En el CEIP Federico García Lorca de Olivares estamos preocupados porque nuestro alumnado reconecte con su entorno natural. Nos esforzamos porque aprecien el privilegio que es habitar un entorno tan excepcional y aprendan a cuidar las especies animales y vegetales que comparten nuestro territorio. En este contexto, hemos organizado las Jornadas Fluviales en colaboración con la Asociación Idea, representada por sus responsables Juan Adroy y Pedro Rosellón, y con el apoyo del Ayuntamiento de Los Pueblos de Moclín y la Diputación de Granada.
Las Jornadas se iniciaron con una conferencia donde tratamos la importancia del ciclo del agua, destacando el punto de origen del río Velillos que atraviesa Olivares (conocido como río Frailes en su curso alto) y su destino final en el río Genil. Durante la sesión, comprendimos que el río no es simplemente un flujo de agua que surge de las montañas y desemboca en otra masa acuática, sino que constituye todo un ecosistema ribereño. Este ecosistema alberga una fauna y flora específica cuyo cuidado es crucial para mantener la salud del río y toda la vida que depende de él.
Realizamos diversas actividades en el aula con el fin de profundizar en el conocimiento sobre el agua, las particularidades de nuestro tramo del río, la evolución del paisaje, tanto por la influencia del agua como por la intervención humana, así como los distintos peligros que acechan al ecosistema del río Velillos. Además, analizamos qué comportamientos son apropiados y cuáles perjudiciales para preservar y respetar el medio natural.
La charla resultó muy interesante, pero Juan, el biólogo que nos acompañaba, estaba ansioso por llevarnos al campo, a la zona del río. Antes de salir, nos mostró la caja nido que íbamos a instalar, nos instruyó sobre cómo y cuándo debíamos realizar su mantenimiento, y nos pusimos en marcha. Además, nos brindó pautas para la identificación de aves. Aprendimos a reconocer el canto del pavo que habita cerca de nuestro colegio, a distinguir entre el canto de la paloma torcaz («pa-lo-ma tor-cal») y el de la tórtola («tor-to-la»). También tuvimos la fortuna de escuchar los cantos de carboneros, herrerillos, jilgueros y petirrojos durante nuestra excursión.
Una vez junto al río, buscamos una zona despejada para estar tranquilos e hicimos dos juegos de investigación. En el primero, nos entregaron tarjetas con imágenes de diferentes animales en el anverso y, en el reverso, información acerca de su alimentación y sus depredadores. Leímos en voz alta esta información y establecimos esas conexiones atándonos mediante una madeja de lana. Experimentamos cómo la tensión que hacía un animal en la madeja, afectaba a todos los demás. Esto ilustró de manera vívida la interconexión dentro de este ecosistema, resaltando la importancia de mantener un equilibrio para evitar que la eliminación de una especie, o su disminución, repercutiese sobre las demás.
Continuamos con otro juego, esta vez para experimentar que el agua no se consume ni se incrementa, sino que se transforma. Cada persona tenía un vaso que colocamos en nuestra boca mientras nos alineábamos en fila. A la primera persona de la fila se le llenó el vaso, y sin usar las manos, debíamos intentar que la mayor parte del agua llegara al último participante. Esta tarea resultó desafiante, ya que el agua se derramaba al suelo y se absorbía por la tierra, pero logramos que algo llegara al final de la fila. Esta actividad fue fundamental para sensibilizarnos sobre la importancia de no desperdiciar el agua en los diferentes tramos del río. Cada tramo del río (curso alto, medio y bajo) alberga un ecosistema único, por lo que es crucial que el agua alcance todos estos segmentos.
Una vez terminamos los juegos educativos, seguimos avanzando por el tramo de la Ruta del Gollizno que bordea el río para buscar un árbol que fuese idóneo para instalar nuestra caja nido. En este trayecto, Juan aprovechó para explicarnos las diferentes bandas de vegetación y las especies que se encuentran según la proximidad al río. Por fin encontramos el árbol adecuado, un álamo blanco situado junto al primer puente. Juan nos recordó nuevamente la importancia de cuidar la vivienda para las aves que íbamos a colgar. Nos animó a regresar en primavera y verano para observar a los nuevos habitantes, y nos dio instrucciones para retirarla en otoño o invierno, limpiarla y prepararla para el próximo año. Firmamos la caja con nuestros nombres, pusimos el nombre de nuestro cole y la colocamos en un lugar bien alto.
Al final, decidimos seguir caminando un poco más por la Ruta hasta llegar a la primera fuente. Juan nos explicó el origen y la formación de la toba calcárea de Olivares, una de las mejor conservadas en Europa. También, cómo las plantas sobrevivieron a la glaciación gracias a su adaptación a las paredes de roca.
Nuestros niños y niñas no paraban de hacer preguntas y él tenía respuestas para todas. Sin darnos cuenta llegó la hora de volver al colegio. Esta experiencia nos ayudó a entender mejor nuestro entorno y el profesorado, los alumnos y las alumnas del Colegio de Olivares aprendimos cómo el río y el ecosistema de ribera ha conformado la vida y la cultura de nuestro pueblo.
Javier Olvera Fernández
Tutor de 3er Ciclo
CEIP Federico García Lorca
(Olivares)