Ella [Luz Casal], fundamentalmente, canta al amor, donde radica la verdadera expresión de plenitud
La verdad es que alcanzar la plenitud en nuestras vidas, resulta hoy altamente difícil, sobre todo, si lo contemplamos desde una perspectiva global u holística, no sólo en un aspecto parcial de nuestra existencia. Pero, como todo depende del cristal con que se mire y del nivel de exigencia que se pretenda, no sería tan difícil, si ambos parámetros los consideramos en una escala aceptable o suficiente. En cualquier caso, sí sabemos que la formación integral y plena de la persona, constituyen uno de los fines más importantes de la educación básica y general (Primaria y Secundaria).
Claro que sí, en nuestras metas y proyectos, siempre hay que aspirar al máximo, pero en la presente realidad social y en el tiempo actual, se impone necesariamente la moderación, dentro de lo que entendemos por bueno, bien hecho y verdadero. Todo ello, sin aludir a la situación política de nuestro país, en la que la plenitud, lamentablemente, está siendo sustituida por su antónimo, que es la estrechez ideológica, mental, política y social.
Con estas breves consideraciones, ya podemos preguntarnos ¿En qué consiste ese fin educativo del desarrollo integral y pleno de la persona? ¿Qué es eso de vivir plenamente? No vamos a entrar en consideraciones epistemológicas, ni filosóficas, pero sí diremos que el término integral se refiere a la totalidad, a todos los ámbitos de la persona, imprescindibles para el desarrollo de la vida humana: dimensión corporal, cognitiva, individual, social, cultural, ética, moral, espiritual, etc. sería imposible relacionarlos todos aquí.
En referencia a vivir plenamente, este hecho no consiste en tener mucho dinero, ni en hacer cosas extraordinarias, como realizar un crucero o viajar al Caribe, sino vivir satisfactoriamente la vida, llegar a la plenitud en lo cotidiano, en el día a día, en lo ordinario y en lo sencillo: tener unas condiciones de habitabilidad aceptables, vivir acompañado de familiares o personas queridas, contar con un trabajo digno, disfrutar en los tiempos de descanso y ocio, tener aficiones, que nos permitan realizarnos en espacios artísticos o lúdicos diversos, creer y desarrollar una vida espiritual o religiosa, que nos acerque a la transcendencia y nos ofrezca esperanzas, más allá de la muerte. Todo ello, dentro de un equilibrio emocional y mental saludables, conociéndonos a nosotros mismos, aceptando gustosamente nuestras circunstancias y tratando siempre de superarnos y superarlas.
Aparte de una extraordinaria cantante, representa un ejemplo, una filosofía de la vida, atrevida, valiente, sublime, sincera y cargada de plenitud en todas sus facetas
Pero, con todo ello, cuando las situaciones se vuelven adversas, tendremos que seguir adelante y luchar contra viento y marea. Hay gente, mucha gente, en mi opinión la mayoría, que con gran dignidad y resignación trabajan todos los días y las horas que hagan falta, aunque sus trabajos sean duros y sus sueldos escuálidos y, además, lo hacen con total honestidad y honradez. Igualmente hay muchos actores, cantantes y creadores que, como buenos y honrados artistas, pugnan cada día por superarse en su trabajo y mejorar en todo lo posible sus obras. Este es el caso de la cantante Luz Casal. Oigo en la radio un comentario en el que dice “ser viva” y me llamó poderosamente la atención, entre otras cosas porque esta mujer en su pensamiento y en sus hechos ha demostrado, aparte de su gran talante y talento artísticos, una manera muy peculiar de filosofar y de afrontar la vida con bastante coraje y dignidad.
Efectivamente, ella considera que “ser viva” “no es ser arrogante, sino creer en lo que hace y mostrarlo de manera sublime”; es decir, con grandeza y sencillez a la vez. Para mí, ambos conceptos, no son contradictorios, sino complementarios e, incluso, crean una sinergia que los potencian mutuamente. No conforme con ello, añade otro valor más: “soy humilde, porque conozco perfectamente mis orígenes” y se siente orgullosa de ello. Varapalo a la falsedad, a la inmodestia y a la vanidad reinantes. Esta coherencia también la muestra en su música y en sus canciones, como en su versión de “Gracias a la vida”, la emotiva canción de Violeta Parra, interpretada igualmente y entre otras, por Mercedes Sosa y Joan Báez.
También canta boleros en versión propia, pero sin perder la esencia, la belleza, el lirismo y la elevada sentimentalidad de los mismos. Para ella son un regreso al pasado, para engrandecer y enriquecer el presente. “Historia de un amor” o “Piensa en mí” son algunos ejemplos. Nunca elude a la vida, ni a su realismo más auténtico: “Mis desengaños”, “Las ventanas del alma”, etc. Podríamos concluir diciendo que Luz Casal, aparte de una extraordinaria cantante, representa un ejemplo, una filosofía de la vida, atrevida, valiente, sublime, sincera y cargada de plenitud en todas sus facetas; pero, fundamentalmente, canta al amor, donde radica la verdadera expresión de plenitud.
“Siempre que haya un hueco en tu vida, llénalo de amor…
Ama como puedas, ama a quién puedas, ama todo lo que puedas…… pero ama siempre” Amado Nervo: Plenitud.
(NOTA: Este texto se ha publicada en la sección de Opinión de IDEAL Almería (pág. 16), IDEA Jaén (pág. 18) e IDEAL Granada (pág. 20) , correspondiente al miércoles, 29 de mayo de 2024)
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Catedrático y escritor