La pintora granadina María Teresa Martín-Vivaldi está de enhorabuena pues al hecho de ser la única artista que ha tenido el «doble honor» de ilustrar el prestigioso Festival Internacional de Música y Danza de Granada en dos ocasiones (2016 y 2024) se suma en estos su retorno a la Galería de Arte Ceferino Navarro a la que regresa por quinta vez por lo que para ella exponer en esta sala es «como regresar a casa».
Galería en la que le encanta exponer, tras la última transformación en la que su director, Ceferino Navarro, ha dejado a la vista el ladrillo viejo del edificio antiguo lo que le «da una sensación muy cálida junto a la pared blanca que resalta los cuadros». De título en italiano ‘Ombra mai fu’ (Sombra no fue) con la que la artista quiere brindar un homenaje a los aficionados a la ópera y a la música, en general, que saben que este título hace referencia a una de las arias compuesta por Haendel y que forma parte de su ópera ‘Serse’ (también conocida como «Jerjes») estrenada en 1738.que todo el mundo lo conoce como el ‘Largo de Haendel’. «Es el agradecimiento del emperador a las sombra de un árbol, un plátano de sombra ‘. Por eso dice que nunca fue sombra tan hermosa y tan agradable, Toda el aria está dedicada a la sombra de este árbol. Es mi tributo a Haendel como músico porque me acompaña en gran parte de la creación de estos cuadros», explica la artista.
Las obras que se pueden contemplar en la Galería Cefe Navarro han sido realizadas en los últimos tres años que como es habitual en su modus operandi se iniciaron con los primeros dibujos e ideas que van tomando cuerpo, «son cosas muy sencillas que luego yo les doy un una un vuelco, por ejemplo aquí se ven muchos carrizales de las orillas del río o al lado de una acequia a los que le añado más agua y parece ya un un lago», comenta mientras señala uno de los cuadros en el que, como el resto, hace referencia a la sombra. «Afortunadamente, tras la pandemia ya hemos salido a la calle y podemos pasear por eso esta exposición es resultado de esos paseos», añade.
María Teresa, que puede presumir de ser una de las pocas personas que en Granada puede vivir de su arte, sin necesidad de dedicarse a otra profesión, sea la docencia o talleres, reconoce que como todos «ha tenido mejores épocas y peores pero hasta ahora me he podido mantener y me dedico exclusivamente a la pintura». En una pequeña visita guiada nos va comentando detalles de sus últimas creaciones que se podrían clasificar en tres grupos pues alterna esas coloridas riveras con cañaverales, carrizos, costillas de Adán, con unas pocas obras de flores y otra de árboles frutales como limoneros o naranjos con los que se cruza en sus paseos del atardecer, «jugando siempre con los colores complementarios fríos y cálidos». También habla de los formatos y de su preferencia por el cuadrado motivo por el que presenta bastantes cuadros de 50×50 o de 80×80, como se puede comprobar en los 12 cuadros que presentan en la sala a modo de mosaico.
La muestra se inauguraba el pasado 8 de marzo y permanecerá en esta sala de la Calle San Matías hasta el 24 de abril, que por su ubicación es paso obligado de las procesiones de Semana Santa permanecerá cerrada por las tarde así como el Jueves y Viernes Santo. Por su parte, el galerista señala que es la quinta exposición individual de esta artista en su sala que se suman a otras muchas de grupo o colectivas ya que trabajar «con esta artista es un placer siempre». De esta serie de los últimos tres años destaca su cambio respecto a la anterior que tenía una inspiración floral mientras que ahora «se ha metido más en un mundo de microcosmos, de esa naturaleza que ella percibe y quizás no percibimos o no atendemos tanto como ella, es pequeña naturaleza que María Teresa hace universal e inmensa».
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