Soy de los convencidos de que la diversidad de España en cuanto a riqueza patrimonial, cultural y lingüística es de un valor incalculable. Otra cosa es cuando esta riqueza se utiliza como afrenta entre sus ciudadanos. Esto es lo que ocurre con los nacionalismos, travestiados ahora de independentistas, que considero representan una lacra para cualquier país; también para el nuestro.
Bajo mi criterio, los nacionalistas, más que debatir sobre planteamientos ideológicos, a lo único que aspiran es a tener un territorio geográfico propio donde poder gobernar a su anchas autoritariamente: ¿o es que existe algún nacionalismo democrático? “La peor de todas las pestes”, así definió Stefan Zweig el nacionalismo en su obra “El mundo de ayer” (2000, pág. 13). Algo sabía de esto dado que sufrió la irrupción del fascismo, el nacionalsocialismo y el bolchevismo. Este intelectual se suicidó el 22 de febrero de 1942 junto a su esposa Charlotte Altmann en la habitación de un hotel de Petrópolis (Brasil) donde estaban alojados. Hasta allí llegaron huyendo del nazismo pues estaban convencidos de que este movimiento totalitario de masas dominaría el mundo: un fatídico error de cálculo dado que no pudo ver su derrota. Esta peste viene planeando en Cataluña desde 1714 y todavía estamos en ello. La convocatoria de un referéndum ilegal de independencia el 1 de octubre de 2017 fue el culmen de este esperpento, que el periodista Jordi Amat calificó como “La vía Groucho Marx”.
Las controversias de estos nacionalistas son de índole diversa. En unos casos es la lengua, como cuando El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, el Supremo y el Constitucional establecieron que el castellano debe ser lengua vehicular en esta Comunidad, y fijaron un mínimo del 25% de las materias a impartir en dicha lengua. En otros casos es la economía: “España nos roba”; y otras veces son los porcentajes. Recordemos cuando el 24 de febrero de 2005 Pasqual Maragall acusó a Convergencia y Unión de cobrar comisiones por adjudicaciones públicas: “Vostès tenen un problema i aquest problema es diu tres per cent”. Luego estalló el “Caso Palau” por el saqueo del “Palau de la Música» por parte de Fèlix Millet y Jordi Montull. Y Laura Borrás fue condenada a 4 años y medio de cárcel, a 13 años de inhabilitación y a una multa de 36.000 euros por falsedad en documento oficial y prevaricación administrativa cuando dirigía la “Institució de les Lletres Catalanes”.
Nuestro histriónico personaje, Carlos Puigdemont, violó el Estatut y la Constitución: “Haciendo caso del mandato del pueblo catalán, Cataluña se convierte en un Estado independiente en forma de República. Y con la misma solemnidad propongo que el Parlament suspenda los efectos de esta declaración de independencia para emprender un diálogo sin el cual no será posible una solución acordada”. La resolución fue firmada el 10 de octubre de 2017. Teresa Freixes, catedrática de derecho político de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), citando a Hans Kelsen, afirma que “Lo que hizo Puigdemont el 10 de octubre de 2017 fue dar un golpe de Estado claramente”. Debo especificar que este golpe duró escasamente 43 segundos; desde luego, el más corto de la Historia. El Sr. Kelsen (Praga 1881, Berkeley, California, 1973) fue un pensador, jurista y político que decía que “Un golpe de Estado es cualquier modificación o sustitución de una Constitución al margen del procedimiento prescrito en ella”. Por tanto, en Cataluña hubo golpe de Estado aunque en un nanosegundo Puigdemont pasase de proclamar la independencia a dejarla sin efecto.
Las circunstancias políticas quisieron que Junts del Sí, su partido, lo convirtiera en interlocutor cuasi imprescindible en la investidura del candidato a la presidencia del Gobierno de España. Para empezar a negociar puso sobre la mesa dos condiciones robustas: la amnistía para todos los políticos implicados en el procés catalán y la vía unilateral de independencia de esta Comunidad; ambas peticiones de difícil concesión. El jurista y exministro Tomás de la Cuadra Salcedo, en su artículo “Gracia y Justicia” (8-9-2023), manifiesta que el indulto no tiene sentido en la situación de Puigdemont dado que niega la Constitución y propugna su violación unilateral. De aplicárselo, legitimaría el referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017 o el supuesto derecho de autodeterminación, inexistente.
Aunque Carlos Puigdemont ha perdido a su enorme interlocutor Santos Cerdán, parece ser que el regreso a España de este prófugo de la justicia está a punto de caramelo. Cuando esto ocurra, el honorable pedirá la indemnización por los daños y perjuicios que España le ha ocasionado; y que se le abone el dinero que ha dejado de cobrar todos estos años al no ejercer como Presidente de la Generalitat. Igualmente por el reconcomio cuando el Parlamento Europeo retiró la inmunidad a Carles Puigdemont, que conllevó reactivar la euroorden que estaba suspendida desde enero de 2020. Asimismo, por las secuelas que le dejó la ansiedad producida por viajar en un habitáculo tan reducido como es el maletero de un coche; el gasto en gasolina hasta llegar a Waterloo; el pago del alquiler de su vivienda a razón de 4400 euros mensuales (hasta hoy nadie sabe quién los abona); o los viajes que desde Waterloo ha hecho a aquellos países en los que no podía ser detenido. Además de airearse, llevaba la noble misión de denunciar las injusticia que los sucesivos Gobiernos españoles están cometiendo contra su persona. También se le habrá de abonar los gastos del psiquiatra que ha de tratar el deterioro mental que le habrá producido la duda hamletiana de no saber si habrá mediador, una vez que Cerdán ha salido rana, y si lo hay, ¿quién será? ¿Y si ahora las negociaciones de la vergüenza se atascan? Igualmente cobrará por los desajustes cognitivos producidos por la melancolía derivada al no poder ver a sus familiares, colegas, políticos y amigos; y como consecuencia, las miles de llamadas de móvil para estar comunicado con todos ellos.
(NOTA: Este artículo de José Antonio Delgado se ha publicado en la pág. 18 de las tres ediciones de IDEAL (Almería, Jaén y Granada), correspondientes al jueves 10 de julio de 2025)
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