Escribía Oscar Wilde “ La importancia de llamarse Ernesto”, título que me ha servido de inspiración para, valga la redundancia, titular este breve escrito.
En estos días de exámenes, correcciones, evaluaciones, reuniones de equipos docentes, calificaciones, llantos, alegrías, reclamaciones y todo tipo de realidades diversas asociadas al mundo académico, el número 4 se ve ninguneado, marginado, menospreciado, vilipendiado, acosado, ignorado, desdeñado, despojado de todo valor, enfrentándose dignamente al 3 y al 5, peleando con ellos por ocupar su sitio en el mundo académico, máxime cuando su presencia en las calificaciones determina la promoción o titulación de un alumno.
¡ El 4 es un suspenso como una catedral! Cuando un profesor evalúa, cualquiera que sea su asignatura, con esta calificación está indicando que el alumno en cuestión no ha conseguido superar la materia, tan simple como eso. Ningún número es igual y el 4 tiene también su propio carácter y personalidad.
Desde aquí reivindico la importancia del 4, el significado que representa su presencia y el valor del mismo. Demos visibilidad, palabra tan en boga hoy en día, al 4. ¡ Viva el 4 !
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profesora del
IES Mariana Pineda
(Granada)