En la actualidad, el uso de dispositivos móviles e Internet se ha convertido en una constante en la vida de los estudiantes de Educación Secundaria Obligatoria (ESO). Esta relación tan estrecha con el entorno digital plantea interrogantes importantes: ¿están realmente aprovechando las posibilidades que ofrece la tecnología o han caído en un uso excesivo que afecta su bienestar y rendimiento académico?
Internet es, sin duda, una herramienta poderosa para el aprendizaje. Plataformas educativas como Google Classroom y aplicaciones como Canva, Genially o tutoriales en YouTube facilitan el acceso a recursos académicos, ayudando a resolver problemas y comprender conceptos complejos. Sin embargo, el tiempo dedicado a redes sociales como TikTok e Instagram o a videojuegos populares como Fortnite y Minecraft está desplazando otras actividades esenciales, generando problemas de atención, insomnio y un impacto negativo en el rendimiento escolar.
VIAJE DE ESTUDIOS SIN MÓVIL
Como directora de mi centro, al momento de elaborar el proyecto del viaje de estudios de este curso para secundaria, me planteé si sería conveniente permitir que el alumnado llevase sus teléfonos móviles, teniendo en cuenta que nuestro Plan de Centro prohíbe el uso de móviles y otros dispositivos en el ámbito escolar, salvo que un docente los requiera para una actividad concreta.
Pese a las reticencias no solo del alumnado, sino también de las familias, hemos decidido mantener esta norma, y el alumnado no llevará sus teléfonos durante el viaje. Para motivarlos y hacerles ver las ventajas de esta decisión, les planteé hacer una reflexión sobre los beneficios de no llevarlos, tales como que disfrutarán mucho más si están atentos a lo que ven y escuchan, podrán aprovechar mejor las experiencias del viaje, conocer más profundamente a sus compañeros/as y maestras, y fortalecer las conversaciones y conexiones personales.
Por otro lado, y teniendo en cuenta la responsabilidad de los docentes en este tipo de actividades extraescolares, esta medida evitará posibles situaciones comprometedoras, como la toma o publicación de fotografías o videos que puedan perjudicarles a ellos/as o a terceros. En todo caso, las familias y sus hijos/as estarán comunicados a diario a través del móvil del Centro y dispondrán de fotografías y videos realizados durante el viaje.
Para enriquecer aún más esta experiencia, propuse desarrollar un proyecto de indagación basado en la metodología STEAM, donde el alumnado pudiera reflexionar sobre el tiempo que dedica a las redes sociales y a diferentes aplicaciones, fomentando un uso más consciente y responsable de la tecnología.
Con el fin de entender mejor los hábitos digitales de los estudiantes, en colaboración con la maestra especialista de matemáticas y tecnología, Eva Mª Burgos Camacho, la clase de secundaria llevó a cabo un innovador proyecto de indagación con un enfoque STEAM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Arte y Matemáticas). Este proyecto ha permitido integrar competencias digitales, científicas y lingüísticas en una experiencia enriquecedora. Nos planteamos objetivos como analizar el tiempo que dedican los estudiantes al uso de Internet y las redes sociales, relacionar dicho uso con el bienestar emocional, los hábitos de sueño y el rendimiento académico, así como fomentar el uso responsable de la tecnología.
FASES
El proyecto se desarrolló en varias fases, a través del método de indagación y STEAM, centrando el problema en la relación entre estar conectados y estar enganchados al mundo digital. Inicialmente, surgieron preguntas como: ¿Cuánto tiempo dedicamos diariamente al uso de Internet? ¿Qué actividades realizamos en redes sociales? ¿Cómo afecta este uso a otras áreas de nuestra vida? Estas interrogantes llevaron a la decisión de desarrollar un proyecto de indagación.
Se formularon varias hipótesis para guiar el proyecto: ¿Pasamos demasiadas horas conectados? ¿Afecta este hábito a nuestro sueño, concentración o relaciones sociales?
El plan de investigación incluyó la definición de variables como el tiempo en Internet, las aplicaciones utilizadas, la calidad del sueño y las calificaciones académicas. Los instrumentos seleccionados fueron un cuaderno de notas y el control parental de Android. La muestra consistió en la participación voluntaria de nueve estudiantes de la clase.
Durante cinco días lectivos, de lunes a viernes, los estudiantes, supervisados por la maestra Eva, llevaron sus teléfonos móviles al aula para realizar un ejercicio práctico que les ayudara a reflexionar sobre sus hábitos digitales.
Usando herramientas de bienestar digital y control parental, registraron el tiempo dedicado a cada tipo de aplicación, clasificando su uso como educativo o de ocio. Este registro les permitió tomar conciencia de sus patrones tecnológicos, reflexionar sobre su impacto en la vida cotidiana y promover un enfoque más equilibrado en su relación con la tecnología.
En cuanto al análisis de los datos, se aplicaron conceptos de estadística aprendidos previamente en Matemáticas. Los estudiantes usaron herramientas como Excel y Scratch para diseñar gráficos interactivos, combinando análisis de datos con programación, lo que fortaleció sus competencias digitales y matemáticas. Además, aprendieron a manejar el sistema sexagesimal para convertir minutos en horas y viceversa, lo que les permitió procesar con mayor precisión los datos recopilados.
En el área de inglés, el alumnado creó un decálogo con las ventajas y desventajas del uso de internet que se debatió e imprimió para colocar en los pasillos.
Este enfoque interdisciplinar integró tecnología, matemáticas y situaciones reales, convirtiendo el proyecto en una experiencia enriquecedora. Se demostró la aplicabilidad práctica de los aprendizajes, motivando a los estudiantes a relacionar la teoría con su vida cotidiana de forma significativa.
Una vez que los estudiantes recopilaron y anotaron todos los datos, en la asignatura de Tecnología trabajamos con la aplicación Genially para crear gráficos que representaran visualmente el tiempo de uso de cada tipo de aplicación. «Los alumnos se mostraron entusiasmados al ver cómo sus datos se transformaban en gráficos coloridos y fáciles de interpretar», destacó la maestra Eva.
Esta actividad no solo fomentó su creatividad, sino que también les permitió desarrollar competencias en el manejo de herramientas digitales avanzadas. Al traducir sus datos en representaciones visuales atractivas y comprensibles, los estudiantes adquirieron una comprensión más profunda de los resultados y experimentaron de primera mano cómo la tecnología puede enriquecer el análisis y la comunicación de información.
CONCLUSIONES
Los alumnos presentaron las conclusiones de un estudio sobre sus hábitos digitales, revelando datos preocupantes sobre el tiempo que dedican al uso de dispositivos tecnológicos y su impacto en la vida diaria. La actividad, compartida con sus familias y compañeros, buscó generar conciencia sobre los efectos del uso excesivo de las tecnologías.
Entre los datos más relevantes, destacaron que el 89% de los estudiantes pasa más de dos horas diarias en redes sociales, con un promedio semanal de conexión de 18 horas. Los extremos son significativos: un estudiante reportó más de 30 horas semanales conectados, mientras que otro apenas llegó a las 7 horas. Las aplicaciones más utilizadas incluyen TikTok, Instagram, WhatsApp y los videojuegos.
El 40% de los estudiantes reconoció que el uso intensivo de Internet afecta negativamente su rendimiento académico. También señalaron otros efectos perjudiciales, como la falta de sueño, problemas en la vista y una mayor sensación de hiperactividad durante el día.
Alejandro, uno de los estudiantes, comentó: «Nos quita tiempo de estudio y de sueño, es perjudicial para la vista y te hace estar hiperactivo durante el día». Por su parte, Iker reflexionó sobre el tiempo perdido en actividades digitales: «Me he dado cuenta de todo el tiempo que desperdiciamos con el uso de las tecnologías, tiempo que podríamos dedicar a hacer cosas mejores, como pasar momentos con nuestra familia, salir a la calle o estudiar. Pasar un rato con un videojuego o escuchando música no está mal, pero a veces deberíamos apagar el móvil y dedicar tiempo a actividades más importantes, que nos hagan bien. Estos trastos nos están consumiendo poco a poco».
Pese a las reflexiones serias, la jornada también tuvo momentos de humor. «Es un rollo pasar la semana del viaje de estudios sin móvil», bromearon los estudiantes, destacando la dependencia que sienten hacia estos dispositivos.
Por otro lado, todos los estudiantes (100%) afirmaron que utilizan recursos digitales para mejorar su aprendizaje, como Classroom.
«La actividad no solo ha sido educativa, sino también reveladora. Los estudiantes pudieron observar patrones en el uso del teléfono móvil y reflexionar sobre la importancia de un uso equilibrado de la tecnología. Además, al trabajar con datos y gráficos, desarrollaron competencias en análisis y presentación de información. Esta actividad ha sido un excelente ejemplo de cómo la metodología STEAM puede integrarse en el aula, promoviendo el aprendizaje interdisciplinario y el desarrollo de habilidades prácticas en los estudiantes. Estamos emocionados por seguir explorando más proyectos que combinen la tecnología con otras áreas del conocimiento», concluyó la maestra Eva.
Podemos concluir que maestros, familias y estudiantes deben trabajar juntos para fomentar un uso equilibrado de la tecnología. Establecer horarios claros para tareas escolares y ocio, fomentar actividades fuera de la pantalla y hablar abiertamente sobre los riesgos del uso excesivo de Internet son pasos clave para lograrlo. Por otra parte, los colegios debemos incluir talleres sobre educación digital, donde los alumnos aprendan a gestionar su tiempo en línea y a identificar fuentes de información fiables.
Internet es una herramienta poderosa que puede enriquecer el aprendizaje y la vida de los estudiantes de 1.º y 2.º de ESO. Sin embargo, es esencial que aprendan a usarla de manera responsable para evitar caer en la trampa del enganche digital.
El estudio realizado por la clase, en colaboración con las maestras de Matemáticas, Tecnología e Inglés, demuestra que, con curiosidad científica, trabajo colaborativo y un enfoque interdisciplinar, los propios alumnos pueden identificar problemas y buscar soluciones creativas.
Porque, al final, la pregunta no es si debemos estar conectados, sino cómo hacerlo de manera inteligente, logrando un equilibrio y priorizando actividades que contribuyan al bienestar personal y social.
Mª José Ocaña
Directora y especialista de inglés
CEIP Federico García Lorca. Olivares, Granada
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