No deja de ser uno de esos lugares pintorescos de la costa corsa en la parte sur de la isla y, posiblemente, bastante desconocida para la mayoría de viajeros, quizá ello esté motivado por su escasa población y pocos atractivos turísticos para las masas que inundan el mundo en sus tiempos de ocio; la placidez de sus calles y su perímetro la hacen realmente acogedora y apta para el paseo, tranquilo, sosegado y reparador.
En el censo del 2012 apenas superaba los tres mil habitantes que pasan desapercibidos cuando paseas por sus calles, viven una pasmosa tranquilidad y es todo un contraste con la estresante realidad de los urbanitas del XXI. A su insularidad, se le une la calma tradicional de la zona del golfo de Valinco en la que está enclavada esta comuna, pasa por ser la más grande del cantón y fue aumentando su población de manera lenta en 1960 sólo había 1.500 personas.
Los yates tienen aquí un punto privilegiado para sus amarres, es una zona bien resguardada, ello hizo de Propriano un lugar bastante atractivo para atar cabos en el muelle y desde él iniciar el recorrido por la isla o tratar de seguir las huellas que fueron dejando las sucesivas oleadas de pueblos que por aquí anduvieron: griegos, romanos, pisanos o turcos. No fue una historia muy tranquila en determinados períodos, sobre todo con las famosas razzias que azotaron la región, las peores las de los sarracenos en el siglo VIII que acababan arrasando todo a su paso a la más reciente del movimiento independentista.
Siglos después se convertiría en parada de la ruta que une Ajaccio y Bonifacio; posee unas bonitas y solitarias playas que las hacen especiales, hasta los que no nos vuelven locos esas zonas costeras acabamos atrapados en sus aguas: limpias y cristalinas. Su emplazamiento sobre el famoso Roquier de Scoglio Longo la convierten en una pequeña ciudad resguardada por la naturaleza, está unida por ferry con la italiana Puerto Torres (Cerdeña).
Hay restos de algunas iglesias del VI-VII, necrópolis, etc. La más destacada es actualmente la iglesia de Notre Dame de la Misericorde [Virgen de la Misericordia] y si tuviéramos que destacar algo eso sería el barrio de Hameu Tivulaggio un lugar que me devolvía a mi infancia feliz en mi Alhama natal aunque, en la actualidad, no se parezca nada a aquella época cuando los niños estábamos todo el día jugando y no con las maratonianas jornadas que hoy tienen las criaturas porque no hay quien los aguante en casa.
Esos hogares enganchados en la granítica roca te hacen ir a mundos perdidos que quedaron almacenados en el particular GPS del ser humano, olvidado, pero que en cualquier momento vuelve al presente gracias al prodigio de la observación de lugares que, por una u otra causa, te son familiares aunque en realidad te encuentres a miles de kilómetros; curiosamente, el cerebro se activa ante la contemplación y el éxtasis momentáneo hace que, en ocasiones, te cueste levantar el pie ante el impacto emocional vivido.
Otra buena actividad para pasear en la zona es su entorno, su quietud invita al recogimiento, al ensimismamiento, algo que nos lleva a un estadio mental donde el viento, las olas, el sol y los olores naturales de sus frondosos pinares te transportan a un lugar que podríamos denominar paraíso.
Estamos en una zona donde poder disfrutar de la vida tranquila, algo bastante habitual en las islas, aunque tengamos que colegir que eso no se produce en plena temporada estival. Dispone, a pesar de su pequeño tamaño, de establecimientos coquetos que cubren tranquilamente los gustos del visitante sin renunciar a la calidad y el cosmopolitismo que nos ha tocado vivir.
En verano, obviamente, hay que tener reservas porque el desplazamiento del turismo del continente acaba ocupando hasta las coquetas casas rurales que son una verdadera delicia y donde muchas veces acabas desayunando con los propietarios [muchas veces serán propietarias] con los cuales acabas interiorizando aún más tu paseo por un mundo lleno de encantos. Experiencias enriquecedoras que hacen aún más atractiva tu visita, en ocasiones ellos viven en el mismo edificio, comparten una parte de la propiedad para fines turísticos, algo que les genera unos ingresos que en muchos casos les permiten vivir cómodamente todo el año.
Lo más anecdótico que te puede pasar es no encontrar la ubicación, aunque hoy con la célebre aplicación Maps sea cada vez más difícil extraviarse. Debemos advertir que los precios a veces nos pueden parecer elevados, sobre todo si los comparamos con el turismo masivo o del subvencionado IMSERSO. Los establecimientos hoteleros son básicos y entre el Marinca y el Neptuno [el más caro y el más barato de los hoteles] la diferencia puede rozar los 200€ por jornada. Conviene por tanto ajustar el presupuesto y decidir dónde alojarnos, teniendo en cuenta que fuera de temporada, a pesar de la sinuosidad de las rutas que invitan al relax, las carreteras suelen ser bastante tranquilas
Deja una respuesta