Tras dejar la catedral, disfrutar del canolo y un café bien corto, tocaba tomar el camino hasta el Palacio Normando que ya de por sí merece la visita a esta populosa ciudad del norte de la isla de Sicilia y que es de las más usadas por los cruceros para sus tradicionales derrotas mediterráneas.
Hemos dejado atrás los jardines y comienza el gozo al poder contemplar la fastuosa construcción que iniciara Rogelio II en 1130; no deja de ser uno de los lugares más recomendados para los cruceristas así que si uno no tiene mucho tiempo para patear por esta ciudad, lo mejor es no perderlo e intentar iniciar rápidamente el camino para contemplarlo. Debemos advertir que también rigen alguna reglas de vestimenta así que siempre sea recomendable verlas antes de partir o al menos tener la precaución de llevar algo que nos tape [camisetas sin mangas, pantalón corto o minifalda no eran bienvenidas, aunque algunas veces se relajan, pero llevar un pantalón largo y una camisa en el morralito no suele ser mala idea cuando viajamos, sobre todo si visitamos territorios de religión musulmana donde las normas son todavía más estrictas].
La primera vez que llegué a la ciudad me encontré que estaba en restauración, así que la visita quedó suspendida y se realizaría varias escalas más tarde. Uno se sorprenderá por los fastuosos mosaicos o los mármoles, algunos originales que hicieron los bizantinos que hizo traer dicho soberano y que le dio a la Capilla Palatina una belleza que un milenio después aún perdura. Se trata de una obra que contrasta con el concepto de corte efímera del XXI. A los que les atrae el arte, disfrutarán contemplando las historias del Nuevo Testamento y algunas otras que les trasladarán a las históricas Cruzadas y, previsiblemente, les llevarán a otras etapas del pasado, es evidente que dependerá del nivel cultural del visitante. El palacio suele estar abierto poco después de las 8 de la mañana, aunque a veces por mucha prisa que te des, llegas y ya hay gente esperando para entrar.
Originalmente levantado en el IX por el poder musulmán, ha llegado a nuestros días con más influencia normanda que comenzara en el XII en esa constante de tantas obras civiles, los normandos le añadieron la Torre Pisana, aunque el aspecto actual viene de las reconstrucciones llevadas a cabo entre el XVI-XVIII cuando estuvieron aquí aposentados los virreyes españoles: esta era su residencia oficial y, parece que esa es una constante en nuestro comportamiento, entonces la clase política dilapidó grandes sumas para rehacer todo y dejarlo a su gusto que para eso paga el pueblo. De esa decisión sólo se salvó de la picota la denominada Capilla Palatina.
Una pormenorizada visita da para un día provechosamente disfrutado, aunque las TIC parece que han inoculado el ADN de las prisas y cuesta trabajo extasiarse contemplando tanta belleza. La gente suele quedarse en el recinto que funciona como Asamblea Regional de Sicilia y en donde Rogelio creó el primer parlamento insular: la Sala Hércules; paredes y techos merecen la pena ser contemplados con detenimiento, fueron realizadas por Giuseppe Velasco (XVIII), también hay algunos materiales más grotescos que realizó Benedetto Cotardi, merece la pena prestar atención a la guía o hacerse con alguna de las que se venden allí.
Una vez hecha esta parte hay que dosificar tiempo y esfuerzo, quedan una veintena más de salas y cada uno tendrá que evaluar sus gustos y estado anímico. Generalmente suelo disfrutar de lo que tengo a mano antes que correr una maratón. La denominada Sala de los Virreyes ofrece los retratos o pinturas de algunos de los 21 personajes que ostentaron el cargo en esa etapa de la historia.
Otra sala es la de los ex-presidentes en donde encontraremos las fotos de los que ostentaron el cargo de este período de corta historia en esa Asamblea Regional, parece que la constante es querer figurar a toda costa en las paredes; el boato y los retratos oficiales acaban consumiendo una buena parte del presupuesto, pero los sátrapas, de todo tiempo y condición, son amantes de los honores quizá porque piensan que eso les hará vivir mejor desde el más allá cuando, en realidad, en la cotidianidad, prima el dicho de «A rey muerto, rey puesto», o sea: la vida es un suspiro y podríamos colegir que estos ejemplos nos devuelven a una gran realidad, la de que somos mortales.
En algunos casos ello podría ser considerado como una verdad a medias porque, determinados personajes, tienen ahora mejor prensa que cuando vivían, sobre todo si lo que se aplica es el revisionismo histórico desde la militancia ideológica: hay que blanquear y meter bajo la alfombra del olvido lo que no conviene al mundo nihilista y alienante en que vivimos, sobre todo si sirve para blanquear nuestro pasado o nuestras siglas.
Para finalizar, si no dio tiempo para mucho más, me detendría en los restos de una muralla púnica que fungió como defensa en el lejano siglo V a. C. y que afloró en una rutinaria prospección en el año 1984, la puerta, relativamente bien conservada, merece la pena ser contemplada nada menos que 2.500 años nos separan de ella. En todo caso hágase con la guía de la visita o simplemente disfrútela al completo en alguno de los materiales colgados en Youtube cuando regrese a casa, esa es otra forma de disfrutar de un extraordinario viaje.