No hace un mes que recibí este whasapp de un amigo: Muchas felicidades en el día de tu santo. Que pases un buen día. Un fuerte abrazo. Veo un whasapp tuyo de 26 de septiembre en el que me preguntabas si iba a ir al pueblo. Ya sólo estoy para pasear; el neurólogo me dijo que no hiciera esfuerzos. Ya sabes que padezco Alzheimer, aunque en fase inicial. Es por esto por lo que tengo que evitar los ajetreos. Y llevar una vida serena y tranquila. Esta fue mi contestación: Gracias por acordarte, a mí se me pasa felicitarte. Siento lo que dices del Alzheimer, pero nos va a coger a más de uno. Nuestros padres, como no vivían tantos años, no les afectó y nosotros ya no estamos para muchos trotes, como decían ellos. No dejes de enviarme whasapps.
Recuerdo la anécdota con un matrimonio amigo de la Alpujarra, hace poco más de un año. Él tenía principio de Alzheimer y la esposa lo traía un día a la semana a Granada, para hacer ejercicios con la memoria. Quedamos mi mujer y yo con este matrimonio en la cafetería de una gasolinera para vernos y él me regaló una botella de vino de su cosecha. En un momento dado, le dice la esposa: No me digas que no te acuerdas del pueblo donde estuvimos. Élse quedó con la mente en blanco y se le notaba bastante indeciso. Entonces le eché una mano: Te quieres creer que hace unos días mi vecina me saludó en una calle de Granada y no sabía quién era. Su cara me sonaba, pero al pronto no la reconocí. La memoria a nuestra edad falla bastante, a veces no te acuerdas de un nombre y hay quienes se desesperan, pero más pronto que tarde te viene a la memoria. El caso es que el amigo se tranquilizó, mientras que a su mujer le faltó tacto.
Otro amigo me confesó hace unos dos años, recién jubilado: En un análisis de heces, han comprobado que tengo cáncer de colon. Fíjate que hace tres años me enviaron el sobre a mi domicilio para hacerme el análisis, pero no me lo hice. Se lamentaba de esto.Estuvo yendo a quimioterapia y se recuperó, pero cuando nos vimos lo encontré más delgado. Un pariente lejano, que había sido un cargo de la Junta de Andalucía, me contó una tarde la pena que llevaba dentro: recién jubilado le diagnosticaron cáncer de próstata. El caso es que se operó en una clínica privada, con los mejores adelantos, y ahora llevaba una vida de ermitaño, con medicamentos y privaciones en la bebida, pero se iba manteniendo. El cáncer de próstata en los hombres viene a ser el equivalente del cáncer de pecho en las mujeres.
Otro amigo, que es médico, se dio cuenta de que tenía el PSA algo elevado, lo consultó con una doctora amiga y le aconsejó que se hiciera una ecografía. Tenía cáncer de próstata y los riñones se le llenaban de orina, por lo que podía darle una peritonitis. Al poco le extirparon la próstata y al menos el cáncer no se le había extendido a los riñones, pero lo dieron demasiados puntos por lo que estuvo un mes hospitalizado. Pasó unos meses recuperándose en su casa y hoy se encuentra bien.
Hace dos años, un amigo me escribió esto: Buenas noches. En mi caso tenía dos tumores dentro y aún estaba a tiempo, antes de que hicieran metástasis, de inyectar quimio, radiarlos o extirpar la próstata, así que elegí quitar la próstata y se terminó el mal. Un abrazo. A otro amigo le dieron quimioterapia en la próstata y se va manteniendo, hace poco más de un mes tomamos café en un bar y lo vi algo desmejorado, pero me dijo que la recuperación era lenta. Se le notaba en el ánimo. No se lo he oído decir a ninguno, pero el caso es que están vivos y pueden contarlo. Mi padre falleció en 1977, con 58 años, de un carcinoma (cáncer de estómago). Un año antes le extirparon las tres cuartas partes del estómago, pero un médico me dijo en privado que viviría un año. Y así fue. Hoy la medicina ha adelantado mucho (mi padre hubiera vivido más años) y las generaciones de hoy viven veinte años o más que las de sus padres y no sabemos apreciarlo. A otro amigo le ha extirpado la próstata un robot, en una clínica privada, y me ha confesado que le va bastante bien. Es lo más adelantado en esta clase de operaciones.
B. es una amiga de mi mujer, desde los años ochenta. Es octogenaria y, tras varios achaques y una caída, apenas puede andar. Estuvo varios días acostada en la cama y apenas podía moverse porque le dolía el estómago, sin embargo no quiso ir al hospital. Hablamos con ella a través del móvil tratando de convencerla y después de ir al hospital se recuperó. Queremos ir a visitarla un día de estos.
Una amiga me escribe un whasapp: Te mando esta canción para recordar cuando éramos jóvenes, entonces teníamos a nuestros padres, todos los hermanos, primas, amigos. Yo que nunca pensé en esta etapa de la vida, nunca me paré a pensar como sería. Ya nuestros padres estaban en esa etapa y nosotros en el limbo, pero ahora la estamos pasando… Pero ya lo dijo alguien y no se equivocó, «juventud divino tesoro», pero, cuando te das cuenta ya no la tienes. Yo no me quejo, solo siento que ha pasado la vida en un suspiro, no ando con la espalda encorvada, ni arrastrando los pies, soy una persona activa, y la verdad que para la edad que tengo, ni achaques ni nada y, cuando nos reunimos mis hijas y yo, soy una más, lo que me falta es mi apoyo que se fue hace ya once años. Yo le contesto: La soledad come mucho el tarro, pero piensa que hay millones de jubilados que viven solos. Y me responde: Yo no me siento sola ni me como el tarro, mi casa es mi paraíso y porque no quiero pero por mis hijas ya estaría con alguna de ellas, pero quiero mi casa y me siento muy a gusto en ella. Mi etapa la llevo bien pero, eso sí, siento nostalgia del tiempo que se fue.
Hace unas semanas, una amiga de mi mujer la llamó por teléfono: A P. lo han operado ya y le han extirpado el uréter y un riñón. Una semana después, tenía puesto el oxígeno, pues respiraba mal a consecuencia de un pulmón dañado, le ponían sangre pero le salía por la herida, era diabético y tenía anemia.Tuvieron que operarlo de nuevo porque no le habían cerrado bien la herida. Hace unos días lo llamé y me dice la esposa: Ayer le dieron el alta y apenas come, esta mañana le hice una tostada y solo le dio un bocado. Está adormilado, abre los ojos y los cierra, la cara la tiene amarilla y respira que apenas se le oye. Ha adelgazado bastante, pues en el hospital apenas comía, los ojos ya no los tiene azules… No hizo falta que me contara más, ledije que llamara a Urgencias porque, si no comía podía ocurrirle cualquier cosa, pues tiene varios órganos dañados. No lo dejes, le insistí varias veces. Al poco llamó para decirme que venían los de Urgencias y lo ingresaron de nuevo en el hospital. Le habían dado el alta sin oxígeno y estando en una extrema debilidad. En esta última etapa de la vida ya no tienes prisa por llegar a ninguna parte, mientras te preguntas, atónito: ¿Cómo he llegado hasta aquí? Sin embargo, muchos otros se quedaron en el camino
Quiero tener un recuerdo para Eduardo Caracuel, que falleció el 8 de diciembre con setenta años. La última vez que lo encontré fue en el Carril del Picón, hace unos seis meses, siempre que nos veíamos le soltaba un chascarrillo y nos reíamos. Eduardo iba con su sombrero y su sonrisa a todas partes. Os deseo una feliz Navidad.
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