Juan Franco Crespo: «Herencias de la técnica. La radio en Eslovenia»

Estamos en la década del centenario de la radio y eso será una conmemoración filatélica en muchos servicios postales, incluso en España donde está previsto un sello para el Centenario de la radiodifusión que aquí comenzó en 1924; aunque uno se pregunta a qué viene esa milonga ahora que se han cargado el sello.

¡Ah!, todavía hay suficientes personas que cotizan, o sea que los siguen comprando, más por nostalgia que por utilidad, aunque las ferias y exposiciones están prácticamente hundidas en la indiferencia. La poca utilidad o rentabilidad del sector es ya fruto de ese mercado menguante que te hace sonrojar cuando intentas desprenderte de algún lote o material que ya no encaja en tus gustos temáticos.

Sólo faltaba el nuevo «gravamen» de CORREOS para que el círculo se vaya cerrando; porque, todo el correo extracomunitario [no importa sea carta o impreso], está siendo controlado arguyendo motivos de seguridad pero, en la práctica, en ese control se persigue hincar el diente a todo lo que viaja por la posta, aunque el contenido apenas valga unos céntimos, a media que la empresa, otrora ejemplar, ahora semiprivatizada, nos saca una media de 6€ por pieza. Dijimos adiós a los amigos con los que aún intercambiábamos material y que aportaban exotismo a muestra pasión radiofónica nacida en la infancia. Sí, a cuentagotas, van saliendo signos postales centrados en ese invento que, contra viento y marea, a pesar de Bruselas y sus normativas, se resiste a morir.

La UE le asestó un duro golpe cuando hizo normativas en contra de la supervivencia del medio y eso que demostraba la radiodifusión pública era un ejemplo de calidad y cantidad que había alcanzado hacia finales del siglo XX su cenit. Hoy ni las pocas que aguantaron son ya lo que eran no sólo en la calidad de los profesionales, responsables de los estandares de calidad de aquellos años, definitivamente estamos otros tiempos. ¡Casi toda Europa, muchos países incluso en la Onda Media, hablaban en español!

Cada vez que te ponías a escuchar la radio era una sorpresa parque había magia al ir moviendo el dial, luego vino introducir directamente la frecuencia que deseabas escuchar e ibas más a lo seguro cuando tratabas de captar emisoras nuevas, voces exóticas y a veces inesperadas que te atrapaban gracias a ese mundo embriagador de la propagación de las ondas hertzianas: era ver qué descubrías. Ese concepto se sustituyó con el consentimiento de unos y el perverso deseo de controlar, desde arriba, lo que se le envía a las masas haciéndoles creer que eso es la información, de ahí que el proyecto paneuropeo centralizado, en realidad no haya calado en la ciudadanía, pero ya tenemos otra pradera despejada para que una serie de gente vivan como reyes en los pastos comunitarios, especialmente en el mundo de la traducción: un abrevadero cuyo presupuesto es muchísimo más elevado que lo que se pretendió ahorrar sacando del mercado las emisoras públicas de todo el continente vía presupuestos.

Querían meternos la radio digital y en los pocos comercios que aún quedan receptores te miran como un extraterrestre cuando preguntas no ya por los que son analógicos, sino digitales o DRM, ante la poca profesionalidad de los vendedores, muchos te despiden con un «no sé qué me pide, señor» y uno, que pensaba llevarse un «cacharro nuevo», en realidad tiene que bajar la cabeza pensando en el abismo que se ha cavado en un par de décadas, pero volvamos a los sellos.

Se trata de un ejemplar con un facial de 1,57€ [no deja de subir el precio de una carta] que el correo de Eslovenia lanzó al mercado el pasado 22 de septiembre de 2023, se trata de un receptor modelo SLAVCEK fabricado por la desaparecida Telekomunikacikje Ljubljana [capital de Eslovenia], se trata del modelo RA 40 con frontal rojo y habitual en las mesas de toda la región cuando era básicamente el medio de comunicación por excelencia. Hoy también lo es, pero el problema de los demócratas que se erigen en los defensores de la libertad, es que la radio analógica no puede ser controlada, o sea: es la radio realmente libre y para evitar que llegue a destino hay que invertir mucho. La radio digital que nos han impuesto, con un solo clic o algoritmo la sacan del aire al momento, si sólo está en Internet aún es más fácil, incluso a veces funciona subvirtiendo la emisión original [el oyente cree que escucha la auténtica, pero en realidad la han sustituido o reprogramado] tratarán, precisamente, de colocarte la propaganda [en los conflictos bélicos es donde más rápidamente se detecta esa suplantación, otro terreno abonado es el mundo de la política].

El receptor comenzó a llegar a los mercados en 1952 y era producido por el Instituto de Telecomunicaciones que había sido fundado en 1947 por el Ministerio de Industria Pesada de la República Popular y Federativa de Yugoslavia, que nacía tras la hecatombe de la II Guerra Mundial bajo un comunismo peculiar que acabó enfrentándose a Moscú y dando alguna libertad a sus pueblos, aunque colonias de croatas hubo por todos los continentes, las autoridades del momento no tenían muchas simpatías por ellos. Si estudiamos la historia veremos que Tito controló con mano de hierro la Federación, las presidencias rotativas, tras su muerte, le darían la puntilla [ahora la OTAN/UE/ONU utilizan con gran pompa respetar los límites territoriales salidos del apocalipsis del nazismo, pero con Yugoslavia, y otras zonas calientes, eso no preocupó lo más mínimo] y los Balcanes volvieron, otra vez, a abrir las puertas del Infierno, pero dejemos la historia en mayúscula para los historiadores y sigamos con el sello.

El SLAVCEK [personalmente considero mucho más bonito el nombre traducido al español Ruiseñor] aparecía en el mercado en 1952, inicialmente para la nomenklatura comunista y, poco a poco, ante el éxito [y el negocio] el receptor fue abriendo ventanas en aquel mundo de penurias. La noche era la propicia para la propagación y este receptor acabó sembrando de esperanza todos los pueblos balcánicos; tanta que en la década siguiente hubo miles de yugoslavos trabajando, libremente, en Alemania. El aparato fue un producto de gran venta y de fabricación masiva en la capital del actual estado independiente de Eslovenia.

Seguirían los modelos Savica, Bistra, Kras, Vesna, Triglav y Soca pero, el Ruiseñor tenía la Onda Media y la Onda Corta que le granjeaba el favor del público [una contradicción ya que al comunismo le molestaba la libertad]; se trataba de un modelo de mesa con cinco válvulas y un frecuencímetro circular [de ahí las ruedas dentadas que aparecen en el lateral izquierdo del timbre] y los clásicos dos botones de ajuste del voz y el buscador de la frecuencia del dial redondo.

En 1961 la factoría de Ljubljana era fusionada con la de Kranj y los receptores fueron ya fabricados en Iskra o en otra planta que únicamente fabricaba receptores en Przan, noroeste de la actual capital eslovena, donde sería añadido el montaje de la incipiente televisión [la decisión de que fabriquen otros todavía no se había tomado y muchos eran los estados que se autoabastecían de determinados bienes]. La exitosa historia de la compañía fabricante cayó con la espectacular bancarrota tras la ruptura de la federación en junio de 1991, cuando todo saltó por los aires y la comunidad europea quedó horrorizada, pero esa es otra historia.

Añadamos que la radio en Ljubljana inició su andadura en septiembre de 1928 y ello significaría que hubiera una constante demanda de receptores que, en ese momento, eran de cristal y auriculares que sólo permitían la escucha a una persona [alguna QSL de Radio Praga con motivo del centenario llevan esa imagen peculiar imagen], le seguirían los receptores de válvulas y, tras la II Guerra Mundial, el boom, o sea cuando comenzaron a convertirse en los populares receptores que muchos de los que peinamos canas conoceríamos en nuestra niñez [en mi caso un Philips, nunca olvidaré su ojo mágico] y los receptores en el territorio yugoslavo fueron inicialmente de importación.

En cambio, en 1946, se fundaba la exitosa Radio Industria Nikola Tesla en Belgrado que en 1947 colocaba en el mercado de la república federativa el primer receptor Mosmaj 47, gracias a su bajo precio, tuvo un gran éxito de crítica y público. Vaya que no fue como cuando nos dijeron, desde la UE, que tendríamos un correo casi gratis, eficaz y rápido; si comparamos con la realidad el desmonte ha sido brutal y nos pondríamos a llorar.

Finalizamos con algo obvio, el receptor aparece en el sello, matasellos e ilustración del sobre de primer día: perfecto el trío que inició su andadura postal el 22.09.2023, fue diseñado por Villa Creativa, impreso a cuatro colores y hojas de 25 ejemplares por la Agencija Komercijalnu djelatnov d.o.o. de Zagreb (Croacia) y una tirada total de 30.000 ejemplares.

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Juan Franco Crespo

Maestro de Primaria, licenciado en Geografía

y estudios de doctorado en Historia de América.

Colaborador regular, desde los años 70, con publicaciones especializadas

del mundo de las comunicaciones y diferentes emisoras de radio

Juan Franco Crespo

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