La ministra de Vivienda y Agenda Urbana, Isabel Rodríguez, inauguraba en Porcuna el jueves, 11 de julio, “La Calderona”, una cisterna romana del siglo I a.C., uno de los principales depósitos de almacenamiento de agua de la ciudad romana de Obulco. Su reciente restauración, que ha durado tres años, ha sido llevada a cabo por el arquitecto Pablo Millán y el arqueólogo, Pablo Casado. Afirman que “Es uno de los mejores monumentos arqueológicos romanos conservados de Hispania y del Mediterráneo Occidental y ha sido una obra de la que hemos aprendido muchísimo”. Más de 2.000 años después sigue llenándose de agua de forma natural y funcionando para lo que fue concebida. El proceso de restauración y puesta en valor de este espacio ha durado tres años, con un coste de más 1,7 millones de euros.
El origen de Porcuna se fija en la noche de los tiempos en el periodo Solutrense del Paleolítico Superior. Luis Emilio Vallejo, funcionario técnico del “Patrimonio Kultural del Ayuntamiento de Porcuna”, expone esta cronología en la pequeña, pero didáctica obra, “Porcuna. Guía Turística”: III-I, milenio a.C., primer gran urbanismo defensivo en Alcores y Albalate; siglo VI a.C., ciudad-estado ibera de Ipolca (capital de los túrdulos); y siglo I a.C., ciudad romana de Obulco. Su ayuntamiento es uno de los edificios más bellos de la arquitectura neoclásica de Pósitos de Cereal de Andalucía. También el general Castaños reunió en esta localidad a sus ejércitos para afrontar la decisiva batalla de Bailén (1808) durante la Guerra de la Independencia contra los franceses. Diseñada bajo el “Plan Porcuna”, supuso la primera derrota de Napoleón en campo abierto. María Bellido se erigió en heroína de esta contienda abasteciendo de agua a los soldados durante la guerra.
Los íberos eran grandes escultores. Su herencia más destacada es el bello grupo de estatuas de Cerrillo Blanco descubierto en 1975. Para Pablo Casado, director del Museo Arqueológico de Obulco, “Representa el mayor y más importante conjunto escultórico del mundo ibérico”. La mayoría de estas piezas, entre ellas el “Toro de Porcuna” y “El guerrero de la doble armadura”, se encuentra en el Museo Íbero de Jaén. Es una pena que este museo esté dejado de la mano de Dios. Así lo rubrica “El País” del pasado 10 de abril en un extenso reportaje titulado “El fantasmagórico Museo Íbero de Jaén”: “El Centro, sin colección permanente siete años después de su apertura, ofrece una estampa deprimente con inmensas salas vacías”. Esto después de que su alcalde Miguel Sánchez de Alcázar proclamara en su inauguración que quería que fuese un Guggenheim para esta ciudad.
Julio César llegó de Roma a Obulco para lidiar con la batalla de Munda (17 de marzo del año 45 a.C.) donde derrotó a Pompeyo “el Joven”. Obulco fue denominada “Municipium Pontificensis Obulconensis” por este emperador merced al apoyo prestado en dicha batalla. Igualmente, Fernando III “el Santo” otorgó la ciudad a la Orden de Calatrava y aquí se encuentran los restos del mayor castillo de esta Orden del que destaca la Torre Nueva o de Boabdil, último sultán del reino nazarí de Granada. Dicha Torre le sirvió de cárcel cuando fue hecho prisionero en la batalla de Lucena (1483). De ella dice Juan Eslava: “Es el más hermoso ejemplo de arquitectura militar en el reino de Jaén”.
La ermita de San Benito (siglo XIII) fue monasterio benedictino y Priorato de la Orden de Calatrava tras la conquista de la ciudad en 1240. Destaca también la Parroquia Nuestra Señora de la Asunción levantada entre 1872 y 1910 por el arquitecto Justino Flores. En ella sobresalen estos murales de Julio Romero de Torres: los Cuatro Evangelistas, la Sagrada Familia, La Santa Cena y la Asunción de la Virgen. Sus características técnicas fueron recogidas por Manuel Bueno Carpio y su hijo Juan Miguel Bueno Montilla en el libro “Julio Romero de Torres en Porcuna”, siendo las únicas obras de carácter religioso del pintor. Porcuna cuenta también con “La Casa de la Piedra”, una construcción realizada íntegramente en este material por Antonio Aguilera Rueda durante el período 14-1-1931/11-5-1960 y todo un ejemplo de lucha por una idea. Antonio era un cantero sin conocimientos de arquitectura ni de albañilería. Por esta hazaña, plasmada en el libro “Historias de un loco andaluz” (1975), le fue concedida la medalla de oro al mérito en el trabajo.
Los porcunenses utilizamos palabras con ciertas particularidades semánticas. Todas ellas han sido recogidas por Manuel Jalón en su obra “Vocabulario Porcunero”: topónimos, dichos, villancicos, coplillas, juegos infantiles y tradiciones. Y la Historia deja paso a la leyenda. El citado Luis Emilio Vallejo ha publicado un pequeño volumen con la recopilación de doce leyendas de Porcuna: “Transcritas desde lo oral hacia la palabra escrita, intentan hacernos tomar conciencia de cómo las historias contadas oralmente forman parte de un legado humano que las generaciones futuras deben conocer”. He aquí algunas de ellas: Macías el Enamorado, el Toro de Porcuna, el Tesoro de Albalate, San Benito y el milagro de la tormenta, María Bellido o Los Nereos.
Por último, destacar que el Centro Parroquial de esta localidad ha recibido un premio nacional en la “II Edición de los Premios Arquitectura y Empresa” (2023). Este Centro ha sido diseñado por el estudio “Pablo Millán, Arquitectos”. Se trata de unas arcadas de sencillas bóvedas de crucería blanquísimas en dos plantas que conforman dos lados de un patio muy bello.
Desde luego, Porcuna bien merece una visita.
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Maestro,
doctor en pedagogía
y profesor titular de universidad