Ha pasado el curso. Y ha llegado el verano. Todos todos nos merecemos un premio por el día a día que hemos vivido. Mismamente un «Goya». Que tiene rima con premio. Como en la caroca que ilustra estas sencillas palabras. Sobre todo después de los resultados de las pasadas elecciones europeas.
Es sano sacar lo mejor que llevamos dentro, pero también es sano frenar la tendencia constante por el esfuerzo a toda costa. Porque la vida tiene un componente de achaque que debemos afrontar de la mejor manera posible. Y aprender a ponernos en el lugar del otro es una necesidad urgente para la convivencia social.
El ser humano no está diseñado para ir constantemente en ‘modo supervivencia’, sino para conectar y disfrutar de lo que tiene: la naturaleza, las personas… ¡Y ojo, que vivimos en una sociedad que conecta mejor con las pantallas que con los seres humanos y la relación directa con las personas es lo único que nos llena de felicidad en la vida!
La serenidad es encontrar la paz y la calma en medio de la adversidad. Cuando recuperamos la calma, se refuerza el sistema inmunológico. Con la paz interior ponemos a punto el organismo para volver a hacer frente a la siguiente batalla. Debemos enseñar a nuestra mente a buscar momentos de calma. No digo que nos bajemos de la rueda y nos vayamos a vivir al campo, porque es utópico, sino que, a pesar de los días bulliciosos y folloneros, sepamos frenar y buscar instantes de serenidad, incluso trascendente.
Un cordial saludo a los lectores y lectoras de IDEAL en Clase.
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