Estamos celebrando los 170 años de la muerte de una de las grandes de la literatura eslovena, de hecho, según la bibliografía que se consulta, está considerada la madre de las letras de esta parte de Europa y ha sido honrada con un sello de correos de 1,79€ donde aparece la escritora, poetisa y compositora con vestimenta típica de su rango; como fondo encontramos una de las muchas partituras que legó al mundo de la música en esta encrucijada de caminos eslavos.
Josefina Urbancic [aunque utilizaba el seudónimo de Josipina Turnograjska] nació en el Castillo de Turn (cercanías de Preddov) el 9 de julio de 1833, fallecería en Graz (Austria) el 1 de junio de 1854. Está considerada una de las primeras mujeres eslovenas que escribió poesía y composición musical, también cultivó la pasión por el piano. Dominaba varios idiomas y fue una de las féminas adelantadas a su tiempo con una educación superior en el entonces imperio austro-húngaro en que estaban encuadradas las tierras eslovenas. La mayor parte de su legado literario está escrito en la minoritaria lengua eslovena, un hecho que eleva su figura en estos momentos del XXI cuando no dejan de proclamarse los casos diferenciales, los nacionalismos excluyentes, con el exclusivo fin de tratar de sobresalir.
Parece como si las lenguas mayoritarias que son las que nos expanden hacia el exterior, sean las enemigas a batir y cada vez nos aislamos más en los tiempos que hemos denominado de la globalización o la universalidad, algo que tenemos que encauzar dentro del nihilismo alienante en el que nos metieron desde aquella célebre gansada de la alianza de civilizaciones que me recuerda al chiste del pueblo cuando, el cateto de turno, plenamente convencido, te largaba aquello de «En mi pueblo el más tonto afina pianos». Aunque, teniendo en cuenta el palurdismo militante que ha llegado al viejo continente, ese mismo que iguala el conocimiento con la ignorancia, esto podría ser un pensamiento políticamente incorrecto.
Turnograjska quedó huérfana a los ocho años y su educación formal la recibió de tutores privados que la instruyeron en música, religión, latín e italiano y, de manera autodidacta, añadía el francés. En 1849 llegó un nuevo tutor que amplió el campo formativo con griego antiguo, ciencias naturales e historia. En esta nueva etapa se puso énfasis en el mundo esloveno en particular y los pueblos eslavos en general; esto sería lo que le acabaría encumbrando como escritora y su matrimonio con Lovro Toman, poeta, jurista y político.
En 1850, el que sería su marido, estaba estudiando en Graz y allí fallecía hace 170 años. De esa época sobrevivieron un centenar de cartas, muchas de ellas misivas de alto valor literario y poético donde ambos se expresaban sus sentimientos sin tapujos; algunas de esas cartas llegaron a alcanzar las 25 hojas. Los especialistas y estudiosos de su obra, dicen que ese acervo cultural que sobrevivió a la escritora, es una fuente inagotable de recursos estilísticos de la narrativa eslovena de mediados del XIX. En 1853, tras contraer matrimonio se trasladaba a Graz donde fallecería un año más tarde tras complicarse su embarazo: apenas contaba veinte años, lo que nos hace pensar que podía haber alcanzado una madurez extraordinaria literariamente hablando.
Dejó escritas casi cuatro decenas de obras, historias cortas que, en cierta medida, se preservan gracias a sus escritos en el periódico Slovenska bcela donde comenzó su obra escrita en 1851. En el mundo de la música destacó con composiciones para piano y voz acompañante en esloveno: amaba su lengua materna y su patria chica, ese hecho le granjeó el cariño de su coetáneos y, a su vez, elevó la moral del pueblo esloveno.
Frecuentemente se le compara, por su estilo, con el romanticismo alemán de su tiempo y difundió su nacionalismo paneslavo. Entre sus obras destacan Verónica de Desenice, una heroína clásica del Renacimiento y la del héroe eslavo Vilko Sulek (Un mártir eslavo, Slavjanski mucenik) que fuera ejecutado por los húngaros; ambos títulos pasan por ser de los más citados por los que se interesan por su legado literario.
El sello en formato horizontal fue diseñado por Marko Prah, se imprimió en offset a cuatro colores en formato minipliego de 16 efectos sobre papel Tullis Russell en la imprenta de Zagreb (Croacia). El primer día se realizó en la capital Ljubljana el 16 de enero de 2024, la tirada de la emisión fue de 25.000 efectos, como vemos otra administración postal que ve caer sus tiradas, en definitiva sus ingresos.
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