Alguien tendrá que hacer mejores leyes y mejores instituciones. Y mejor de todo, pero claro, siempre eso lleva a que son otros los que lo tienen que hacer, no sólo los gobiernos, parlamentos y las grandes instituciones.
Pero la realidad es que esas estructuras funcionan sólo cuando existen convicciones capaces de motivar y, por eso, para que haya buenas instituciones, para que haya buenos gobiernos, para que haya buenos parlamentos, para que haya un buen sistema público, para que haya una buena sociedad, tiene que cambiar cada persona, tiene que transformarse moralmente a sí misma y tiene que afrontar esa tarea que siempre es fatigosa y que nunca se da por concluida.
Una tarea que nunca resuelve el desarrollo económico, ni el desarrollo científico, ni el desarrollo social, ni las estructuras, ni nada por sí mismo y por sí sólo. Y por eso una sociedad inteligente siempre dedica a la educación y a la sanidad sus mejores energías, su mejor talento y su mejor ilusión.
Así, con esa ilusión, los padres dedican esfuerzo y tiempo a educar a sus hijos, y los profesores a sus alumnos, y toda la sociedad dedica tiempo a esa educación. Allí se juntan los ricos y los pobres, los de derechas y los de izquierdas, los de un equipo de fútbol y los de otro. Se juntan todos y se sienten parte de lo mismo. Y en esos sitios siempre hay mucha mejor convivencia y eso es también un reflejo del mensaje. La foto de la colmena intenta ilustrar esto.
Da igual cuanto se haya complicado la vida siempre hay modos de encontrar caminos de crecimiento y de ser útiles para los demás de verdad, que apostemos por formar comunidad y por ver la forma de encontrarnos unos a otros. Este es el trabajo educativo que no siempre es sencillo, pero que hace un gran bien a todas las personas y a la comunidad social. Y eso, al final, es muy importante para el futuro de esta sociedad. Docendo Discitur.
Un cordial saludo a los lectores y lectoras de IDEAL en Clase.
[Continua la próxima semana]
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Antonio Alaminos López
maestro retirado