El profesor Carlos Almira publica ‘Forjada en versos. La vida robada de Amparo García’, de la que además del texto ha realizado la maquetación y edición
Carlos Almira Picazo tiene publicados tantos libros casi como destinos docentes que le han llevado por media Andalucía desde que sacara sus oposiciones y comenzara a trabajar como profesor de Geografía e Historia, allá por 1999, en el IES Celia Viñas de Almería. A él le seguiría un largo periplo, al que se refiere como «recorrido interesante» que le «ha desgastado físicamente, pero por otra parte le ha aportado bastante riqueza y dado momentos inolvidables». Tras Almería, desempeñaría su trabajo en Cádiz (Jerez de la Frontera y La Línea de la Concepción), luego en Huelva (Palma del Condado, más tarde en Gibraleón) y, por fin en Granada, en concreto, en el IES Hiponova de Montefrío, «destino para mí inolvidable del que guardo poemas y del que tengo compañeros para toda la vida». También en la capital trabajaría en el IES Mariana Pineda, IES Alhambra e IES Ángel Ganivet, obteniendo su plaza en el IES Generalife. También ha estado destinado en el IES Blas Infante de Ogíjares y este curso regresa al Instituto Provincial de Enseñanza Permanente, antiguo IBAD, donde ya estuvo hace dos cursos que toma como un desafío al tener que utilizar las nuevas tecnologías en la enseñanza a distancia con estudiantes adultos que están trabajando o por las circunstancias que sean han retomado sus estudios.
Nos cuenta que por azares de la vida nació en Castellón pero que se considera «granadino de adopción» ya que es en esta ciudad donde residió desde los siete años. «Mi padre era vendedor de seguros y cada uno de mis ocho hermanos hemos nacido en una ciudad distinta y a mí me tocó Castellón», explica antes de añadir que en realidad aparte de los veranos en Valencia su vida ha transcurrido en la ciudad de la Alhambra, donde espera jubilarse pronto.
Su etapa escolar en Granada, comenzó en tercero o cuarto de EGB y se prolongó hasta segundo de BUP, en los Escolapios donde recuerda a sus profesores, «curas muy de izquierdas y otros tradicionales». Entre ellos recuerda a Miguel Ruiz del Castillo que «era un personaje de la vida literaria y artística granadina que en la novela es muy importante, pues en cierto modo esta novela también es un homenaje a Miguelón, como nosotros le llamábamos». De él cuenta que era un hombre grande, buena persona y con unas manos enormes, también que era muy elegante, siempre con su chaqueta y pañuelo al cuello y que solo escribió un libro titulado ‘Vivir’, que le ha servido de inspiración.
El COU nocturno lo hizo en el IES Padre Suárez lo que le permitió conocer gente de edades muy diferentes y vivir experiencias culturales nuevas ya que se formaron grupos de teatro y se publicaban revistas. Aunque su primeras intenciones fueron la de formarse como pintor, empezó la carrera de Filosofía y Letras, pues entre sus predilecciones también contemplaba la de ser poeta, aunque finalmente se ha movido en el ámbito de la narración pues sus publicaciones son novelas o recopilación de relatos. Como modelo ha tenido a su padre que en su día quiso ser escritor e incluso llegó a conocer a Gerardo Diego y Buero Vallejo del que tenía cartas y documentos. «Al hacerme escritor buscaba su afecto y aprobación y me impulsaba a escribir», afirma antes de añadir que sus primeros trabajos literarios verían la luz hace tres décadas, casi simultáneamente a su carrera de profesor.
Se inició con una novela histórica ‘Jesua’ (2005), sobre la vida de Jesús de Nazaret, le seguiría la vida del emperador ‘Asoka’, (Ed. Nazarí), e incluso se atrevería con una novela de ambiente japones en ‘Issa Nobunaga’ (New Evolutión). También realizaría su incursión en los microrrelatos en una época en la que conoció al maestro de este género, Ángel Olgoso, siendo incluido en una Antología del relato español, de lo que se siente muy orgulloso. También reconoce que sus gustos literarios han ido de los grandes escritores rusos a los maestros franceses y a los españoles, de los que cita a Galdós, Clarín y Cervantes, y tras sus inicios en los relatos los sudamericanos Cortázar, Borges o Carlos Fuentes.
«Ahora estaría empezando una etapa de producción, al pasar de de la fase del artista a la fase del artesano- Este libro [Forjada en versos] lo he creado yo. Es el primer libro que he producido como editor», afirma con satisfacción, mientras lo muestra pues es el autor del diseño de la cubierta a partir de dibujos de su hija Julia, y del resto de la maquetación. Novela en la que ha estado trabajando en los dos últimos años en la que narra la historia de una mujer poeta, Amparo García, que no fue asesinada como Lorca pero si tuvo como «una muerte en vida» al ser totalmente ignorada y para cuyo referente Carlos tenía a su abuela materna, cuya foto ha incluido en las primeras páginas.
«Se me ocurrió construir un personaje que fuese un profesor adjunto de la Universidad de Granada, (su profesor Miguel Ruiz, Miguelón) situarlo en los años 70, en 1977 recién muerto Franco, a punto de celebrarse las primeras elecciones democráticas en España y que estuviese haciendo su tesis doctoral, y que de pronto, por casualidad buscando materiales para su tesis sobre los poetas del 27 en Granada encontrase unos versos de una autora desconocida. A partir de esos versos se inicia una trama policíaca para tratar de averiguar quién era esa mujer».
Historia para la que dar más verosimilitud su autor realizaría varias montajes del expediente académico y de la noticia en el diario granadino, completando su historia con una veintena de poemas que se reproducen en un apéndice final. «La historia es una reivindicación de lo que podríamos llamar hoy la sin sombrero, del papel de la mujer en la cultura española de esa época», señala sin olvidar el aspecto metaliterario y de la presencia de profesores en la obra que se desarrolla en espacios granadinos.
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