“La paciencia no es resistencia estoica” (…) “En el mundo de hoy, donde se prioriza la inmediatez y
predominan las prisas, ser pacientes es el mejor testimonio que podemos dar los cristianos”,
“Catequesis sobre vicios y virtudes”, Papa Francisco, Rome Reports
Con lo reproducido, a lo que quiero acercaros es la terrible situación social que estamos soportando: el descaro y la falsedad interesada de unos pocos que se están “pasando por el arco del triunfo” –«Despreciar algo de forma total y absoluta (hasta el punto de limpiarse el culo con ello figuradamente)», coloquialmente.com– las leyes y costumbres que tanto sudor y lágrimas nos han costado.
A base de “decretazos” e “imposiciones”, intentan conseguir que el resto de los humanos deje de plantearse la bondad o maldad de sus acciones; es decir, que la libertad de expresión quede reducida a un sueño perdido… Y todo ello, sin que, como le pasaba a Pinocho, les crezca la nariz de forma descomunal.
Y no penséis que me estoy refiriendo sólo al ámbito político. ¡Ni mucho menos! En el diario vivir las formas de actuación –lo que hasta ahora considerábamos como normas sustanciales de convivencia– se están contaminando con estos o similares perfiles, que nada tienen que ver con la imprescindible cohabitación pacífica.
Si no es momento de “faraonadas”, menos aún es tiempo de aguantar estulticias, necedades o sandeces, propias de bobos que han perdido sus cabales obrando fuera de la razón.
Dicho esto, no os puede extrañar que a día de hoy vea con horror –sin necesidad de bola de cristal alguna– la constante pérdida del diálogo, sustituido por un enroque peligroso en ideas y gestos que ya tiempo atrás fueron descartados.
Así, tampoco debéis pasmaros con mi pugilato –hoy reemprendido– contra las decisiones soportadas en un escueto “órdenes de arriba”. ¡Y todo ello con paciencia!
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de
Ramón Burgos
Periodista