Podemos prever el futuro, pero no controlarlo. ¿Qué pasará en Europa y en España en un tiempo razonable? Eso quisiera saber todo el mundo. Hasta el CIS. Pero no puede ser. Así de claro. Cada cosa y su emoción se conocen llegado su momento. En la generación de nuestros padres y abuelos expresar los sentimientos era lo propio de personas débiles. A ellos les enseñaron que había que tragárselo todo. Luego se descubrió que quien se traga las emociones se ahoga. Las siguientes generaciones han ido aprendiendo a gestionar las impresiones y estamos en una etapa interesante de incertidumbre, como casi siempre.
Por eso, aprender a ponerse en el lugar del otro es una pasión urgente para la convivencia social. Además, es muy recomendable participar en alguna actividad de voluntariado. Pocas acciones llenan más al ser humano que dedicar tiempo, cabeza y corazón a los demás desinteresadamente. Es como una especie de entrenamiento, salvando las distancias, antes de poner a los jóvenes, chicos y chicas, a hacer un servicio militar obligatorio, que se ve venir. Impulsar la cultura es otra prioridad para sostenernos sobre pilares sólidos. Reconocer las raíces, los orígenes, es formarse para no cometer los mismos errores de siempre y para valorar lo que han aportado quienes nos precedieron. Eso suele dar argumentos que ofrecen sentido a las biografías personales y sociales.
Por ese motivo, sería conveniente volver a educar en la espera en las distintas facetas de la vida, sobre todo en la política, porque el cerebro, cuando no tiene lo que quiere, se enfurruña y necesita unos días de recogimiento… Para recomponer las dos esferas que acostumbran a hacer más felices a la humanidad, el amor y el trabajo. Dos ámbitos que generalmente no ofrecen resultados inmediatos y que requieren de paciencia y de perseverancia, del saber esperar. Pero, lo que es urgente, es el trabajo digno y abundante para los jóvenes, porque de eso depende casi todo lo demás. Así que, conviene aprender a vivir encontrando la belleza en lo cotidiano, porque si sólo se depende de las grandes emociones, de los cambios, de las experiencias intensas y los sentimientos a corto plazo, las personas acostumbran a ser demasiado vulnerables.
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