Este fin de curso no será uno más en el colegio Reina Fabiola de Motril. A su conclusión, y como preludio del periodo vacacional, su director, José Tortosa Jiménez, pone fin a una larga y fructífera etapa en el mismo. Una etapa nada desdeñable de 35 años de dedicación ininterrumpida, de los cuales treinta de ellos ostentando la dirección del mismo. Por todo ello, ahora, en el momento feliz de su jubilación, queremos aprovechar para homenajearlo como se merece, por la huella imborrable que deja en todos los que hemos pasado por aquí en este tiempo: alumnos y alumnas, padres y madres, maestros y maestras, así como de otros profesionales que nos han acompañado en esta labor tan admirable que es y que sigue siendo la educación, y, junto a todo ello, por haber sido una figura esencial en este proyecto común, en esta “familia del Fabiola”, que recientemente acaba de cumplir su medio siglo de vida. Y lo que queda por delante…
– Pepe, antes de empezar a rememorar estas tres décadas y media de compromiso educativo que ahora cumples en uno de los colegios públicos más importantes de nuestra ciudad, y por ende de la provincia de Granada, ¿en qué momento tomaste la decisión de dedicarte a la docencia? ¿Fue una elección, diríamos, vocacional?
– Desde bien pronto empecé a compaginar los estudios con el trabajo. Fui aprendiz de carpintero, trabajé en el hotel Costa Nevada y me inicié como pintor de viviendas. Pero, al terminar el bachillerato, abandoné los estudios y me dediqué a la pintura. Con 23 años decidí retomarlos y me trasladé a Granada. Allí alterné algunos trabajos especiales de pintura con los estudios; estaba becado pero tenía que trabajar para cubrir los gastos que suponían mi estancia. Busqué una carrera universitaria corta que me pudiera costear y elegí Magisterio porque, además, siempre me había gustado. Al terminar continué estudiando Pedagogía. Hice el curso “puente” y, cursando 4º, aprobé las oposiciones de maestro, por Matemáticas. Mi primer destino fue, en enero de 1985, en un colegio de Chiclana de la Frontera (Cádiz).
– Hablamos de una larga etapa de vinculación a la educación y a nuestro centro en particular, pero, ¿cuáles fueron las experiencias previas a tu llegada al mismo. Es decir, qué destinos provisionales has tenido y en qué medida influyeron en tu posterior decisión de presentarte como director?
– En el parvulario del colegio Al-Ándalus de Chiclana estuve, con un grupo de 35 niñas y niños de 5 años, hasta mayo de 1985. Y, después, hasta final de curso, me destinaron al colegio Celestino Mutis de la capital gaditana. En ese caso ya como profesor de Educación Física. El curso siguiente, 1985-1986, y como provisional, trabajé en el colegio Ernesto Olivares, de San José del Valle (Cádiz). Allí permanecí hasta junio de 1989 y allí ocupé el puesto de jefe de estudios desde el curso 1986-1987. En dicho periodo realicé el curso de especialización en Educación Física; lo cual me permitió poder solicitar la plaza por esa especialidad en el Reina Fabiola; en septiembre de 1989 como provisional y al curso siguiente ya como definitivo.
– Te incorporas al centro en una etapa trascendental de cambio, de configuración y mejora del sistema educativo en España, con la aplicación de la, ahora un tanto denostada, Ley de Ordenación General del Sistema Educativo (LOGSE), del año 1990, ¿cómo recuerdas el cambio histórico que supuso esa progresiva implantación normativa y la configuración de las nuevas etapas que traía: Infantil, Primaria y Secundaria?
– En el colegio de San José del Valle nos involucramos mucho en la experimentación de la LOGSE y, como jefe de estudios, participé en la organización y su implementación en el centro. Me encantó hacerlo, pues supuso un gran cambio metodológico y se organizaron diversos talleres en el que participaba todo el alumnado, entre ellos de radio, periódico, huerto, etc.
Ya en el colegio Reina Fabiola la Ley se empezó a implantar paulatinamente hasta que, en el curso 1995 o 1996, 7º y 8º de EGB pasaron a la Educación Secundaria Obligatoria, como 1º y 2º de ESO. Este periodo de tránsito, hasta su definitivo traslado a los IES, fue un tanto problemático ya que aumentaron las dificultades de convivencia entre el alumnado, además de las circunstancias particulares que conllevó la adscripción del profesorado. En cambio, en Infantil y Primaria se implantó sin problemas.
– Siempre te he escuchado decir que el verdadero objetivo de la educación y de nuestro centro debía ser la búsqueda del éxito escolar de todo nuestro alumnado, ¿a qué te quieres referir exactamente y cuáles serían los verdaderos valores que se debería tratar de inculcar en la comunidad educativa en general?
– Cada alumno y cada alumna son diferentes, tienen unas características personales y sociales distintas. No se puede homogeneizar el aprendizaje. Todos tienen derecho a una educación de calidad que les garantice su mejor desarrollo académico y personal. Algunos dicen que el alumnado estaba antes “mejor preparado” o que el “nivel era superior” y eso no es cierto. Observando actas de evaluación de los años 70 u 80 se observa que no existían prácticamente notas intermedias, los aprobados eran de notable hacia arriba y el resto suspensos, en una proporción bastante elevada. Se puede llegar a la idea que se trabajaba para los más “listos”, es decir el ritmo de aprendizaje lo marcaban los más dotados, tanto intelectualmente como económicamente. Pues existía, y en algunos casos sigue existiendo, una estrecha correlación entre fracaso y problemas sociales. Mi objetivo siempre ha sido la búsqueda del éxito escolar de “todo” el alumnado, independientemente de su identidad y buscando el desarrollo pleno de sus capacidades y su formación como persona y que, además, sea feliz en ese proceso.
– Seguramente serán muchos y variados los proyectos e iniciativas llevadas a cabo en la vida del centro durante todo este tiempo, ¿de cuáles te llevas un recuerdo más especial o cuáles crees que te han marcado de un modo más positivo personalmente?
– Nuestro centro ha participado y participa en muchos planes y proyectos. El Programa de Calidad y Mejora supuso el inicio de un cambio metodológico en el centro con el fin de conseguir ese éxito escolar para todo el alumnado. Así, en la formación del profesorado encontramos la clave para esa consecución. Uno de los programas, el de Prevención de Riesgo en el Alumnado –exclusivo de nuestro centro y contando con la colaboración del psicólogo y profesor Antonio Cortés–, supuso un cambio en la percepción del alumnado con necesidades especiales y mejoró notablemente la convivencia y el rendimiento de estos niños y niñas. Igualmente, muchos otros programas han incidido positivamente como: Escuela Espacio de Paz, Plan de Igualdad, Impulsa, PROA+….
De todos ellos destaco una actividad que es el Concurso Provincial “Araceli Morales”. La muerte de nuestra compañera, víctima de violencia de género, fue un golpe muy fuerte para la comunidad educativa que decidimos reconvertir en una apuesta profunda y decidida por la igualdad. Y, precisamente, este año nos han otorgado el Premio Meridiana 2024, concedido por la Junta de Andalucía, en reconocimiento por impulsar dichos valores.
– Como conoces perfectamente, vivimos en un mundo globalizado e inmersos en un proceso acelerado de cambio y de constante digitalización, ¿cómo ves el futuro de la educación en los momentos tan complejos y de tanta incertidumbre que se avecinan?
– Yo soy muy optimista con el futuro de la educación. Creo que con ella se pueden superar las dificultades y afrontar los acelerados cambios que se producen en la sociedad. Ahora bien, para ello se necesitan recursos y formación adecuada del profesorado. Llevamos varios años esperando la actualización de los recursos digitales y no llegan, a pesar de existir compromisos para ello. Formamos a personas que aún no están preparadas para insertarse en una sociedad que va por delante, sobre todo por carecer de recursos materiales y personales que son imprescindibles.
– Muchas gracias por tu profesionalidad y por tu ejemplo durante todos estos años y ahora a disfrutar de todo lo bueno y de todas las pasiones que tienes y que te quedan por delante. ¡Enhorabuena!
Motril, 26 de junio de 2024
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Maestro del CEIP Reina Fabiola (Motril).
Autor de los libros ‘Cogollos y la Obra Pía del marqués de Villena.
Desde la Conquista castellana hasta el final del Antiguo Régimen‘,
‘Entre la Sierra y el Llano. Cogollos a lo largo del siglo XX‘ y coautor del libro
‘Torvizcón: memoria e historia de una villa alpujarreña‘ (Ed. Dialéctica)