Como ya anticipamos en el anterior trabajo de la emisión de Herencia de la Técnica en Eslovenia, estamos en una década crucial de la historia de la radio y serán numerosos los sellos que irán apareciendo sobre este gran medio de comunicación de masas con motivo del siglo de radiodifusión pública [radiotelegráficamente hablando la radio comenzó décadas antes] en todo el orbe.
A pesar de los malos augurios, la radio sigue viva, latente, combativa [en las sociedades no anestesiadas] y vigorosa a pesar de la chabacanería que inunda el dial de la FM, especialmente en la zona donde vivo. El resto de bandas, ante el paulatino abandono de la radio pública, se bate también en retirada en la OM, OL y OC.
Hoy la filatelia se acrecienta con un nuevo sello radiofónico aparecido en nuestras antípodas, en el país de los canguros o en la isla continente; estamos en Australia. Se trata de un sello de 1.20$ [tarifa básica nacional] que nos recrea con ese estilo antiguo [vintage dirían los pijos] donde una linda rubita afina la oreja para oír lo que le dice el receptor de la época y del que sale el aviso de la 2BL. La estampilla vio la luz en Sidney el pasado 17 de octubre de 2023.
El novedoso medio de comunicación llegó a Australia de la mano del gobierno federal que hizo la Ley de Radiotelegrafía en 1905 [Wireless Telegraphy Act 1905] que posibilitó la creación del conglomerado AWA [Amalgamated Wireless of Australia] que se hizo con los derechos para garantizar, en exclusiva, la operatividad de la red de emisoras costeras australianas, sin duda uno de los servicios menos conocidos del uso de la radio pero que aún depara muchas horas de asueto a los aficionados que se decantan por el mundo de las estaciones utilitarias [utilidad pública] o costeras; en España, Aranjuez Radio [Telefónica] era la encargada del envío de los radiotelegramas a nuestros barcos allá donde estuvieran faenando.
En materia de radiodifusión, o sea el gran público como audiencia, la explosión sería hace un siglo; aunque todavía hoy los historiadores no se han puesto de acuerdo en cuál fue la primera emisora realmente operativa [como el propio invento: que tiene varios padres]. En el caso de Australia, la información que nos facilitó el servicio postal es que la primera licencia o emisora con transmisiones regulares fue la 2SB de Sidney [nos extraña que el diseñador indique en el sello la 2BL, por aquello de la concordancia] el 23 de noviembre de 1923. Ya en 1924 el lobby de la industria radiofónica presionaba para crear un sistema que permitiera operar emisoras privadas o comerciales; se creaban dos categorías A [licencia para sufragar el gasto de la radio pública] y B [estaciones comerciales] que se financiarían con la publicidad.
En este contexto se fraguó la AWA que acabó convirtiéndose en la mayor compañía del medio: fabricaba los receptores, los comercializaba, y también se encargaba de los transmisores de las emisoras de radio de cualquier tipo, aunque inicialmente fueron los equipos de las emisoras utilitarias o costeras. De esa manera, hace un siglo comenzaba la expansión de la radiodifusión en el país continente, era básica para millones de personas, incluso para la educación pública que realizaba sus transmisiones a través de la radio para todo el país.
La radio, en fin, se acaba convirtiendo en uno de los primeros electrodomésticos masivos y acabó siendo un miembro más de la familia. Los que peinamos canas aún recordamos cómo nuestras madres no se perdían un capítulo de la novela tras la comida o las emisiones de la tarde/noche del consultorio de Elena Francis o De España y para los Españoles.
La emisión australiana se realizó en minipliegos de diez efectos, hubo un sobre de primer día con el histórico y casi primigenio micrófono, tarjeta máxima [es la foto histórica en la que se inspiró el diseñador del timbre], un folleto de presentación en cuyo interior se reproduce una de las licencias del momento y la foto histórica que recoge, fielmente, una época que, lamentablemente, feneció. Hoy todo es individualismo, endogamia o yoísmo, entonces eran momentos compartidos, vivencias que enriquecían al grupo familiar.
La ilustración del sello fue obra de Harry Slaghekke, la tipografía y retoques finales son obra de Jo Muré y el Australia Post Design Studio que encargó la impresión a EGO en papel Tullis Russell de 104 gramos, fosforescente y engomado autoadhesivo, se imprimió en litografía offset. El sello estará a la venta hasta su agotamiento y si hubiera sobrantes serían retirados de las oficinas el 1 de mayo de 2024. El matasellos de primer día se aplicará durante un mes desde su inicio, el objetivo es facilitar la confección de piezas «ad hoc» preparadas por los aficionados y gremios de comerciantes para sus álbumes.
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Maestro de Primaria, licenciado en Geografía
y estudios de doctorado en Historia de América.
Colaborador regular, desde los años 70, con publicaciones especializadas
del mundo de las comunicaciones y diferentes emisoras de radio