La llegada del nuevo año se celebra en gran parte del mundo con una explosión de júbilo. Enhorabuena, celebremos el salto de año, mis parientes mayores repetían lacónicamente la misma frase: No sé si estaré aquí para las próximas Navidades. Reconozcamos que hay presentes que se viven con intensidad y que continuamente se quedan atrás y en un sentido más amplio de la medida de nuestro tiempo terrenal, afortunados nos sentimos de entrar en el final del primer cuarto del siglo XXI.
El 2025 llega cómo un paquete sin estrenar, con todos los días del año y las horas del día para llenarlas de cosas y seguir adelante. Resulta curioso que no se sabe las hondas raíces que el cerebro activa cuando llega el año nuevo para intentar ser “otro”, se nos precipita una sed de cambiar, de afianzar nuestro apego al mundo y de creer que sólo seremos nosotros mismos y más felices si somos capaces de ser otro.
Imagino que casi todos hemos entrado alguna vez a principios de año con una lista de buenos y saludables propósitos, siempre llevados más por el deseo y fantasía que por la realidad.
¡Voy a dejar de fumar!, ¡me pongo a dieta!, ¡quiero ahorrar para viajar!, ¡me pongo a estudiar un idioma!, ¡el gimnasio me espera!… Presumiblemente año tras año te propongas parecida lista de aspiraciones y en esta ocasión piensas que este año si lo conseguirás. La lista puede ser infinita, los más comunes están relacionados con la salud física: dieta y perder peso, comer saludable, hacer ejercicio… con la salud mental: menos estrés, aprender algo nuevo, meditación…con la salud social y personal: cuidar la vida social, pasar más tiempo con la familia, viajar a otros lugares…
Todas estas teorías me parecen genial, pero me pregunto: ¿Los seniors que pasamos de los 60 años, tenemos las mismas inquietudes?
Ahora cuando la tensión y el estrés de la vida laboral desaparecen y la ola de la jubilación nos deposita en la orilla de lo cotidiano y el ritmo de la existencia es de otra velocidad y caminamos en una vida recta, el yo se revela contra tanto tiempo libre, la soledad, la enfermedad… Hombres y mujer maduros después de haber pasado miles de experiencias previas ¿Qué le pedimos al año nuevo?
Como el universo está compuesto por contrarios que se unen y separan conforme a cierto ritmo secreto, traigo a colación el estudio comparativo como cambian las prioridades según la edad de los jóvenes y los seniors. Los chicos y chicas entre 18 y 25 años, miran al futuro con la ilusión y preocupados por establecer buenas amistades, tiempo libre y éxito profesional, mientras que los seniors que somos capaces de inventarnos pasados distintos para los demás, buscamos una calidad en la salud, mantener buenas relaciones sociales para combatir la soledad no deseada, cuidar los contactos con la familia y sentirse útiles para los demás. Ambos buscan en el futuro lejano o cercano la felicidad, dicen las estadísticas que 7 de cada 10 españoles se sienten felices, unos buenos y sobre todo realistas propósitos para el año ayudan aumentar la cifra.
Un ejemplo de los que entran en el rango de felices incluimos a los universitarios seniors españoles que realizan el propósito de asistir al Programa Universitario de Mayores mejoran su salud mental y cuando forman parte de una asociación universitaria de mayores, incrementan sus relaciones sociales (visitas culturales, viajes, comidas de hermandad…) y mejoran en su aspecto físico (baile, practica de deporte: senderismo, piragüismo, ciclismo…)
“Del dicho al hecho hay un buen trecho” Expresión muy usada hoy día. Las promesas incumplidas a principios de año son una realidad bien conocida y ¿a qué son debidas? Algunos motivos:
- Propósitos pocos realistas o inalcanzables.
- Muchos propósitos al mismo tiempo.
- No diseñas un buen plan para lograrlo.
En mi caso, hace tiempo que adopté la postura de no exigirle nada a la vida y estar agradecido con lo que me dé. Vivir el año que entra de la forma más estoica que pueda, para los enemigos y envidiosos (digo yo, que alguno habrá) decirles que lo siento, pero no tengo tiempo para odiar a nadie, para los amigos expresarle que la amistad es la mejor fuente de felicidad y salud, y que la lealtad es un valor fundamental.
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