Ruta de los pueblos blancos
arriscados por las peñas,
las casas arracimadas
se arrebujan y cortejan
mientras la cal encandila
y las calles reverberan.
La luz cabalga despacio
de Setenil hasta Olvera
y, encrespada sobre el valle,
se iza Zahara de la Sierra
escalando por el monte
entre chaparros y peñas.
Zahara es pueblo arriscado,
conocido por las gestas
que los moros y cristianos
tantas veces escribieran
en las páginas dolientes
de la Historia y de la Épica,
cuando el reino nazarí
se hundía en su decadencia.
Por el azul rutilante
se perfila la silueta
de su castillo roquero
tallado en la viva piedra;
en el agua del pantano
los silencios pajarean
mientras chopos amarillos
por el talle se cimbrean;
los olivos, cabizbajos,
mansamente cabecean
y ovejas ensimismadas
pastan en la blanda hierba.
Los pinos y los pinsapos,
los almendros, las higueras,
los regatos y riachuelos
baldeando las choperas,
el tomillo, el mastranzo
y entre la luz y la niebla,
por el río Guadalete
remontan como la yedra
los blancos, verdes y grises
que diseñan Grazalema.
Entre los montes parduzcos,
Setenil de las Bodegas,
costalero encallecido
bajo el trono de sus peñas;
Setenil de luz y sombras
y encrucijadas espesas,
en el vientre de sus rocas
enmudecen las viviendas
despojadas de una luz
que en el cielo sobrevuela.
Pueblos blancos y armoniosos,
escenarios de leyendas
con bandoleros que viven
a caballo entre las cuevas,
ancoradas en los montes
al albur de las estrellas,
que por las noches fulguran
como esplendorosas perlas,
de Setenil a Zahara,
desde Arcos hasta Olvera,
desde el embrujo de Ronda
al sosiego en Grazalema.
Próxima entrega: EL BARRANCO DEL POQUEIRA
Leer más romances de
Profesor jubilado y escritor, autor de
Ortografía práctica del español; Ronda para niños,
edición en español, inglés y japonés;
Federico en su centenario, Las acacias del Macabe,
Cervantes y Don Quijote, La boca del infierno,
En la noche de San Juan
Mencía de Mendoza. La nieta del cardenal
y La historia de España en verso.