Dedicado a Elena Rodríguez
Con Elena Rodríguez únicamente pude conversar a través del teléfono, si bien irradiaba una actitud positiva y motivadora. De ella, puedo constatar que era una gran profesional, una docente vocacional, una fuente de inspiración para quienes amamos la enseñanza.
Sin duda alguna, el fallecimiento de la profesora salmantina supuso un shock para la comunidad educativa. Un martes 28 de mayo, la noticia corría como la pólvora, proliferando mensajes de enseñantes, familias, alumnos, asociaciones e instituciones, consternados ante unos hechos que no querían creer.
En el presente curso, Elena ejercía en el Centro Específico de Formación Profesional Río Tormes.
Desde su fallecimiento, han sido y siguen siendo numerosas las muestras de cariño hacia una persona que ha dejado una huella imborrable, pudiendo reseñar la que tuvo lugar en su centro educativo.
Así, muy emotivo fue el acto protagonizado por los hijos de la sin par profesora, llevando a cabo la plantación de un árbol Ginkgo Biloba, en honor a la implicación que Elena tenía en relación a la sostenibilidad.
Del mismo modo, el aula 114 muestra una placa conmemorativa que rinde merecido homenaje a la labor desarrollada durante todos estos años, en un lugar en el que la profesora pasaba mucho tiempo.
Sirvan estas líneas para encumbrar a Elena, una mujer brillante como muchos todavía hoy la definen, además de generosa, emprendedora, cariñosa, buena persona, cariñosa e inspiradora.
Porque su luz sigue viva, presente entre todos nosotros, concluiremos este escrito con las palabras más repetidas por parte de equipo directivo y compañeros del Centro Específico de Formación Profesional Río Tormes: “No permitiremos que se apague tu antorcha”.
Para más información:
- Último y sentido homenaje a Elena Rodríguez: «No permitiremos que se apague tu antorcha», publicado por Salamanca Hoy, y, escrito por Daniela Di Domenico:
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Categoría: ESO-Bachillerato.