José Antonio Cordón García (Granada) es catedrático de Bibliografía y Fuentes de Información en la Facultad de Traducción y Documentación de la Universidad de Salamanca a la que se incorpora en 1987. También es director (GIR) E-LECTRA: grupo de investigación sobre Historia del Libro y de la Lectura, Edición Digital, Transferencia y Evaluación de la Información Científica perteneciente al Instituto de Estudios Medievales, Renacentistas y de Humanidades Digitales (IEMYRhd). El próximo jueves impartirá en el Centro Artístico la conferencia ‘Las nuevas inquisiciones (actuales modos de censura)’, donde será presentado por el catedrático de la Facultad de Comunicación y Documentación de la UGR, Emilio Delgado López-Cózar (19:30 h)
– Su conferencia trata sobre las formas de censura en la época actual ¿Qué tienen de particular para llamar la atención sobre ellas?
– Desde hace unos años, gracias a la tecnología y la extensión en el uso de las redes sociales se ha producido un desplazamiento desde una violencia que se ejercía verticalmente, desde el poder hacia la sociedad, a otra que se despliega horizontalmente, y que emerge desde la propia sociedad para anular, criticar, o marginar a algunos de sus miembros.
– ¿Cree usted que la censura tradicional, la que se dirigía a la prohibición de determinadas obras, ha desaparecido o sigue vigente?
– La censura aplicada sobre autores y obras que se han considerado incomodas o desafectas para cualquiera de las encarnaciones de la autoridad, ha existido desde hace muchos siglos, y sigue manifestándose en la actualidad. Son múltiples los casos de persecución, tortura, encarcelamiento y aniquilación de autores que, por motivos políticos o religiosos, principalmente, desarrollan algún tipo de crítica al sistema.
– Habla usted del movimiento Woke y la cultura de la cancelación, ¿en qué consiste?
– El movimiento Woke se relaciona con la preocupación por estar “despierto”, “vigilante” ante diversas formas de injustias o arbitrariedades que impliquen algún tipo de discriminación, y de denunciarlas para señalar a quienes participan en ellas. En principio es una actitud plausible, y defendible, por cuanto persigue los desafueros cometidos con determinados colectivos que tradicionalmente han sido marginados. El problema surge cuanto esta sensibilización ante los problemas sociales se convierte en una suerte de hipocondría moral, en una tiranía de la percepción, inducida por prejuicios identitarios y maximalistas. Es entonces cuando se producen los intentos de “cancelación”, esto es de eliminación de personas y reputaciones para confinarlas al ostracismo y al olvido.
– Las redes sociales ¿son el caldo de cultivo del que se alimenta la censura actual?
– Las redes sociales instauran un sistema de consagración de los autores sin precedentes, pero también la posibilidad de proceder a su derribo de manera inmisericorde, con un alcance y proyección inédito. En ellas se combinan el ensañamiento con la sutileza, lo cultural con lo personal, el linchamiento con el victimismo, la reivindicación con la exclusión. Convivimos con personas y con sus perfiles en red, y al mismo tiempo nuestra identidad se divide entre el yo auténtico y nuestra «marca personal». Es decir, vivimos a la vez en dos niveles diferentes, el offline y el online. El problema es que las críticas y señalamientos si bien inician en el mundo online se consuman en el offline, y pese a que la persona afectada pueda llegar a morir en el offline, seguirá vivo en el online. En las redes sociales no hay olvido. Internet convierte los registros de la ofensa causada en inscripciones universales, actualizables, permanentes e imborrables.
– Es usted profesor e investigador de la Universidad de Salamanca, con numerosos libros publicados, ¿por qué le interesa el tema de la censura?
– Es una cuestión sobre la comenzamos a investigar hace ya casi 40 años, el profesor Emilio Delgado López-Cózar, que hace la presentación de la conferencia, y yo, cuando hacíamos nuestro doctorado en Historia en la Universidad de Granada. Entonces centramos nuestro estudio en los autores, impresores y editores granadinos del siglo XIX. Los avatares de la vida me condujeron a la Universidad de Salamanca y allí seguí con las investigaciones que había empezado en Granada, pero aplicadas al mundo contemporáneo, en el que los desarrollos tecnológicos han cambiado tanto nuestros modos de observar y percibir la realidad.
– ¿Qué puede aprender una persona que asista a su conferencia?
– Me interesa sobre todo trasladar la idea de que la censura no es algo pretérito, sino que existe en la actualidad con toda la virulencia y crueldad que ya revestía en el pasado, sobre todo en los regímenes más autoritarios, pero que, desde hace 10 años aproximadamente, se esta desarrollando otra forma más sutil de anulación de reputaciones y prestigios, con resultados igualmente perniciosos, que es causada por el mal uso que se hace de las redes sociales, y por la permeabilidad y tolerancia con ideas de escasa raigambre histórica y social. La idea es que, para hacer más amena la charla, se ilustren con ejemplos del pasado más inmediato y actuales, algunas de estas actuaciones. De manera que los asistentes podrán conocer lo relacionado con el movimiento Woke, la cultura de la cancelación, los Sensivity Reader editoriales, los linchamientos digitales, y otros curiosos fenómenos asociados a estas “nuevas inquisiciones”.
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