Mi profesión, a la cual me dedico desde hace 6 lustros, en los que ha habido de todo: frustración, alegría, impotencia, satisfacción, entusiasmo, apatía, reconciliación, y toda una gran amalgama de sentimientos en ocasiones encontrados, me ha dado la oportunidad de poner en valor cuán importante es La noble profesión de enseñar.
Todos tenemos en nuestra memoria el recuerdo de un profesor que con su saber hacer conquistó nuestros corazones. Un profesor no es una mera máquina de transmitir conocimiento, un profesor no se limita a evaluar, un profesor no solo enseña contenidos. Un profesor debe ser un referente para sus alumnos, tanto en cuanto ha de erigirse en ejemplo de conducta y valores, siendo de este modo capaz de transmitir al alumnado conocimiento e ingeniárselas para sutilmente dejar en ellos una huella indeleble que perdure en el tiempo y de algún modo los convierta en mejores ciudadanos y personas. No es esta una labor única y exclusiva del profesor, la familia ha de colaborar o al menos “no estorbar”.
Son los niños y adolescentes el “material más vulnerable” que existe en un centro educativo. Hay que ser muy cuidadoso con ellos, y a la vez lo suficientemente contundente como para dejarles meridianamente claro qué líneas rojas no se pueden cruzar. No es fácil y lo digo por experiencia. En ocasiones el profesor ha de enfrentar muchos palos en las ruedas.
En mis 30 años de profesión he podido comprobar la honestidad de este colectivo, cuyos miembros en su inmensa mayoría ( siempre hay ovejitas negras que deslucen nuestra labor y reputación ) se caracterizan por ser grandes profesionales. Al llegar estas fechas y más concretamente el puente de la Constitución, soy, si cabe, más consciente de la gran labor que desarrollamos, pues el ingente y silente trabajo que a veces enfrentamos se ve sombreado por esa falsa fama que nos precede de funcionarios acomodados y con muchas vacaciones. A esas palabras yo siempre replico lo mismo: “métete en una clase con 30 adolescentes de 12 a 18 años y luego me cuentas”.
Un centro educativo lo componen muchos miembros y desde aquí quiero romper una lanza en favor del profesorado y los equipos directivos y solo agradecer la suerte que tengo de contar con compañeros de tal nivel y un gran equipo directivo, que con su buen hacer y la colaboración de la plantilla que conforma el centro, ha convertido al IES Mariana Pineda en todo un referente de calidad de enseñanza en Granada capital.
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