Hay un presente que continuamente se queda atrás y el futuro nadie lo puede definir. Cuando el curso del Aula Permanente (APFA) y las actividades de la asociación ALUMA son pasado, queda la constancia en nuestra memoria y en las fotos de lo vivido.
Se nos presenta un verano adelantado, con un calor golpeando con insistencia, un estío donde nos abandonamos a la anchura del tiempo, de ver como los días se amontonan y se confunden unos con otros.
Resulta insólito que, a esta edad cuando uno empieza a estar de vueltas de las vueltas de la vida, aun no se resigna a las despedidas en este caso de los profesores, compañeros y amigos que hemos compartido nueve meses de aulas, tertulias, viajes y excursiones que comenzó en aquel lejano octubre de 2024.
Me pregunto cómo en unas cuantas líneas puedo escribir sobre un curso hechos de días intensos. No es fácil, solo sé que sumo 16 años al próximo año, todo un adolescente universitario senior, pero afirmo que mantengo la pasión del principio y que existe una magia que te envuelve para anhelar continuar en la formación abierta y permanente.
Que lejos queda cuando en la década de los 90 en Europa nació el proyecto del aprendizaje a lo largo de la vida. En España se extendió con la rapidez de la pólvora, la primera semilla se plantó en la Universidad de Granada en 1994 y continuó germinando en ciudades y pueblos para llevar los valores del conocimiento desde la Universidad a los mayores a partir de 50 años sin límite de edad.

En nuestro país la simbiosis entre Universidad, Aula Permanente y asociación de estudiantes senior, ha sido la fórmula magistral para abarcar el amplio abanico desde la formación universitaria a la ocupación del tiempo libre en otras actividades complementarias como: viajes, deportes, debates, concursos…
Y esa fue, la historia de su nacimiento, pero no hay que estar en el hoy y en la herencia que le dejaremos a las futuras generaciones.
Salgo a los pasillos, cruzo palabras con profesores, paso a los patios en los descansos y hablo con los compañeros nuevos y veteranos, participo en los viajes y contacto con otras universidades y asociaciones españolas y europeas. Conversaciones puras que surgen de pronto y que te hacen ver la otra realidad, la no oficial, que a veces se aproxima a los cuestionarios de estadística y en otros temas se aleja.
Las comparaciones con otras universidades o con sus asociaciones de estudiantes es compleja, si partimos que no hay un orden común entre programas universitarios senior. Cada uno se somete a su propia evolución, nosotros progresamos en base a la experiencia de los 30 años, sin embargo, el cambio en la base del estudiante granadino ha sido enorme con el incremento del número de matriculados (de 50 los primeros años a 1453 alumnos en la actualidad), cada vez más jóvenes, se ha mejorado la proporción de hombres con respeto a las mujeres que siguen siendo mayoría y también del nivel de estudios. La Universidad de Granada, se convierte en un referente como modelo a nivel nacional en la formación universitaria de mayores.

Antes de morir de éxito y recargarnos de medallas, vamos hacer un poco de examen de conciencia, para que la autocomplacencia no nos aísle ni ahogue.
El sentido conformista que nos aplican al senior aquí en el ambiente de la universidad desaparece, con la edad a hemos desarrollado la función comunicativa y la posibilidad de dialogo.
Mantener silencio, el callar aquellas cosas que es menester decir no es una política acertada, cuando hay voces que piden romper la inercia de las instituciones que hay con los universitarios mayores.
Pedimos cambios con una visión actualizada y de acuerdo con las normativas en derechos que se aplican en otras Universidades y en beneficios para el personal jubilado en las Comunidades Autónomas y administraciones dentro de la comunidad universitarias.
Se echa de menos después de más de 30 años de la fundación del Aula (APFA) la voz de un estudiante senior como representante en el Claustro de la Universidad de Granada, ya no seremos los pioneros pues otras Universidades se anticiparon.
Buscar espacios, horarios, presupuestos…para que todos los solicitantes de matrícula que reúnan los requisitos para el programa universitario de mayores del APFA puedan tener plaza. La no admisión en las aulas conlleva para unos la frustración y para otros una minoría a no abonar las tasas de matrículas y asistir a las clases de forma clandestina.

Encajar a la figura del estudiante senior dentro de la comunidad universitaria, es curioso que, en el Programa Senior de la UGR, nos deja fuera por no “haber mantenido una relación funcionarial o laboral con la Universidad de Granada durante al menos 5 años”. Para los servicios de los Comedores Universitarios dejamos de ser estudiantes para estar catalogados como “Otros colectivos” con un precio igual que el personal activo de la UGR. Las ventajas que se obtienen en la práctica del deporte para los jubilados en centros dependientes de las administraciones comunitarias y ayuntamientos, no se perciben dentro de las actividades deportivas de la UGR para estudiantes universitarios senior, en la actualidad el equipo de piragüismo Dragón pionero en España de estudiantes senior promocionado por la asociación ALUMA en sus entrenamientos en el club náutico de la UGR, no tiene ninguna tarifa especial. El deporte tan necesario a esta edad para mejorar la salud física y emocional, debería ser potenciado por la UGR.

Sería injusto juzgar con severidad la labor de la UGR, que necesita como cualquier programa informático la continua actualización para adecuarse a las exigencias de las nuevas generaciones de estudiantes mayores con más calidad y esperanza de vida.
Confiamos plenamente en la voluntad y en el buen hacer del Rector y de su equipo.
Todos juntos hacemos Universidad.
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