“No debe afligirnos el que los hombres no os conozcan.
Lo lamentable es que no seáis dignos de ser conocidos
por los hombres”
CONFUCIO: “Los cuatro libros de la sabiduría” Lib III
Para los que venimos siguiendo con asiduidad, en ‘IDEAL en clase’, la trayectoria divulgativa del viejo profesor, Tomás Moreno, no nos resulta extraño que su capacidad para sorprendernos esté muy por encima de lo que es común en otros muchos pensadores. Capaz de afrontar los más dispares temas con un rigor y profundidad poco o nada habituales en los escasos intelectuales que van quedando –estamos hablando de una especie en vías de extinción- su cosmos de ideas y conocimientos es inabarcable. Como muestra de lo que acabamos de decir citaremos, aunque sea de pasada, alguna de sus entregas más recientes: “Reflexiones para el tercer milenio XIX: Primo Levi: Testigo y Cronista del horror” , “Reflexiones para el tercer milenio XX: De las utopías tecnológicas a las distopías” o “Utopías ensayadas: Una aproximación a la historia del socialismo utópico”. En definitiva, estamos ante un intelectual de primera fila que no cesa, en su empeño de antiguo docente, de divulgar el saber –más bien los saberes- que con el paso del tiempo ha ido acumulando. Como diría otro maestro, Francisco Umbral, en “Las Ninfas: “…y ahora somos más dueños de todo, ya que todo nos habla, nos enriquece y nos habita”. Pero ha sido en esta última entrega, “Gustav Mahler o la música como búsqueda trascendental y metafísica”, donde el autor hace un auténtico despliegue de un pensamiento tan lúcido como fundamentado.
Serían los primeros años setenta cuando Amalia y yo –entonces solo éramos compañeros de clase- nos dirigimos al antiguo y hoy extinto cine Alhambra para asistir al estreno de “Muerte en Venecia”. Pronto, el lujoso hotel de la isla del Lido, la estética de los decorados y de los paisajes, la belleza del adolescente andrógino Tadzio y, por fin, ese oasis de calma que es el Adagietto de la quinta sinfonía de Mahler, cautivaron nuestros espíritus de manera indeleble. Jamás habíamos oído ese movimiento pero el caso es que ambos caminamos un buen rato, a la salida del cine, tarareando esa música que tanto nos había entusiasmado. Luego, años más tarde y con algunos conocimientos más sobre el autor de esa pieza musical, empezamos a considerarnos bichos raros pues no sabíamos de nadie, a excepción de Alfonso Guerra, que sintiera el entusiasmo que nosotros sentíamos por Gustav Mahler.
Haber vuelto los ojos de nuevo hacia Mahler –nunca dejamos de mirarlo- a través de las 10 entregas que ha escrito Tomás Moreno para ‘IDEAL en clase,’ y que tan inteligentemente ha sabido Antonio Arenas recoger en su blog, han sido todo un lujo y todo un privilegio impagables. Porque la hondura, el rigor, la sensibilidad, la excelencia de sus opiniones, la bibliografía… son de una exhaustividad poco o nada frecuentes, como decía más arriba. Diáfano en su exposición ningún detalle queda ni tan siquiera en penumbra en el recorrido que hace de su vida y obra: desde el malditismo del músico por su condición de judío hasta el sufrimiento agónico, al estilo unamuniano, de sus últimos años por los serios reveses que le proporciona la vida. Su conversión al catolicismo, sus deseos de conocimiento sobre la inmortalidad, su esoterismo, su acercamiento a las doctrinas orientales… son recogidas por Moreno con un metódico rigor tal, que al lector poco o nada le queda que decir, si acaso expresar su sentimientos de aquiescencia y admiración por trabajo tan monumental.
Pero no queda aquí la cosa: Moreno se introduce de lleno en la génesis de cada una de las sinfonías del músico austro-bohemio así como en los lieder, especialmente a los de su obra Das lied von der Erde (La canción de la Tierra). Conocedor de la escasa atención que la música ha merecido a la Filosofía –en España se pueden contar con los dedos de una manolos filósofos que se han atrevido a relacionar música y filosofía con detenimiento y profundidad- recoge, en su exposición , la idea de otro gran filósofo, Eugenio Trías, de la existencia de un “logos sonoro” que posee “la peculiaridad de despertar diferenciados afectos, emociones y pasiones. {…} La música no es sólo, en este sentido, semiología de los afectos, también es inteligencia y pensamiento musical, con pretensión de conocimiento” Y es ahí, pero no sólo ahí, donde encontramos a Moreno sino también en la sensibilidad de un hombre que ve venir la vida de frente. De un hombre capaz de emocionarse ante la monumentalidad de la obra de un músico colosal y que él, desde su sabiduría, ha sabido desentrañarnos magistralmente.
Hacer llegar mi enhorabuena, mi respeto y mi más profunda admiración al autor de esta excelente entrega ha sido el propósito de este artículo y esperar que nos siga deleitando con su lucidez habitual durante mucho tiempo.
Motril, 04-12- 2024
Los diez capítulos de la serie:
I. GUSTAV MAHLER: VIDA, INFANCIA Y AÑOS DE FORMACIÓN
II. MAHLER, PERIODOS DE SU OBRA (DIRECTOR DE ORQUESTA Y COMPOSITOR)
III. PERSONALIDAD
IV. LA RELACIÓN CON LA MUJER EN GUSTAV MAHLER
V. HACIA LA CONVERSIÓN: SEGUNDA SINFONÍA (RESURRECCIÓN)
VI. AUTENTICIDAD DE SU CONVERSIÓN
VII. CONCEPCION FILOSÓFICA DE MAHLER
VIII. DAS LIED VON DER ERDE Y LA NOVENA SINFONÍA: ¿UN ABRAZO DE AMOR CON LA MUERTE?
IX. G. MAHLER DESDE LA HERMENÉUTICA ESCATOLÓGICA: CRISTIANISMO VS PANTEÍSMO
X. MAHLER: ACTUALIDAD DE SU LEGADO MUSICAL
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