un lujo visitarla de vez en cuando-. Nuestra tierra alberga lugares magníficos. Un lujo. Gracias, José, y un fuerte abrazo.