Maestras y maestros del CEIP Reina Fabiola de Motril en la manifestación del 14 de mayo en Granada

Jesús Fernández Osorio: «Una de cal y muchas de arena»

Entre las noticias que, de algún modo, han podido marcar el termómetro de la actualidad en los últimos días hay tres de ellas a las que me gustaría referirme en las siguientes líneas. Unas lo serán por motivos más o menos próximos o cercanos y otras por el sibilino intento de construcción social que siempre pretenden, dentro la batalla cultural de cada día. Avancemos algunas reflexiones sobre las mismas.

En un primer lugar nos fijaremos en la ampliación de la Reserva de la Biosfera de Sierra Nevada, que ya fue reconocida por la UNESCO en el año 1986 y que hasta ahora se limitaba en exclusiva al Parque Nacional de Sierra Nevada. Una propuesta del Ministerio de Transición Ecológica y del organismo internacional de la UNESCO que, a petición de la Consejería de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul de la Junta de Andalucía, se centra en lograr la salvaguarda de un ecosistema único y extraordinario, sin menoscabo alguno que impida el desarrollo económico y humano sostenible del territorio.

Se trata, por tanto, estimo, de una novedosa iniciativa, de integración del hasta ahora territorio limítrofe del Parque Natural de Sierra Nevada, que puede afectar directamente a varias localidades de las provincias de Granada y Almería. En el conocido altiplano granadino del Marquesado del Zenete parece ser que serán sólo dos los ayuntamientos que tendrán que posicionarse y aprobar (o no) tan trascendental decisión: La Calahorra y Cogollos de Guadix.

En el caso de este último, además de la siempre presente posibilidad de acceso a determinados fondos –que obviaré referir no ha sido posible hasta el momento–, puede significar el tiempo oportuno para establecer la flexibilidad necesaria y la especificidad de los terrenos de secano situados dentro de la zona protegida del Parque Natural. Sin dejar de reconocer que la nueva figura de protección medioambiental conllevará un determinado tipo de restricciones de uso. Veamos su recorrido futuro.

ARRIBA: Maestras y maestros del CEIP Reina Fabiola de Motril en la manifestación del 14 de mayo en Granada  AQUI; Sierra Nevada desde Cogollos de Guadix/Rafael Jiménez Tapia

En segundo lugar, y en otro orden de cosas, me gustaría traer a colación el profundo sesgo ideológico que delatan algunas de las iniciativas puestas en marcha por el actual equipo de gobierno de la Diputación de Granada, del PP. Desde sus mismos inicios y tal como era previsible, se desentendieron del área dedicada a la Memoria Histórica en el gobierno provincial. Le siguió el frustrado nombramiento de director del Patronato García Lorca en la persona menos indicada para el cargo; que, ante la presión popular, ni siquiera llegó a tomar posesión del mismo. A continuación nos enteramos de la supresión del Premio Virgilio Castilla Carmona. Un galardón dedicado a reconocer la figura del que fuera presidente de la Diputación granadina y fusilado por los golpistas en el verano de 1936. Unos premios, dedicados al estudio, a la investigación y el conocimiento histórico en nuestra provincia, que han quedado súbitamente silenciados y que sólo han podido celebrarse durante dos escasas ediciones.

Pero, oh, sorpresa, ¿a qué dedica nuestra austera institución provincial el dinero que ahorra? Pues, sin pudor alguno, los ha ido sustituyendo –en este caso y en otros más– por graciosas subvenciones: a concursos de belenes, en Navidad (estoy seguro que a mis queridos amigos y amigas de Cogollos también les sonará mucho), otras, como no podía faltar, de apoyo a la extensa e intensa programación religiosa de Semana Santa y, por supuesto, a regar con dinero público la mal llamada fiesta de los toros. De otra manera, a “la preservación y promoción de las tradiciones culturales tan arraigadas en la provincia”. Una defensa que, no sé si tendrá relación directa o no, pero que surge tras la eliminación del Premio Nacional de Tauromaquia llevada a cabo desde el Ministerio de Cultura. Seguramente cuentan en nómina con asesores que buscan y rebuscan cómo alimentar la controversia. No hay más preguntas, señoría. Nada nuevo bajo el sol.

Valle del Guadalfeo/Jesús Fernández Osorio

En tercer y último lugar, no quiero dejar pasar la oportunidad de referirme a la huelga de la comunidad educativa andaluza del pasado martes, 14 de mayo. Un paro que estaba convocado para exigir más medios y bajadas de ratio, así como para detener el desmantelamiento lento y gradual que sufre la escuela pública en favor de la escuela privada y concertada; en consonancia con lo que vemos a diario en sanidad; curiosamente, también desde la llegada del PP. Bueno, sin olvidarnos de sus antecesores en la apertura de la “caja de los truenos”.

Una defensa de los servicios públicos que, por múltiples motivos y conocidas razones, se hace cada vez más imprescindible y necesaria. Pero, ante la que, una vez más, vistos los resultados obtenidos en las protestas, habría que cuestionarse el ocaso y la fascinación de quienes, a pesar de todo, permanecen indolentes, desleales a su oficio y encantados de haberse conocido, mientras se quejan desconsolados por las esquinas. ¿Será otra muestra más de nuestras aletargadas conciencias?

Otro caso digno de estudio sería el de la ya famosa desunión sindical. En este caso la huelga docente sólo estaba convocada por CC.OO, ANPE y USTEA, no así por UGT y CSIF. El conocido “divide y vencerás” que suele arrojar a los trabajadores a los pies de los caballos de la irrelevancia, tal y como atestiguan los datos lanzados de la complaciente administración educativa y su permanente negativa al diálogo y la negociación. Y es que, si en términos futbolísticos se dice que “las finales están para ganarlas”, yo, en este caso y sin que sirva de precedente, diría que las protestas están para ser oídas y nunca ninguneadas, están para expresarlas de forma clara y rotunda; que no quede duda alguna, ni de su intención, ni de su sentido, ni de su valía. En suma, que hoy, como ayer, parar detener el creciente deterioro y la postergación de todo lo público, sigue haciendo falta una defensa de la educación pública, laica y de calidad.

 

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Jesús Fernández Osorio

Maestro del CEIP Reina Fabiola (Motril).

Autor de los libros ‘Cogollos y la Obra Pía del marqués de Villena.

Desde la Conquista castellana hasta el final del Antiguo Régimen‘,

Entre la Sierra y el Llano. Cogollos a lo largo del siglo XX‘ y coautor del libro

Torvizcón: memoria e historia de una villa alpujarreña‘ (Ed. Dialéctica)

Jesús Fernández Osorio

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