En el Diario de Almería, del pasado día 3 de septiembre, viene una crónica de Iván Gómez, con estos titulares: El acuarelista almeriense más internacional, casi tres años enterrado y sigue sin lápida
Julio Visconti Merino murió el 27 de octubre de 2021 y sus restos inhumados al día siguiente en el cementerio de Almería. Ni los premios y reconocimientos de las instituciones, ni la herencia millonaria que dejó, ni su Fundación han evitado esta ignominia
Julio Visconti había nacido en Fiñana, era el pintor almeriense más internacional y había cumplido cien años de edad. Era un maestro de la luz, de los colores y de la transparencia, de manera que había conseguido que sus paisajes urbanos y naturales, tanto de Almería como de Guadix y otras ciudades, fueran conocidos en medio mundo. En el número 48 de la calle 56 del camposanto de San José se encuentra el nicho del artista de ascendencia italiana sin flores ni fotografías ni lápida que lo identifique, sólo un cartel informativo con el nombre y la fecha del sepelio que deja de forma provisional el Grupo ASV Servicios Funerarios. Un olvido imperdonable a la memoria de cualquier fallecido, una ignominia al tratarse de uno de los iconos de la cultura almeriense, se lee en la crónica del diario. Hay que recordar que el acuarelista fue nombrado hijo adoptivo de Almería en 2008, mientras que su pueblo natal, Fiñana, le dedicó una plaza; asimismo, la Diputación y la Universidad de Almería le concedieron una insignia de oro, en 2006. Fue nombrado socio de honor de la Agrupación de Acuarelistas de Madrid y ganó, entre otros galardones, el Premio Nacional de Acuarela en 1973, el de Mejor Acuarelista del Año en 1997 por la revista Correo del Arte, el de Pintores y Escultores de África. También fue proclamado Hijo Adoptivo de Almería en el año 2008 y recibió otros muchos reconocimientos.
Aunque residió en Almería, en los años ochenta, Julio Visconti compró en Guadix una casa-palacio, construida en el siglo XVIII; la rehabilitó y decoró con pinturas, antigüedades y objetos de época y finalmente la convirtió en su residencia. Años más tarde creó la Fundación Pintor Julio Visconti, que desde el año 2009 gestiona el inmueble así como su colección personal y su legado pictórico, también organiza varias actividades culturales. El Ayuntamiento de Guadix, en reconocimiento a este proyecto cultural, le nombró Hijo Adoptivo y Predilecto. Y pocos días después de su fallecimiento, el alcalde accitano, Jesús Lorente, como presidente de la Fundación Pintor Julio Visconti, recogió a título póstumo la Medalla de Oro de la Provincia que concedió la Diputación de Granada al acuarelista.
Sin embargo, a pesar de tantos nombramientos, medallas, honores, adopciones, abrazos y elogios; a pesar de que dejó millones de euros en herencia a sus familiares de Almería y a pesar de tener una fundación cultural que lleva su nombre, resulta que casi tres años después de su muerte nadie se ha acordado de comprar siquiera una sencilla lápida para el nicho del pintor. La crónica finaliza así: El acuarelista almeriense más internacional merecía tener su propio mausoleo en el cementerio de San José (o en el de Fiñana o Guadix) y no una losa provisional sin fotografía ni identificación ni flores. Pero a pesar del atropello, Julio Visconti será eterno por su obra, porque la verdadera muerte radica en el olvido. Para mayor desgracia, todavía no hay ningún comentario de los lectores.
Copio este párrafo de mi artículo En recuerdo del Semanario Acci (el 12 de marzo de 1955 editó su primer número), que fue publicado en la revista Wadi-As y en mi blog Leandro García, en abril de 2015: A continuación, Acci señala que “ha abierto una suscripción pro monumento a Pedro Antonio de Alarcón con 500 pesetas. Tenemos el proyecto de colocarlo en la próxima primavera y realizar al mismo tiempo un homenaje público, intentamos tenga carácter nacional… ¿Contaremos también con el Ayuntamiento?”. Le pregunta el redactor de Acci al alcalde de entonces y su respuesta deja mucho que desear. Hay que recordar también que Pedro Antonio de Alarcón falleció el 19 de julio de 1891, en la calle Atocha de Madrid. Fue enterrado en una tumba sin nombre, la número 2-752, en el cementerio de la Sacramental de San Justo, en el patio de Santa Gertrudis. En sus últimos días de vida, en plena depresión tras sufrir un ictus que le dejó medio cuerpo paralizado, pidió que le enterraran en una sepultura anónima. Ciento diez años más tarde, el 30 de abril de 2001, los restos de Pedro Antonio fueron traídos al cementerio de Guadix. Pero estos días da la impresión de que la historia se repite, que vuelve por sus fueros. Guadix tiene una deuda muy grande con Julio Visconti, ¡cómo vamos a dejar así a quien tanto hizo y amó a esta ciudad, donde dejó su mayor legado cultural! Guadix no puede quedarse con los brazos cruzados. Ninguna persona se merece esta infamia, este olvido miserable, y menos aún Julio Visconti que pintó a las gentes y las cuevas de Guadix, y que tan generoso fue con esta tierra. Conocí a Visconti cuando fue nombrado socio de honor del Centro de Estudios Pedro Suárez, dos años antes de su muerte, y aunque apenas lo traté me sorprendió su humildad y sencillez.
El mismo 3 de septiembre, Juan José publicó en Facebook, en el grupo Guadix: foto.denuncia, la noticia del Diario de Almería con este párrafo: Creo que el ayuntamiento de Guadix debería de construirle algún monumento en Guadix ha sido una persona muy importante y ni lápida tiene. Recojo algunos comentarios de los 40 que ha tenido:
La verdad que deberíamos tener un poquito más de memoria, por todo lo que dejó.
A un pueblo que no es agradecido como le puede ir…
Qué triste que esto sea así… con todo lo que ganarán a costa de su propia casa y el pobre ni lápida tiene con todo lo que nos ha dejado aquí en Guadix… qué pena.
Pero él sí cedió su casa al Ayuntamiento.
No me lo puedo creer…!!! Qué vergüenza…!!!
Otra cuestión es que habiendo Julio Visconti donado ese patrimonio a Guadix, a su Ayuntamiento, que menos que preocuparse por su lápida, la vida no consiste en ir al Notario y olvidarse del finado.
Una cosa es que Guadix le dedique una plaza o haga buen uso de su legado a nuestra ciudad y otra que en Almería su tumba parece que haya caído en el olvido incluso para los que recibieran su millonaria herencia.
En las páginas de la Fundación http://fpjuliovisconti.com/a-julio-visonti/ viene esta dedicatoria de Luis-L Quiñones Maján, A Julio Visconti:
Te has marchado discretamente, de la misma forma que vivías: con discreción y en silencio, notas de tu carácter. Los medios de comunicación de Almería, Granada e, incluso, Canal Sur se han hecho eco de tu marcha destacando la belleza de tu obra, su valor artístico y la capacidad para entender e interpretar el mundo de te rodeaba, presente en tus acuarelas. Sin embrago, es necesario recordar tu iniciativa de crear la Fundación Pintor Julio Visconti, ejemplo de generosidad y cariño al pueblo de Guadix, que con frecuencia comentabas ” te había dado tanto…”.
El olvido de España con sus hijos es proverbial, forma ya parte de nuestra idiosincrasia. ¡Qué corta es la memoria de los españoles y cuán larga su ingratitud! Sin embargo, me quedo asombrado cuando voy a otros países y veo el reconocimiento que tienen por sus ilustres antepasados: lápidas en las paredes, estatuas y monolitos en los parques, placas en las viviendas… Por favor, una lápida para el pintor Julio Visconti, que se encariñó de Guadix.