El Sionismo impregna todas las guerras habidas entre judíos y árabes, desde la constitución del Estado de Israel en 1948 hasta hoy. El término se deriva de Sión o Jerusalén, uno de los lugares más sagrados de la Tierra. Es una ideología y un movimiento político que propuso el establecimiento de un Estado para el pueblo judío en Palestina, la antigua Tierra de Israel (Eretz Israel) o Tierra Prometida en la cultura judía. Esta idea se consolidó en la fórmula “El año que viene en Jerusalén”. Los judíos son el pueblo elegido de Dios que se dispersó por el mundo (diáspora) a partir del año 70 d.C. cuando Tito destruyó el Segundo Templo de Jerusalén. “De Abraham hasta el presente lo contemplan cuatro mil años de historia y ha forjado una cultura que ha ejercido una influencia innegable en la formación del mundo moderno”: Paul Johnson, “La historia de los judíos” (2023).
La historia de Israel desde la noche de los tiempos es la historia de un conflicto (aún no resuelto) por la búsqueda de una tierra. Se originó cuando la familia Macabea se revela contra la dominación helenística de los seléucidas (175-134 a.C.). Judas Macabeo se puso al frente de esta revolución que ganó y gobernó Israel durante quince años: “Antiguo Testamento”, Macabeos (15-37). Tirando de este hilo llegamos hasta nuestros días cuando la ONU pone fin al Mandato Británico sobre Palestina mediante la Resolución 181 (II) de 29 de noviembre de 1947. Su Asamblea General aprobó por 33 votos a favor, 13 en contra y 10 abstenciones la partición de Palestina en un Estado árabe y otro judío con un régimen internacional especial para Jerusalén. Oficialmente, el 15 de mayo de 1948 se constituyó el Estado de Israel. David Ben-Gurión, su primer ministro, leyó la “Declaración de Independencia” en el Museo de Tel-Aviv.
Yuval Noah Harari, nacido en Haifa (Israel), es catedrático en el Departamento de Historia de la Universidad Hebrea. En su obra “Nexus” (2024) dice que una de las personas que más influyó en fundamentar teóricamente la creación de un Estado de Israel en Palestina fue Theodor Herzl. “Escritor, periodista, licenciado en derecho y de religión judía, nació en Pest (Budapest, 1860) y murió en Edlach (Austria, 1904). Gracias a sus esfuerzos, el Sionismo se convirtió en un movimiento mundialmente reconocido. Desafortunadamente falleció sin presenciar la materialización de su visión”: Leo Pinsker y Theodor Herzl, “Sionismo. Orígenes y textos fundacionales del Estado de Israel” (2024).
Theodor fundó el periódico “Die Welt” para difundir su doctrina. En 1896 publicó en Viena “El Estado judío”, obra con la que nace el movimiento de liberación nacional de este pueblo. Fue la respuesta a la ola de antisemitismo que durante ese tiempo recorría Europa y su finalidad era provocar una discusión general sobre esta cuestión. En su prólogo escribió: “Siento que con la publicación de este panfleto mi tarea ha terminado. No volveré a tomar la pluma como no sea para replicar a adversarios dignos, o si se hace necesario, para refutar objeciones imprevistas o disipar errores”: Chaim Weizmann, introducción a “El Estado judío” (sin fecha de edición, pág. 4). Weizmann fue el primer presidente de Israel desde su creación en 1948 y consiguió la promesa del presidente norteamericano Harry Truman para que apoyara su causa. También de que Reino Unido promoviese la creación de un Estado judío en Palestina que por entonces estaba bajo su mandato. Esta iniciativa se materializó el 2 de noviembre de 1917 mediante la “Declaración Balfour” (por Arthur James Balfour, ministro de asuntos exteriores).
En 1897, presidido por Herzl, se celebró en Basilea el “Primer Congreso Mundial Judío” cuyo objetivo fue crear un Estado en Palestina. Tenía una fe inusitada en esta idea que consideraba una necesidad universal. Para resolverla se debía hacer de ella un problema de política internacional, y estaba convencido de que los judíos que lo quisieran tendrían su Estado donde vivirían como hombres libres y morirían en paz en su hogares. Para esta tarea se crearían dos grandes órganos: la “Society of Jews” y la “Jewish Company”. La “Society” se erige como una persona moral que, a modo de gestor, se ocupará de las cuestiones científicas y políticas: es el nuevo Moisés de los judíos. Los asuntos que le competen son la toma de posesión del país, la redacción de la Constitución, el idioma, la teocracia, las leyes, el ejército y los tratados de extradición. La “Jewish” implementa en la práctica dichos asuntos y es la administradora de los bienes inmuebles de los judíos. Su misión es organizar en el país la vida económica y será fundada como una compañía por acciones.
Israel adoptará la República Aristocrática como forma de Estado cuyo símbolo será la bandera blanca con siete estrellas doradas. Actualmente dicha bandera fue adoptada el 28 de octubre de 1948, cinco meses después del establecimiento del Estado de Israel. Está representada con la Estrella de David en color azul sobre fondo blanco entre dos franjas azules horizontales del mismo tamaño. En el epílogo a su obra Theodor dice: “Cuando los judíos estén radicados en su propia tierra jamas podrán ser dispersados por el mundo entero. No se puede repetir la diáspora mientras no se hunda la cultura entera del mudo. Y esto no puede temerlo sino un tonto. La actual cultura dispone de bastantes medios para defenderse: “El Estado judío” (pág. 81).
La cuestión es que esta idea aún no se ha hecho realidad y hay poca esperanza, por ahora, de que ocurra. Ilan Pappe, en su obra “Los diez mitos de Israel” (2019, pág. 188), dice que “La solución de dos Estados es como un cadáver sacado en la morgue de vez en cuando al que se viste elegantemente y se presenta como un ser vivo. Cuando se ha demostrado que no le queda vida, se devuelve a la morgue”.
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