J.J. Hernández recupera 90 años después una historia silenciada por el tiempo y el miedo
Siempre hemos pensado que todo buen periodista, puede ocultar en el fondo a un gran escritor, que aunque se puede vislumbrar a través de sus crónicas, reportajes y entrevistas, solo trasciende cuando pasa a formar parte del gremio de los jubilosos jubilados. Esto viene a cuento del periodista -y mi redactor jefe, durante una época dorada de IDEAL-, Juan Jesús Hernández, o simplemente Jota , como es conocido en los ambientes periodísticos.
En un reciente encuentro nos contaba que el germen de su vocación por el periodismo hay que buscarlo en sus años de estudiante. «Las primeras aventuras en esta profesión las tuve en el Instituto Padre Poveda, en el que cursé estudios y donde hice mi primera entrevista a José Asenjo Sedano que acababa de ganar el Premio Nadal», cuenta con satisfacción. Más tarde llegaría sus primeras experiencias radiofónicas, junto con unos compañeros para lo que montaron su propia emisora de radio con la que daba noticias, emitían música e incluso entrevistaban a los profesores. «Nos lo pasábamos muy bien y estas experiencias, creo que estaban marcando el inicio de una trayectoria profesional», añade antes de relacionar los distintos medios por los que ha desfilado, desde el Diario Patria hasta IDEAL, pasando por el Diario de Granada y el Día, paralelamente a su participación en Radio Popular, Radio 80 o Canal Sur. También en revistas como Panorama, e incluso en el diario El País. Precisa que «en 1986 recalé en el diario IDEAL donde he tenido una larga etapa de 37 largos años en los que he ocupado diferentes cargos de responsabilidad, como redactor y reportero y también he hecho un poco de todo».
Cuando le pedimos información sobre su trayectoria literaria señala que la primera se produjo hace dos años con la publicación del libro ‘De frente’ en el que recopilaba 60 testimonios de personajes granadinos con historias de superación, esfuerzo y sueños rotos . En estos días está con la que verdaderamente es su primera incursión en el género narrativo pues está llegando a las librerías su novela ‘Los descosidos de Dios’ (Ediciones Brisa del Sur). Para entrar en materia le pedimos que seleccione un fragmento representativo de esta obra y elige los párrafos iniciales pertenecientes al preámbulo en los que se presenta al protagonista, Juan Hernández Fernández (25 de febrero de 1897-21 de agosto de 1931), al tiempo que nos sitúa de sopetón en la historia que vendrá luego de la que aclara sin rodeos,«esta es una historia real. Juan, Antonia y sus tres hijos han existido y llorado su amargura de verdad». Eso sí utiliza para sus personajes nombres ficticios la igual que para el escenario de la trama: El Valle de las Encinas, con las lógicas recreaciones que todo escritor se puede permitir. También está muy claro el escenario temporal de «esta historia cruel ocurrida en una aldea granadina durante el primer tercio del siglo, en plena II República y pocos años antes de la Guerra Civil española». Tras un lapso temporal de 90 años, el autor considera que hay llegado el momento «de reivindicar la memoria de un labrador que lo perdió todo porque no tenía nada» y que «solo tuvo un pecado que es nacer y vivir pobre».
En nuestro encuentro, acaecido en una luminosa mañana de septiembre en el patio de San Jerónimo, Jota justifica que sentía la necesidad de dignificar la memoria de un hombre que ha permanecido en el olvido y en el silencio y nueve décadas después aún seguimos sin tener claro qué es lo que sucedió y cuya historia es similar a la de otros muchos campesinos en unos convulsos años de agitación social, de hambre y de miseria «en los que la doctrina del poder marcaba lo privilegios y la diferencia entre los que tenían y no tenían, entre los que podían y no podían, entre los que mandaban y los que obedecían». Respecto al título señala que en un principio pensó llamarla ‘El vuelo de los grajos’, por aquello de ser aves de mal agüero abundantes en el lugar donde discurre la historia pero al final se decantó por ‘Los descosidos de Dios’, dado que los personajes de su obra son víctimas de la injusticia, de la arrogancia y del poder de unos pocos sobre la mayoría.
Al detenerse en los personajes que desfilan por sus páginas, el autor los clasifica en tres grupos. El primero sería el de los que se mueven en el entorno de Juan como son sus amigos y compañeros de la infancia: Mauro, Germán. Manolo el tabernero y, sobre todo, el cura Don Rogelio «que es un personaje que despierta simpatía. En el segundo grupo, el de las mujeres que tienen gran fuerza estaría la viuda de Antonia con la que Juan Jesús empatiza, Laura, una mujer que podría resumir perfectamente el perfil de un descosido de Dios al ser una mujer que nunca tuvo la oportunidad de ser feliz en la que la desgracia se cebó desde que era joven hasta u muerte. Por último, el tercer grupo correspondería al de los villanos, esa corte de lacayos en torno a la señorita de los caciques, los capataces que adquieren un poder notable por el respaldo que tienen por parte de sus señores y que actúan con mucha impunidad como es el caso de El Zángano. es el el asesino. «He querido que el lector de alguna forma empatice con ellos y también los deteste», añade, al tiempo que aclara que ha procurado que la historia de crimen pero resulte amena y entretenida, fácil de leer, para lo que, pensando en el público lector de cierta edad, la letra es más grande de lo habitual.
Reconoce que la historia tiene mucho de relato periodístico y es muy visual por lo que se podrá convertir en una obra cinematográfica. Añade que «es como si mi periódico me hubiese enviado a a cubrir la historia de un crimen y yo hago una crónica social pues al fin u al cabo es una historia escrita por un periodista que es lo que soy». Frente al Hospital de San Juan de Dios, el autor nos revela que es el único espacio de la capital que sale en la obra pues fue aquí donde llegaría en estado agonizante por un tiro en la cabeza, donde permanecería 36 horas hasta que murió. «Parte del misterio y de la leyenda que se crea en torno a Juan es que de este hospital no salió nunca, jamás se supo después de su paradero al morir aquí aquella semana de finales de agosto de 1933».
La entrevista la finalizamos en Librería Babel donde ya hay ejemplares disponibles, y en los próximos días también lo estará en Librería Picasso. Igualmente se puede conseguir a través del sello editorial y de Amazon.
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