Es Castril un bello pueblo,
cuyo nombre se deriva
de “castrum”, que es “campamento”
en raíz de voz latina
pues Roma dejó sus huellas
según la historiografía,
aunque también hubo tribus
que por aquí convivían,
allá en los tiempos prehistóricos
de las culturas neolíticas.
En la dominación árabe,
sobre la encrespada Peña,
emergía desafiante
una hercúlea fortaleza;
mas, hoy, la imagen cristiana
hacia el cielo azul se eleva
simbolizando la fe
y reafirmando creencias.
Por la Plaza del Cantón
se abren deliciosas vistas
sobre el embalse y la sierra,
donde el silencio se irisa
ensamblando la belleza
que por doquier se eterniza.
En las tierras de Castril
sus territorios colindan
con las sierras de Cazorla,
de Segura y de las Villas
donde los vientos se mecen
en brazos de las olivas
que cimbrean sus ramajes
a la usanza palatina.
Su espectacular relieve
y la abundancia en las aguas
son los rasgos distintivos
de esta entrañable comarca,
siendo el río de Castril,
que por los cañones baja
con estrépito espumoso
en sus múltiples cascadas,
el impulso dominante
de esta villa acrisolada
al socaire de su peña
que entre las nubes cabalga.
Junto al río de Castril,
el sendero “la Cerrada”,
con pasarelas y puentes
sobre las bravías aguas
que descienden jubilosas
con alegría desbordada
tejiendo encajes de espuma
a base de filigranas.
Por la Sierra de Castril
los pinos y las encinas,
con paredes verticales
de composición caliza,
y, sobre todo, las aguas
de tersura cristalina
que por todos sitios manan
con placentera armonía.
En los arábigos tiempos
fue ciudad fortificada;
después, tras la Reconquista
hubo convivencia sana
entre moriscos, judíos
y la población cristiana.
Son las noches de Castril
un oasis de templanza,
donde los luceros brillan
desde el ocaso hasta el alba,
como si fueran jazmines
de blancura almidonada;
en los tiestos, las macetas,
con geranios y albahaca,
se alinean por las calles
cual acuarelas cromáticas
mientras pajarea la brisa
hasta acunarse en la plaza.
Pocos lugares existen
tan cerca de las estrellas,
que casi pueden tocarse
desde el pico de la peña
cuando en las noches insomnes
en vez de dormir, se sueña.
- Próxima entrega: MECINA BOMBARÓN
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Profesor jubilado y escritor, autor de
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Comentarios
20 respuestas a «Juan José Gallego Tribaldos: «Castril»»
Precioso, maravilloso.
Pleno de simbolismo y sapiencia…
Gracias, Maria José. Un abrazo.
¡ Qué maravillosos estos versos! Muy lorquianos, enhorabuena. Ya no me va a quedar más remedio que ir a conocer la Sierra de Castrillón, tan bien descrita, que apetece pasear por sus tierras.
Pues a coger la mochila y hacia Castril. Un abrazo.
Magníficos romances dedicados a un pueblo milenario como Castril.
En el noroeste de Granada.
Enhorabuena.
Gracias, José. Los pueblos de nuestra tierra aportan muchos acontecimientos que enriquecen la extraordinaria y meritoria Historia de España. Un abrazo.
Benito, muchas gracias
Un abrazo.
Castril, quien te ha visto y quien te ve!
Eso digo yo. Un abrazo.
Hay que meterse en tus versos para entender la belleza de esos parajes maravillosos.
Gracias
Sí lo son . No hay paisaje feo como dijo Unamuno. Un abrazo.
Gracias Juan José por compartir estos romances de las tierras andaluzas. Castril es otro lugar que me queda por visitar y tus versos me invitan a hacerlo. Un abrazo
Pies lo tienes casa en el camino. Es cuestión de desviarse un poco. Un abrazo.
A Los castrileños les habrá encantado este romance-loa a Castril. En particular a aquellos antiguos amigos en común de allí. Enhorabuena.
Sí. Yo también recuerdo a algunos de Castril que eran de nuestro curso. Un abrazo.
Bonita y preciosista descripción de una población única en su belleza. He tenido que coger el diccionario para averiguar una palabra de tu rica exposición. Un abrazo, amigo.
Gracias, amigo Manuel. Un fuerte abrazo
No conozco Castril, pero tras leer tus magníficos versos , me entran ganas de perderme por allí, aun siendo últimamente un excesivo sedentario.
Un abrazo.
Pues siempre fuiste muy inquieto. Tienes que bajar con más frecuencia a esta tierra, tan nuestra. Un fuerte abrazo .