Alberto Granados, José Carlos Rosales y Juan Mata, en el acto conmemorativo del 40º aniversario de la publicación celebrado en el Centro Artístico ::A. ARENAS

Cuarenta velas para ‘El Robinson urbano’

El 16 de diciembre de 1984 se presentó en uno de los salones del Centro Artístico un libro de un autor apenas conocido fuera de Granada: Antonio Muñoz Molina. El ubetense había venido unos años antes a cursar una licenciatura en Historia del Arte y se quedó. Prefirió nuestra ciudad, incluso con un empleo precario, a volver a un mundo que deseaba dejar atrás, como Manuel, el personaje de su gran novela ‘El jinete polaco’. Él había empezado escribiendo piezas de teatro durante su adolescencia en Úbeda y siempre tuvo el deseo de sentirse admirado por sus textos, del reconocimiento del público, del éxito literario. Ya en Granada, empezó a escribir columnas y a redactar noticias desde el primer número del nuevo Diario de Granada, un periódico que quería ocupar el espacio que el cambio político, que ya se intuía inminente, iba a dejar para el espectro socialdemócrata, un periódico que deseaba ser diferente, algo así como lo que había supuesto El País en la prensa nacional, pero a nivel local y provincial.

Tengo registrados un total de 64 textos heterogéneos de Antonio Muñoz Molina en Diario de Granada: noticias del ámbito cultural, entrevistas, crítica de espectáculos, y muy especialmente, las columnas literarias de la sección de Opinión, englobadas dentro del epígrafe ‘El Robinson urbano’. Un total de 42, de las que 32 fueron seleccionadas por el autor, cuando, animado por sus amigos, decidió autoeditar el libro. Apareció en la editorial Selene, y el importe de la publicación corrió de su cuenta. Aquella edición, muy difícil de encontrar incluso en librerías de segunda mano, es hoy un tesoro para bibliófilos. Poco después la editorial Pamiela (Pamplona, 1988) hizo una nueva edición, también con pocos ejemplares. La tercera, que incluye un prólogo de Pere Gimferrer tiene ya otro carácter menos localista: la hace Seix Barral, una de las editoriales más prestigiosas del ámbito nacional, lo que supone tanto la mayor difusión del libro, como el ascenso imparable del autor en el panorama literario, ya entonces con varios títulos publicados y varios premios conseguidos, entre otros el Planeta de 1991 con su impecable ‘El jinete polaco’, una de las mejores novelas del s. XX.

La primera columna de la serie ‘El Robinson urbano’ se remonta al segundo número del periódico (7 de mayo de 1982). Se llamaba ‘Primer manual’ y cuando apareció en el libro pasó a llamarse ‘Escuela de robinsones’. En ella, momento fundacional de la carrera literaria del autor, explica sus fuentes directas: los robinsones urbanos, los flâneurs, esos caminantes solitarios que vagabundean perdidos en las ciudades, sin ningún propósito conocido y levantando las sospechas de la policía, tal como hicieron los trasuntos literarios de Poe, De Quincey, Baudelaire o el Ulises que James Joyce puso a recorrer Dublín sin otro objetivo que el de deambular perdido en la ciudad.

Invitación al coloquio

Tras esta especie de declaración de intenciones, las columnas de la serie nos muestran el callejeo por Granada: los personajes singulares, borrachos impenitentes, chicas en minifalda, la cafetería El Suizo, tiendas de souvenirs, la corriente arboricida de la administración local, las estatuas de los prohombres locales, la feria del Corpus trasladada del centro a un barrio presuntamente delictivo y suburbial donde él había vivido en su época estudiantil, los mundiales de fútbol celebrados en España…

Hay estudiosos que sostienen que ‘El Robinson urbano’ no es un libro sobre Granada. Yo creo, al contrario, que es un excelente libro sobre nuestra ciudad, aunque se ocupa de ella desde una óptica onírico-poética que ensambla tres planos: la ciudad más pedestre llena de noctámbulos alcohólicos y personajes casi marginales, la ciudad mítica, que asocia frecuentemente a la Alejandría de Durrell o de Kavafis, y la ciudad mágica en que encuentra a Apolodoro, un pozo sin fondo de sabidurías ilusorias, en el laberinto del Albaicín, personaje voluntariamente excluido de la sociedad, inventor de una máquina de coser el tiempo.

La voz narrativa que subyace en estas columnas es, en la mayoría de los casos, la de Robinson, que parece ser el trasunto literario del escritor. Una voz a veces realista y a veces telúrica que deambula por un laberíntico Albaicín como el que deambula por un sueño. Sin embargo, en algunos textos parece desdoblarse y la voz narrativa habla de Robinson como entidad ajena al autor. El libro es un delicioso conjunto de impresiones, sueños y realidades.

El lector que se sienta atraído por la literatura sobre Granada puede celebrar este cuadragésimo aniversario recorriendo la ciudad a través de las columnas ‘muñozmolinianas’. Será una gozosa celebración y un conocimiento de los valores estéticos y éticos de un autor que ha adquirido, de la mano de Robinson y Apolodoro, una naturaleza de granadino ilustre, mucho más merecida de lo que pensamos y mucho más palpable que la de personajes que hace décadas que tienen dedicada una calle: si Ganivet consiguió retratar la ciudad del s. XIX en su ‘Granada la bella’ (1896), Antonio Muñoz Molina retrató en su libro la ciudad del momento del cambio político que llevó al poder al PSOE de Felipe González. Alguien tendría que hacer sucesivos retratos de la Granada de ahora mismo (Andrés Cárdenas lo ha estado haciendo en su recientísimo ‘Anales de Granada’) y de diferentes momentos del futuro sin desmerecer de los dos altísimos listones previos. Suerte para quienes lo intenten. Tendrán que jugar muy fuerte.

Alberto Granados

(NOTA: Este artículo de Alberto Granado se ha publicado en la edición impresa de IDEAL Granada, correspondiente al sábado 14 de diciembre de 2024, pág. 19)

Redacción

Ver todos los artículos de


Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.

IDEAL En Clase

© CMA Comunicación. Responsable Legal: Corporación de Medios de Andalucía S.A.. C.I.F.: A78865458. Dirección: C/ Huelva 2, Polígono de ASEGRA 18210 Peligros (Granada). Contacto: idealdigital@ideal.es . Tlf: +34 958 809 809. Datos Registrales: Registro Mercantil de Granada, folio 117, tomo 304 general, libro 204, sección 3ª sociedades, inscripción 4