Me duele España (y II)

“Me duele España” por los vaivenes que la educación, en democracia, ha soportado al tener que convivir con ocho leyes: Ley del Estatuto de Centros Escolares (1980); Ley del Derecho a la Educación (1985); Ley de Ordenación General del Sistema Educativo (1990); Ley de Participación, Evaluación y Gobierno de los centros docentes (1995); Ley de Calidad de la Educación (2002); Ley de Educación (2006); Ley para la Mejora de la Calidad Educativa (2013); y Ley 2020 que modifica la Ley de Educación de 2006. A pesar de ello, nuestro sistema educativo no se ha derrumbado; prueba inequívoca de su fortaleza. “Me duele” por la imposibilidad de que nuestros políticos no puedan urdir un “Pacto de Estado por la Educación”, aun cuando en los informes PISA “Programme for International Student Assessment” nuestros jóvenes no salgan bien parados. También lo ha demandado la Real Academia Española (RAE) por boca de su director Santiago Muñoz Machado.

“Este dolor” se extiende por el uso excesivo e incorrecto que se hace del término “Guardería” dado que no existe en ninguna ley de educación. La Ley 14/1970, de 4 de agosto, general de educación y financiamiento de la reforma educativa hablaba de Educación Preescolar, de Jardín de Infancia y de Escuela de Párvulos. El concepto de Educación Preescolar es también recogido en la Ley orgánica 5/1980, de 19 de junio, que regula el Estatuto de Centros Escolares. En la Ley orgánica 1/1990, de 3 de octubre, de ordenación general del sistema educativo aparece el término Educación Infantil al igual que en la Ley orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de educación; en la Ley orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de educación; y en la Ley orgánica 3/2020 de 29 de diciembre, que modifica la Ley orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de educación.

“Me sulfuro con mi país” porque mientras que los nacionalismos ganan terreno, el escritor judio-vienés Stefan Zweig afirma con contundencia: “Por mi vida han galopado todos los corceles amarillentos del Apocalipsis, la revolución y el hambre, la inflación y el terror, las epidemias y la emigración; he visto nacer y expandirse ante mis propios ojos el fascismo, el nacionalsocialismo, el bolchevismo y, sobre todo, la peor de todas las pestes: el nacionalismo, que envenena la flor de nuestra cultura europea”: “El mundo de ayer: Memorias de un europeo” (2022). Se suicidó junto a su esposa el 22 de febrero de 1942 en Petrópolis (Brasil) en la habitación de su hotel. Hasta aquí llegaron huyendo de Hitler pues creían que iba a adueñarse del mundo, cosa que no podían soportar: un trágico error de cálculo.

“Dolencia” porque el ejercicio de la política, que es un acto noble, ha caído en un total descrédito entre los españoles. Así lo refleja el estudio “Eurobarómetro Standard” (EB96) titulado “Opinión Pública en la Unión Europea” (febrero 2022). Las instituciones que generan mayor desconfianza son los partidos políticos: el 10 % confía en ellos frente a un 86 % que desconfía. Este dolor se magnifica por la Ley Orgánica 10/2022, de 6 de septiembre, de garantía integral de la libertad sexual pues ha producido el efecto contrario a su intención, y porque consagra que los jóvenes de 16 y 17 años pueden abortar sin permiso paterno.

“Me duele mi nación” por la apropiación del adjetivo “progresista” por este Gobierno. ¿Es progresista la ley del “Sí, sólo sí”; la cola del paro; amnistiar a un exiliado de la justicia; que la ministra de justicia Dolores Delgado fuese nombrada fiscal general del Estado inculcando la separación de poderes? Progreso, avance, es que Pedro Sánchez dijera que: “No dormiría si hubiera aceptado la coalición de Gobierno que proponía Pablo Iglesias como al 95% de los españoles”. Luego Pablo Iglesias, Irene Montero, Yolanda Díaz, Alberto Garzón, Ione Belarra y Manuel Castells fueron ministros suyos. Antonio Caño, en su artículo “Un programa fallido”, dijo acertadamente que “Nuestra democracia fue alumbrada en un pacto ejemplar que dio lugar a lo que, seguramente, ha sido el mejor ciclo de nuestra historia”: la Transición. Pues bien los “intelectuales” de Podemos ponen en cuestión este hecho histórico: ¿progresistas?

El Gobierno indultó a los independentistas Oriol Junqueras, Raül Romeva, Josep Rull, Jordi Turull, Joaquim Forn, Jordi Sànchez, Jordi Cuixart, Carme Forcadell y Dolors Bassa. Fue, en palabras del Sr. Sánchez, “Una apuesta clara por la convivencia y la reparación de esos errores que se cometieron en el año 2017” (el diario.es 21/6/2021). No obstante, todos ellos tuvieron un arrepentimiento sui géneris: “Ho tornarem a fer”. No considero progresista eliminar el delito de sedición del Código Penal y que se rebaje la pena a cuatro años por la malversación que no comporte lucro personal.

“Me duele” que se hable de pérdida de valores en nuestra sociedad. Al menos por esta vez (cosa rara) la culpa no es de la escuela donde trabajan niños y adolescentes. La Ley Orgánica 1/1990, de 3 de octubre, de Educación recogía siete temáticas: educación moral y cívica; educación para la paz; educación del consumidor; educación vial; educación ambiental; educación sexual y educación para la igualdad. La Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación establecía como un principio “La transmisión y puesta en práctica de valores que favorezcan la libertad personal, la responsabilidad, la ciudadanía democrática, la solidaridad, el respeto y la no discriminación. Y la Ley Orgánica 3/2020, de 29 de diciembre, incorpora los valores relacionados con el acoso escolar, el abuso sexual y el ciberacoso.

José A. Delgado

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