Mi flanco ideológico quisiera ubicarlo en la cordura, sin chapotear a izquierda ni a derecha, sin demagogia ni populismo… Cuando el barro se pesa en toneladas, la ola de solidaridad se muestra más fuerte aún que la misma DANA. Es obligado a mirar hondo, con esperanza.
Esta tragedia, sufrida en nuestro país, delata dos tipos de personas: unos son los que pasan de largo en la desgracia, o peor aún los que, en ese lado siniestro del ser humano, se aprovechan del río revuelto para pescar en beneficio propio, robando en los establecimientos afectados por el barro, u otros, luciéndose demagógicamente ante las cámaras de la prensa. Políticos que se han vestido el traje de campaña para dar una imagen “testimonial”, pensando, claro, en los posibles votos a ganar, o bien, lanzándose unos a otros los dardos de la culpa. La picaresca del género literario de nuestro Siglo de Oro, se trasvasa, desgraciadamente, a nuestro trágico siglo actual. Vergonzosamente, hacen correr los despliegues y cruces de acusaciones, queriendo justificar lo injustificable, perdidos en los andenes de sus poltronas políticas. Confrontación y vandalismos, no son sinónimos, pero en las tragedias van muchas veces unidos, se rozan “progresando adecuadamente”. No se puede ser más miserable. La DANA ha venido a descubrir las líneas de negligencias absolutamente escandalosas, encubiertas entre políticos de diversos colores. Negligencias de las que han de dar cuenta por el desastre de su gestión, sea autonómica, sea estatal.
Las terribles consecuencias de las inundaciones causadas por la DANA proyectan la indignación de los que, durante este tiempo, se han sentido abandonados en medio de sus carreteras encharcadas, puentes hundidos, coches amontonados en las calles o anegados en los aparcamientos subterráneos, casas embarradas, familiares desaparecidos… Todo un paisaje dantesco soñando, además, con que el mar siga devolviendo cadáveres, generosamente.
Otro tipo de personas surgido a la sombra de la tragedia son aquellas que escapando de su zona de confort, sin temor a complicarse la vida, se han lanzado a un mar de leal generosidad. Como es el caso de nuestros Reyes, don Felipe y doña Leticia. Ellos vivieron momentos de máxima tensión en el campo de honor del barro. A pesar de las recomendaciones por parte de su equipo de seguridad de abandonar Paiporta, permanecieron con el objetivo de escuchar todos los testimonios posibles de la gente afectada. La Reina no pudo evitar romperse en lágrimas. Fue el gesto de unos Reyes en su faceta más humana que la Historia, con mayúscula, agradecerá fielmente. Junto a ellos están quienes “se han echado al hombro al herido”, como la imagen que nos trasmite el evangelista (cf. Lc. 10, 30-35). Son las imágenes impactantes, sobre todo en diversos municipios de Valencia, de los vecinos, ayudados por el Ejército, los Bomberos y esas centurias de voluntarios, entre ellos gente de Iglesia, tratando de limpiar las calles y habilitar las casas para poder seguir viviendo en ellas. Héroes, en su mayoría anónimos, de esta tragedia, arriesgando sus vidas para salvar a otras de las enloquecidas aguas enfangadas. Bien merecen un sonoro homenaje también Mensajeros de la Paz, Cáritas, Cruz Roja y tantos movimientos vecinales de la geografía hispana y europea. Y más concretamente, es obligado ceñirme, por haberlo vivido muy de cerca, a mis vecinos de Huétor Santillán quienes, a través del Ayuntamiento, de Caritas Parroquial y de las distintas asociaciones culturales, han sabido subirse al tráiler de ayuda para los hermanos de una España con el barro hasta el cuello.
Me hago eco de actitudes maravillosas que nos hacen creer más en el valor de la solidaridad, pensando en los sin gas, sin luz, sin agua potable, sin medicamentos, sólo a expensas de los nuevos samaritanos. Es, pues, ahora un tiempo de duelo y solidaridad, un tiempo de fraternizar y consolar… Al atardecer de la vida nos examinarán solamente del amor. Así lo cantamos llenos de fe, pensando en los “héroes en el barro”.
(NOTA: Este artículo de Francisco Martínez Sánchez se ha publicado en la edición impresa de IDEAL correspondiente al viernes, 22 de noviembre de 2024)
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