Detalle de retrato de Vicente Blasco Ibañez, publicado en 1915-1928. CC Flickr The Library of Congress

Coral del Castillo Vivancos: «Tres ‘novelitas’ de Vicente Blasco Ibáñez (1867-1928)

Un armario con libros pero nada para leer, los miro, cojo uno, nada, lo dejo, miro títulos, autores, por fin me decido y saco el tercer volumen de las Obras Completas de Vicente Blasco Ibáñez en la conocida y prestigiosa colección de Aguilar, año 1969.

Tenía todavía en la memoria la lectura de “La vuelta al mundo de un novelista” imprescindible para una empedernida viajera como yo, y otros títulos hace tiempo leídos y que le dieron la fama de la que ya gozó en vida : “Entre naranjos”, “Cañas y barro”…., así que elegí el Tomo III para cambiar de registro. De todos los títulos de este tomo seleccioné “La reina Calafia”, nombre extraño de míticas resonancias, una vez leído este relato, busqué al azar entre sus Novelas de la Costa Azul y me decidí por las tituladas “Puesta de sol” y “El viejo del paseo de los Ingleses”, sorpresivamente en las tres historias me encontré el mismo tema: la vejez.

Obras completas de Vicente Blasco Ibáñez

En una época y en una sociedad como las actuales en las que se esconde y margina la vejez, y en las que se mitifica la juventud, me pareció interesante comentar que un escritor tan vitalista como Blasco Ibáñez y lejos todavía de la vejez cuando escribió estas novelas, eligiese repetidamente este tema. Además es llamativo que escribiera al final de la Introducción que hace a sus Novelas de Amor y Muerte estas palabras “ …Por eso me propongo vivir cuanto pueda, dándome palabra a mí mismo de llegar a los ochenta años. ! Lo que veré en los veinte que me quedan por delante, si es que se cumple mi deseo!..” julio de 1927, desgraciadamente no se cumplió su deseo, morirá en enero de 1928, un día antes de cumplir 61 años.

LA REINA CALAFIA

Presenta una doble trama, por un lado el origen y fundación del estado de California (EE.UU) con la intervención de la reina Calafia que le dará su nombre, por otro lado se nos va narrando la vida de una “reina Calafia” contemporánea y los amores tardíos que tuvo en su madurez con un joven, amores a los que ella , persona de férrea voluntad y apasionada defensora de la libertad e independencia de la mujer, como fiel heredera de “su antepasada” la reina Calafia, puso fin de manera cortante y definitiva , en la idea de que en poco más de diez años el tiempo dejaría una huella muy distinta en cada uno de los enamorados, en ella , mujer ya madura, la convertiría en una caricatura de si misma mientras que a él, joven todavía, el tiempo apenas le dejaría huella.

Novela con un trágico final por la rotunda y cruel razón que le da la protagonista a su enamorado para dejarlo. Si en esta novela la cercanía de la vejez es el tema, en las otras dos citadas será la vejez plena y casi en su etapa final el asunto que plantea Blasco Ibáñez.

PUESTA DE SOL

Es un precioso cuadro evocador de un tiempo que fue y ya no será. Dos ancianos, una duquesa española protegida de la Emperatriz Eugenia y un millonario americano, que viven en un pueblo de los Alpes marítimos se reencuentran al cabo de toda una vida en el jardín de la iglesia desde el que se contempla una magnífica puesta de sol.

La anciana duquesa había descubierto este apartado y solitario lugar que había hecho suyo y al que subía todas las tardes para gozar del atardecer. Un día se encuentra allí al anciano millonario que con voz y gesto cansado le cuenta su vida y cómo se enamoró de ella apasionadamente cuando, jóvenes los dos, la vio en París, ella una hermosa mujer que triunfaba en la Corte de la Emperatriz Eugenia y él un joven soldado licenciado que empezaba su vida de negocios. El anciano ha ido a su encuentro en el jardín para revelarle su antigua pasión y el desencanto vital que ahora sufre. Cómo, según él, la vida es un continuo desengaño y la vejez y la muerte una cruel burla del destino.

La duquesa, que no sabía nada de la pasión que había despertado de joven en el americano, se siente halagada y rejuvenecida a sus 80 años y le reprocha reiteradamente que no le hubiese hablado entonces pero él, aferrado a la realidad que viven en ese momento le dice: “ Somos dos viejos que se sobreviven y hablan de dos muertos”. La ve como era entonces no como es ahora, sin embargo la duquesa “ Se agarraba con fuerza a esta ilusión, como si así pudiera librarse de la muerte, que la iba arrastrando ya en su corriente”. En el momento en el que el horizonte se tiñe con la anaranjada mancha de luz, el anciano musita: “ El sol se ha puesto. Volverá mañana, volverá siempre…; ¡ pero nosotros!…”. En cambio la duquesa “Seguía viviendo en el pasado. ¡ Era tan dulce su contemplación!..”. Se agarra a su pasado para no caer en el vacío de la muerte con la misma fuerza con que se agarra a su bastón. Por el contrario, el anciano lo contempla en su devastadora desnudez, no obstante a pesar del horror que siente dice : “Nada espero, nada deseo y ,sin embargo, no quiero morir”.

Relato duro y demoledor que evidencia cómo el instinto de vivir es más fuerte que la certeza y proximidad de la muerte, aunque ya no quede nada ni siquiera ilusiones. El vacío de la vida a pesar de todo, viene a decir el autor, sigue siendo más fuerte que el vacío de la muerte. La puesta de sol del título es la puesta de sol de la vida que a estos dos ancianos les gustaría retener eternamente.

EL VIEJO DEL PASEO DE LOS INGLESES

La tercera novela pertenece también al grupo de las Novelas de la Costa Azul. En este relato la vejez va unida a la más extrema pobreza en dos personajes que han disfrutado de la máxima riqueza en su juventud, por lo que el contraste entre esa juventud perdida y su situación actual es mucho más dramático. Un ruso al que la revolución en su país dejó en la miseria malvive en Niza, aún no es demasiado viejo pero “ el tiempo, que parecía haberle olvidado, cayó sobre él repentinamente al verlo pobre”. Una especie de sótano que le habían dejado unos conocidos le servía de vivienda y allí también criaba perritos de cuya venta sobrevivía. Todos los días iba al paseo de los Ingleses y todos los días recordaba a una mujer. Una hermosa y rica mujer con la que había recorrido media Europa disfrutando de todos los lujos. ¿Qué habría sido de ella?, pensaba, ¿Habría escapado de los horrores de la Revolución?.

Un día recibe noticias a través de otros rusos exiliados, ella vive y ha podido huir de Rusia, llega a Niza y cuando él por fin la ve, la fascinante mujer de su recuerdo y de su corazón ya no existe, lo que tiene delante es una máscara reseca y arrugada, irreconocible. Fedor, lleno de piedad, decide buscar trabajo al igual que ella y empezar los dos una nueva vida, pero el resultado no es como él había imaginado, la miseria de ella no es solo física sino también moral. Ha sufrido tanto (cárcel, torturas, hambre, mucha hambre) que solo aspira a comer y a tener ropa interior. “ Ser pobres, absolutamente pobres en la vejez cuando más necesarias son las comodidades que proporciona el dinero” pensaba Fedor con infinita compasión. A la vuelta de uno de sus rutinarios paseos dominicales, mientras ella le comentaba que su máximo deseo era poder comprarse tres mudas interiores baratas, él “ se sintió más pobre que nunca, pobre sin remedio, al considerar que la juventud no puede rehacerse como se rehace una fortuna. ¡ Ay la vejez!…¿qué pobreza mayor?…”.

Con estas tres historias Blasco Ibáñez muestra algunos de los aspectos más descarnados de la vejez. En “La reina Calafia” el temor a la cercana vejez imposibilita el amor cuando la mujer es mayor que el hombre, ( es interesante señalar cómo no ocurre así, ni siquiera en la actualidad, cuando sucede lo contrario, que el hombre es mucho mayor que la mujer). En la segunda historia “Puesta de sol” , el instinto de vivir es más fuerte que el temor ante la proximidad de la muerte.

Y en “ El viejo del paseo de los Ingleses” se sentencia con claridad que sin dinero en la vejez tampoco hay cabida para los sentimientos . Reflexiones de un autor cuyas ganas de vivir eran tan intensas que la única cualidad que le concede a la vejez es la de conservar el instinto por sobrevivir hasta el último momento, esta sería su única bondad.

Vicente Blasco Ibáñez novelista del Realismo hace en estas novelas unas descripciones que lo acercan al movimiento literario del Naturalismo, como la del descarnado aspecto físico de la enamorada del protagonista en el relato “El viejo del paseo de los Ingleses” o la del estado anímico y las crudas palabras del protagonista de la historia “Puesta de sol” , así como también sería naturalista su concepción de la vejez y la dramática conclusión a la que llega. Novelas estas de un prolífico, variado e interesante escritor, hoy quizás algo olvidado, pero no por su falta de calidad literaria sino por otras razones extraliterarias como suele ocurrir en este mundo editorial y literario a veces tan mercenario y cainita.

Coral del Castillo Vivancos

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