Listo para el paseo de descubrimiento de la isla

Juan Franco Crespo: «Malta: Las tres ciudades»

Este trío es una zona mucho menos trillada, pero no por ello menos interesante, el grupo lo conforman Vittoriosa, Senglea y Cospicua y se extiende al otro lado de la Bahía de La Valeta; si uno llega en barco es lo que tiene a su izquierda, históricamente fue aquí donde los Caballeros se instalaron cuando llegaron a la isla en 1530, concretamente el asentamiento se conocía por Birgu [hoy sería el emplazamiento del Fuerte de San Angelo] y la otra lengua de tierra conocida como L-Isla [Fuerte de San Miguel] que habrían quedado fortificados en 1550.

¡Cómo trabajaban aquellas gentes! Sobre todo si pensamos lo que nos cuesta en España hacer las cosas, por ejemplo, un tramo de autovía en la zona donde vivo se llevó más de veinte años y eso que apenas son una treintena de kilómetros, la comenzó el gran ingeniero Pepiño Blanco y la acaba de inaugurar [23.10.2023] la Ministra correspondiente. Se trata de una obra que llevaba años reclamándose y por fin se concluyó a la espera de la conexión con la autopista Lérida-Zaragoza; de lo inicialmente presupuestado ha costado casi diez veces más. En Malta, todavía están funcionando los edificios levantados hace medio milenio.

Con la armadura de los Caballeros

Si la Valeta es un corto trazado, Vittoriosa no es más grande apenas 400×800 metros que la hacen realmente abarcable, fácil de visitar, fácil de llegar y ofrece un gran contraste si la comparamos con la animada capital insular. Resulta hasta extraño que esté en pie, sinceramente, pensaba que me encontraría sólo restos como Belchite o Corbera de Ebro, pero no: está inmaculada y sólo los más observadores detectarán restos de oquedades que provocaron los bombardeos de la II Guerra Mundial, el bienio 1941/42 fue terrible, las bombas caían prácticamente a diario. Hay mucha literatura, cine y documentos sobre aquellos expedicionarios que día tras día bombardearon, sin descanso, la zona: allí estaba atracada la Marina Real Británica.

La zona portuaria

Para ver y culturizarnos tenemos el Museo de la Guerra, el Marítimo y el Palacio del Inquisidor; en todos encontraremos cosas poco habituales, digamos que nos adentran en un pasado tortuoso, laberíntico, no exento de dolor ¿hay alguna guerra que no lo tenga? El Fuerte de San Angelo, originalmente era la residencia del Gran Maestre de los Caballeros hasta 1571. Los británicos lo emplearon como cuartel general entre 1912 y 1979; es una zona que ya fue habitada por fenicios y romanos, lamentablemente la mayoría de los fuertes están en ruinas y, aunque se intenta preservarlos, resulta algo difícil de lograr ante el elevado coste que, hoy por hoy, representa para una comunidad tan pequeña.

Vista de Sliema en la otra orilla de La Valeta

La otra parte es Senglea, aún más fácil de recorrer porque su trama urbana es una cuadrícula, tiene poco que ver y todo está reconstruido pues quedó totalmente destruida en la guerra, quizá lo más interesante es ir hasta la punta para aprovechar la privilegiada imagen que se puede contemplar desde esta parte de la isla.

Si quedó tiempo quizá pueda ir hasta Cospicua y luego a Paola, después de todo esa es la zona del famoso Hipogeo o los Templos de Tarxien, dicen que son restos de gran importancia y difíciles de acceder, en algunos casos se necesita haber reservado con semanas de antelación o esperar en la puerta a que alguien no aparezca a su hora y te incluyan en el grupo. Por lo tanto son lugares que recomendamos a los que realmente tienen un interés específico.

El Hipogeo es una necrópolis subterránea [en cierta medida me recuerdan a las catacumbas de Nápoles] que se descubrió por casualidad mientras se realizaban unas obras a principios del XX, dicen que lo excavaron 3.000 años a. C., y en su apogeo albergó unos 7000 cuerpos o enterramientos, otro tanto son los templos excavados en 1914 en Tarxien y que pertenecen a la misma etapa histórica.

Reconocimiento de la monarquía británica al heroísmo maltés

Finalmente decir que, cinematográficamente, es una zona muy utilizada, en algunos casos son cintas míticas de la historia del celuloide, algo que muchas veces devuelven al paseante a esa imagen que le quedó grabada en su GPS particular. Aquí se filmaron La espía que me amó, El expreso de medianoche o el Conde de Montecristo, por citar algunas de las más famosas.

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Juan Franco Crespo

Maestro de Primaria, licenciado en Geografía

y estudios de doctorado en Historia de América.

Colaborador regular, desde los años 70, con publicaciones especializadas

del mundo de las comunicaciones y diferentes emisoras de radio

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