Juan Pinilla. El difícil equilibrio del cantaor

Ay, juanpinilla, si quisieras acompasar tus pasos a los nuestros – y sabemos que te estamos pidiendo demasiado, estando, como estás, en plena gira- y pudieras andar un rato a nuestro lado. Fíjate lo que te decimos, no te pedimos ni que te sientes, porque nos da que mantenerte inmóvil debe ser una proeza. Habría que haberte visto de chiquitito. Nos imaginamos a tu pobre abuela entonando un cante a ver si te quedabas dormido ¡Cantéle usté una solea, a ver si el gorrión se queda quieto en la cuna! 

Nosotros solo necesitamos un momento para hacerte un retrato ¡Que nos da que la cámara te da un poco de respeto y no te gusta mirarla de frente!

Juan Pinilla, en concierto ::Foto de Onésimo Samuel Hernández

¿Que hemos utilizado un recurso fácil utilizando la palabra acompasar en la primera línea? Lo sabemos. 

¿Qué no puedes? Entonces tendremos que tirar de memoria. Contaremos lo que sentimos aquella nuestra primera vez. 

Mira que te habíamos seguido en la prensa. No sólo cuando hablaban de ti. Que si con 26 años habías ganado la lámpara minera. Qué era un 14 de agosto y que hacía mucho calor. Que con los nervios, más calor todavía. Que había sido un concurso muy reñido. Que te acompañaba a la guitarra, Luis Mariano. Que tú estabas muy contento porque estabas rindiendo homenaje a tu maestro, Manuel Ávila, el primer granaíno en hacerse con la lámpara -que buen alumno para tan brillante profesor- Y que también recordaste a la clase trabajadora – a la que bajaba a las minas en Murcia y a los obreros de la construcción, como tu padre, como tantos andaluces-

También te leímos cuando fuisteis nominados… nada más y nada menos que a un premio Grammy. Dos granadinos. Un poeta, Fernando Valverde y un cantaor -acompañados por David Caro- nominados al mejor álbum de música del año por un disco libro, Jugar con fuego, grabado por FJR, en Granada y editado por Valparaíso ediciones. No sé que nos hizo más ilusión, si que Granada brillará tanto aquella noche en Las Vegas, ya de por sí luminosa – también estaba nominado Morente- o que en aquella ocasión se reconociera el esfuerzo por unir poética y flamenco.

Y luego estuvimos informándonos de vuestra gira americana. Que si Seattle, que si San Antonio, que si Nueva York, que si Washington.

Pero es que también te habíamos estado siguiendo en la prensa cuando tú no eras el protagonista sino el cronista. Tantos años haciendo critica flamenca en La Opinión de Granada, en el Granada Hoy. Tantos años haciendo entrevistas,  investigando y contando.

Sabíamos que habías escrito Las voces que no callaron, en José Saramago, el Nobel de lo imposible… Es que han sido muchos años compartiendo tu visión del mundo a partir de la literatura, del flamenco..

Juan Pinilla, autor de José Saramago. El Nobel de lo imposible

Pero que no habíamos tenido la oportunidad de escucharte en directo. Estuvimos enfrascados en otras músicas y no habíamos podido oírte/verte. Hasta aquella primera vez

Cuando tuvimos la suerte de ver al equilibrista, Juan Pinilla, en escena.

Te bastó un solo vistazo para -¿podemos utilizar terminología taurina?- saber por que pitón tenías que torear a ese auditorio.

Situaste a los patriarcas ortodoxos en primera fila, a los que trataste con el respeto y la generosidad que te caracteriza cuando hablas de los que te precedieron y de tus contemporáneos 

Localizaste a los guiris, y en ellos nos incluimos

Y a partir de ahí… a encontrar el equilibrio 

Entre la tradición y la innovación

Entre el mundo gitano y los otros mundos

Entre el espectáculo musical y la liturgia sagrada del flamenco

Entre lo poético y lo banal

Entre la reivindicación y la aceptación 

Entre la palabra y los silencios

¿Qué necesidad tenías de ser equilibrista?

¿Qué necesidad tenía de eso? Esa fue la pregunta que se hizo Rafael Álvarez, el Brujo, posponiendo el relato en su interpretación de La Odisea. Se refería a la creación artística y ejemplificó con la obra de Picasso… con lo bien que le salió cuando pintó a esa mujer moribunda – en una de sus primeras obras, Ciencia y Caridad– , qué necesidad tenía de hacer esos retratos femeninos con una oreja en la frente, la nariz descolocada y esos cuerpos tan raros.

¿Qué necesidad tienes Juan Pinilla, conociendo los palos del cante y dominando y templando y transmitiendo como lo atestigua la lámpara minera de hacer un espectáculo para todos los públicos?

En un mundo tan difícil y exclusivo como el flamenco, con tanto purista y tanto “opinador” ¿Es que te lo habían preguntado ya antes? y por eso contestaste en aquella entrevista…sin perder un ápice de calidad en aras de una supuesta accesibilidad del flamenco

De aquella nuestra primera vez, no podemos recordar lo que oímos pero si lo que sentimos. Sentimos mucho y todo estaba muy bueno. Ya lo dijo Fernando, Valverde… Juan Pinilla… tiene una voz y una sensibilidad para transmitir emociones que pocas veces he visto en un intérprete.

Juan Pinilla, el equilibrista.

Estuvimos a punto de titular este retrato como Juan Pinilla, el diplomático, porque algo de eso tenías en el escenario, pero después de recordar alguno de tus escritos en contra de las injusticias, a favor de las igualdades y tu lucha, a través del arte, para crear un mundo mejor… lo hemos dejado a un lado, porque ahí no hay diplomacia que valga.

En esos temas llamas las cosas por su nombre.

Las voces que no callaron. Flamenco y rebeldía. Tercera edición ampliada y revisada. Incluye CD

Juan Pinilla, hijo de Juan y Rafi, de Huétor Tájar, cantaor con un jondo y profundo conocimiento de la historia del cante.

Se ha movido mucho y no hemos podido pintar bien su retrato, por eso vamos a echar mano de alguno de los versos de su tema Autorretrato, incluido en su CD Humana raíz

Me críe sobre la vega
Junto aquel río Genil
hermano del poeta
silenciado ante un fusil.
Yo nací de un linaje
De albañiles de faenas
Y tal que Miguel Hernández
Entre pastores y ovejas.
En familia de vencidos,
emigrados tras la guerra,
hambre, frío, muchos hijos,
y muertos en las cunetas.
Crecí libre por las calles…

Portada de CD Humana raíz

Músico por los cuatro costados, con el don del compás que le permite cantar cualquier texto y en cualquier idioma.

Respetuoso.

Culto.

Arriesgado.

Flamenco, porque es una forma de ser, sentir y pensar del pueblo … y porque entiende el flamenco como reivindicativo y rebelde.

Y él no se conforma

Y se gradúa. Fotografía de su reciente graduación en Literatura comparada en la UGR. En la foto con Juan y Rafi. La familia lo es todo (te lo hemos leído en algún sitio)

 

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Carmen Gómez Letrán

Profesora de Geografía e Historia

IES Padre Suárez

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Comentarios

2 respuestas a «Juan Pinilla. El difícil equilibrio del cantaor»

  1. Elena Pascual

    Maravilloso artículo que hace arte del arte y poesía de la poesía. Juan Pinilla es luz, un astro rey que congrega a su alrededor a planetas, satélites que acompañan su cante y la belleza de su espíritu. A Juan todo se le vuelve poesía y su profunda integración del arte en su ánimo se derrama hecha música, verso, belleza . Su mirada lo incluye todo y es director perfecto de escuela cósmica , haciendo tan fácil el concepto renacentista neoplatónico del universo que palpita a un ritmo artístico y musical. Y sí, en ese universo, incluye a los más desfavorecidos, a los arrojados por las injusticias y las guerras en este mundo terrenal , explicándonos así que el arte , el verdadero arte palpita en aras de su generosidad. Bendito cantaor y bendita mirada, maestro , sigue iluminándonos , Juan , que abrir el alma al sol es caricia.
    Gracias por el artículo

  2. Carmen Gómez Letrán

    Muchas gracias por tu aportación, Elena
    Ha quedado clara tu admiración por Juan y lo que hace
    ¡Bendito entusiasmo!

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