Este fue el título tan alentador y sugerente de la conferencia impartida el pasado 18 de marzo, Día de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología, por Fernando Fernández-Llebrez, profesor titular de Ciencia Política y de la Administración en la Universidad de Granada desde 1995 hasta su reciente jubilación.
Fernando se ha convertido en un referente en el debate y en la reflexión en torno al concepto de Democracia y a las dificultades que hoy en día encuentra la misma […] Viene contribuyendo a esa mirada de manera inteligente, precisa, alertando sobre los riesgos a los que está sometida en nuestro tiempo. Eran algunas de las palabras con las que lo presentaba el Decano de la Facultad, Santiago Delgado Fernández.

Y así es, ya que desde 1989, empieza a participar en diferentes Proyectos de Investigación que lo avalan como un prestigioso estudioso y conocedor de la teoría política, como La reconstrucción retórica de la teoría democrática actual y Calidad de la democracia en Andalucía. Además, es autor de diversas publicaciones (imposible citarlas todas), como La teoría política frente a los problemas del siglo XXI (Editorial Universidad de Granada 2005, compilado con Ángel Valencia), Retórica democrática, identidades y ciudadanía (Universidad de Granada, 2012), Humanismo cívico y ciudadanía: hacia una democracia cívica (Revista Española de Ciencia Política, 2012), y un largo etcétera hasta la publicación de su penúltimo libro, Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Los peligros de la omnipotencia política en la España de hoy (Comares, 2020), que fue discutido en el Seminario Los fundamentos de la democracia actual, impartido por él hasta 2022, y que afortunadamente acaba de reanudarse tras una obligada interrupción.

Su intervención en el Día de la Facultad tuvo como fundamento su libro de reciente publicación, ESPERANZA Y DEMOCRACIA EN TIEMPOS DIFÍCILES. La crisis actual de la democracia pluralista, alojado en la web pensamientocritico.org, en cuya contracubierta se explica que el objeto de estudio de este libro es una aproximación teórico política a las democracias pluralistas y su crisis. Su tesis principal es que las transformaciones, retos y desafíos en y de nuestra actual democracia, […] son un problema que afecta a sus fundamentos y no a sus aledaños. […] Pero al mismo tiempo, defiende que […] hay motivos importantes para que crezca la esperanza democrática con el propósito de frenar a quienes quieren devaluar a nuestras democracias liberales.
Plantea Fernando que la democracia como valor e institución es algo por lo que merece la pena luchar. Para adentrarse en ello, en primer lugar, nos explica la profunda crisis que sufren nuestras democracias pluralistas, utilizando el concepto de crisis como cambio profundo. Ha habido más crisis de la democracia, pero él sostiene que la peculiaridad de la actual, lo novedoso e importante, es que afecta a los elementos sustantivos. ¿Qué quiere decirnos con esto? Que la relación entre los medios y los fines que definía a las democracias de posguerra se ha roto, de tal modo que con medios similares se están proponiendo fines distintos a los característicos de las democracias liberales y como consecuencia se vislumbra un cambio de paradigma que pretende sustituir el discurso democratizador socialdemócrata. Nos dirá que hay una necesidad de pensar la realidad para transformar la sociedad, basándose en el pensamiento crítico frente a las “hiperideologías”. También que hay mucho desánimo, pero que es fundamental no perder la esperanza.
Pero, ¿qué es lo que está en crisis? Para afirmar que existe esta crisis, necesitamos tener un mínimo conocimiento de lo que fundamenta a nuestras democracias pluralistas. Y lo que las fundamenta, muy brevemente sería lo siguiente:
La democracia pluralista y/o liberal de posguerra es un tipo de democracia que sale triunfadora tras la Segunda Guerra Mundial ganando y derrotando al fascismo y posteriormente a los totalitarismos (y las dictaduras que los acompañan) y que se intenta exportar por todo el mundo.
Así, su mito fundacional es la obtención de la paz frente a los totalitarismos. Se trata de una democracia en la cual los derechos humanos actúan como ideales que hay que perseguir. Se entiende el Estado social, democrático y de derecho como un todo indivisible. Los tres son aspectos SUSTANTIVOS de la democracia. Es básica la relación entre las partes. Si falla una, falla la democracia.
Y lo que está en crisis es prácticamente todo. El hecho de que los partidos de extrema derecha participen en los gobiernos, rompe el mito fundacional de paz frente a los totalitarismos. Están en crisis los estados democráticos, el principio de legalidad, el pluralismo (entendido este como un acuerdo sobre los valores comunes que permiten articular el interés general, como un consenso para gestionar el disenso), crisis de gobernabilidad (polarizaciones del 50%), crisis de las mediaciones… Todo esto y más fue mucho mejor explicado en la charla, y desde luego más amplia y profundamente desarrollado en el libro anteriormente citado, Esperanza y Democracia en tiempos difíciles, cuya lectura recomiendo.

Fernando argumenta que el desgaste y deterioro paulatino de este modelo de democracia se inicia hacia 1980, con las primeras políticas neoliberales de Thatcher y Reagan. Pero la crisis del 2010 le dio una vuelta de tuerca aún mayor a dicha situación y aceleró su decaimiento llevando a la democracia a un momento como el actual de crisis profunda que afecta a sus fundamentos éticos y procedimentales. […] La expresión más genuina de dicha crisis es el trumpismo. Dehecho, con su triunfo la crisis de la democracia se ha acelerado y mucho por desgracia.
El telón de fondo además es un contexto internacional muy convulso, con múltiples focos de conflicto (Rusia-Ucrania, Israel-Gaza, un nuevo imperialismo de EEUU, una UE muy debilitada, imposibilidad de configurar gobiernos estables, una extrema derecha en expansión, etc), que tiene como consecuencia que los procedimientos democráticos se independizan de los fines y valores humanistas a defender, de tal modo que pueden ser usados para fines contrarios a los valores proclamados. El resultado de todo ello es un aumento de la desconfianza hacia la política, siendo este uno de los problemas más relevantes que más se viene reiterando en los últimos 15 años. Esto es muy perjudicial para el cultivo de la democracia pues implica un deterioro importante de su institucionalidad como hacía tiempo no habíamos visto. En concreto desde el periodo de entreguerras, afirma Fernando.

Sin embargo, nos propone como demócratas no caer en el derrotismo, en la desesperanza, sino buscar mecanismos transformadores que contribuyan a revertir esta situación. Cuando hay cierta incertidumbre es cuándo la esperanza brota. La esperanza democrática fue importante para conseguir detener tanta barbarie en el siglo pasado y para ganar a los totalitarismos. Los demócratas hemos necesitado, y necesitamos, de la esperanza para levantar la vista, ganar en perspectiva y así pensar un futuro de progreso centrado en los Derechos Humanos que alimente nuestro presente y nos anime a actuar.
Y para terminar porque la esperanza democrática es un ideal por el que merece la pena vivir y soñar. Defender la libertad, la igualdad, la solidaridad, en definitiva, los DDHH en profundidad, es una tarea hermosa que nos permite acercamos a un mundo más justo y mejor. […]
En mi opinión, esta esperanza democrática, en su tejer cotidiano, es nuestro mejor regalo para el presente y el mejor legado político que le podemos dejar a nuestras futuras generaciones. No renunciemos a ella, ni nos resignemos. El empeño, lo merece.
Finalizaba con esta magnífica reflexión, invitándonos intensamente a no caer en la desesperanza y hacer todo lo posible en nuestro día a día por contribuir a mantener vivos los elementos sustanciales de nuestras democracias.

Su conferencia en este foro fue muy emocionante para él, para el profesorado y para su alumnado, por ser su vuelta a la normalidad tras un paréntesis de algo más de dos años de lucha contra una enfermedad a la que afortunadamente le va ganando la batalla. Pero, además, por ese motivo fue también un hecho muy emocionante para su familia y para sus amigos y amigas, entre las que me incluyo.
Nunca sabemos el alcance que tendrá en nuestra vida conocer a una persona. Muchas veces es intrascendente. Otras, sin embargo, y sin nosotros saberlo, conocemos a personas que llegan para quedarse en nuestra vida, para convertirse en una amistad sólida y profunda. Eso es Fernando para mí, un amigo del alma. Ni él ni yo podíamos imaginarlo cuando nos conocimos con nuestros veintipocos años. Pero además de mi gratitud por su amistad, le debo mucho por la gran aportación que han supuesto sus ideas para forjar mi propio pensamiento, por la riqueza de tantas y tantas discusiones. ¡GRACIAS!
Aquí tenéis vídeo íntegro de su intervención:
Deja una respuesta