La historia de las escuelas y colegios de la provincia de Granada —en especial desde 1857, por la Ley Moyano de Instrucción pública— muestra el papel protagonista y decisivo de los docentes en el progreso de los pueblos y ciudades.
Esta es la conclusión fundamental que se extrae de lectura del libro sobre la educación en Huéscar y su comarca, que acaba de ver la luz: Un siglo de Escuela. La educación en Huéscar, 1875-1975, cuya autora es Mercedes Laguna González, y que ha sido publicado en Granada —en junio de 2025— por la editorial Torres. La autora, desde el principio, quiere subrayar dos cuestiones clave: primero, que la educación —y su historia— son decisivas para entender la sociedad y para conseguir su progreso. Y, en segundo lugar, que la historia de la educación en una zona concreta —estudiada desde las circunstancias y las vidas de sus protagonistas, sirve para entender y explicar la historia de la educación de la comarca, de la provincia, incluso, la historia de los procesos educativos en el nivel nacional.

En el río que forman las 310 páginas del libro, encontramos, en el capítulo 1, entre otros acontecimientos importantes para la enseñanza en Huéscar en el siglo XIX y comienzos del XX, el estudio sobre el Colegio de la Consolación, que comenzó su andadura en 1897 —con el doble carácter de Fundación benéfica “para las niñas pobres”, establecida por la hermana del Marqués de Corvera, y su condición de centro privado de primera y segunda enseñanza.

En el capítulo 2, se recoge la historia de las primeras universitarias de Huéscar, las mujeres pioneras que —contra la corriente establecida— pusieron sus ojos y sus pies en la Universidad de Granada. Se recogen 15 micro estudios de mujeres nacidas en Huéscar desde 1860 a 1916. Tenían “el fin de aprender, de adquirir una cultura que antes estaba destinada —casi con exclusividad— a los hombres, aquellos cuya familia disponía de poder adquisitivo considerable. Además, querían estar en condiciones de acceder a una profesión que las singularizara como personas y que les otorgara cierta independencia”.

Aparecen en el libro, en dos capítulos diferentes, los ecos del viaje de un periodista y pedagogo de la primera mitad del siglo XX, Luis Bello, que emprendió la aventura de visitar en 1929 las escuelas de España. Se recogen las palabras en las que describió las de Huéscar: la escuela de Barrio Nuevo (un barrio de cuevas) y las escuelas del centro de la ciudad.
Encontramos la presencia, y el uso pedagógico del cinematógrafo en las aulas de Huéscar desde la segunda década del siglo XX, a través de un examen de Ingreso al Magisterio del alumno José Fernández Casanova, que fue, después, un maestro muy querido y respetado por sus alumnos (de 1942 a 1985).

La autora subraya el papel decisivo de las maestras y los maestros en la renovación de la escuela en Huéscar, incluso antes de 1911 (cuando se consiguieron implantar en la localidad las Escuelas Graduadas (entre las 50 que se aprobaron en todo el país). Los docentes querían mejorar la enseñanza, su didáctica y la organización de los centros: La renovación de la escuela y su mejora estuvo en la voluntad decidida de sus protagonistas: las maestras y los maestros que pusieron toda su disposición y energía en favor de sus alumnos, y a los que veremos —a lo largo de estos capítulos— actuar en sus escuelas. En este apartado aparecen los nombres de maestros destacados para la historia de la educación en Huéscar, en Baeza, en Barcelona, como es el caso de Conrado Iriarte Navarro. Conrado fue el esposo de Mª Luisa Fernández Sánchez, también una docente fuera de lo común, que nació y trabajó en Huéscar, pero que, por desgracia, falleció en 1932, tras dejar una huella que es preciso recuperar para la historia de la educación.
Ocupa un lugar destacado en el libro la escuela de don Pascual Dengra, en activo en la escuela pública en Huéscar, de 1916 a 1961. Un maestro ejemplar, que creó escuela en el amplio sentido de la palabra, en el sentido que tiene el denominador común de la educación y de la enseñanza; que tiene, asimismo, unos moldes propios, característicos y diferenciales. Según las palabras del maestro de Barrio Nuevo, Sebastián Avellaneda, en 1961.
Al hilo de esta “escuela de don Pascual”, el capítulo central del libro presenta, a manera de muestra, unas páginas del cuaderno de clase que elaboró un alumno de 10 años, Ángel Martínez Fernández, en el curso 1934-1935. Esta libreta —llena de vida— recoge lectura y escritura, trabajo de comprensión de textos, ilustraciones, problemas y tipos de documentos de uso necesarios para la vida.

Las Escuelas Graduadas de niñas y las Escuelas Graduadas de niños, hasta 1955. Los Grupos Escolares de niños, el Cervantes (desde 1955), y de niñas, el Natalio Rivas, inaugurado en 1956, con sus maestros y sus maestras. Con las imágenes y las aportaciones de sus alumnos y alumnas. Todo imbricado con la historia de España y sus acontecimientos decisivos en estos cien años, las leyes de educación que marcaron las líneas de cambio en los procesos educativos. El cómo lo desarrollaron sus protagonistas de a pie. El libro presenta, de manera destacada, la trayectoria vital y profesional de José Fernández Casanova, de Antonio López Triguero y de Sebastián Avellaneda.
Con relación a las maestras, la autora presenta los apuntes biográficos de las primeras maestras del Natalio Rivas: Adoración Bautista, Carmen Guerrero, Sara Cruz, Ventura Rodríguez y Lola Portal. La vida y la labor docente de Francisca Bustos Jiménez aparece, a lo largo del libro, ligada a la Universidad y a los Institutos de Caravaca y Yecla, en su primera etapa. A partir de 1944, en Huéscar, se presenta su labor en las Escuelas Graduadas, y, partir de 1958, como directora del Grupo Escolar Natalio Rivas.

El tercer colegio de la localidad se construyó en 1971. Llamado, primero, Carretera de Castril, y más tarde, Colegio de Infantil y Primaria, Princesa Sofía. Como maestra de este centro, se presenta la trayectoria vital y profesional de Mª Teresa Cepero Torrecilla, maestra en Torralba, primero, después, en Barrio Nuevo, y, a partir de 1971, en el Natalio Rivas y en el Princesa Sofía, donde desarrolló su labor docente hasta que se jubiló.
En el capítulo 9, se habla de los estudios de segunda enseñanza en Huéscar (que existían en Huéscar desde el siglo XIX, aunque se impartían de manera privada). Desde 1960, primero con el Colegio Libre Adoptado y las Becas PIO del Ministerio de Educación, y, después, en 1965, con el Instituto Sección Delegada del Padre Suárez de Granada, hasta la conversión en Instituto Nacional de Bachillerato. En esta implantación de la enseñanza media oficial en Huéscar, tuvo un papel protagonista la maestra y profesora Francisca Bustos Jiménez.
Al final del libro, se recoge el establecimiento en la ciudad de la Escuela de Artes y Oficios, desde 1947. Así como de la inauguración de la Escuela de Maestría, en 1970, convertida, después en Instituto de Formación Profesional (más tarde, IES Alquivira).



Para saber más, en la Revista De Lectio:
https://www.revistadelectio.es/2025/06/12/presentacion-del-libro-un-siglo-de-escuela/
Ramón Gómez Laguna
Profesor de Geografía e Historia
del IES El Fuerte de Caniles





