La Asociación Cultural Amigos de Gor (ACAG) junto con el Ayuntamiento organizaron este acto para rendir homenaje al poeta descubriendo una placa en su honor, colocada en la calle donde nació. En esta placa se le reconoce como el mejor embajador de Gor a través de su poesía. En dicha placa figura uno de sus poemas más emotivos para los goreños: ”Testamento”.
“A ti Gor te dejo
la parte que me toca.
todo lo que me pertenece
por haber nacido:
mi trozo de acera cuando paso,
mi sombra de árbol,
mi aire que respiro…

Antonio nació en la calle Molinos número 6, un día 31 de mayo de 1951, en Gor vivió una dura infancia, con 13 años tuvo que emigrar a Cataluña, descubriendo allí su interés por la literatura y más concretamente por la poesía.

Su poesía siempre está impregnada de vivencias y recuerdos, añorando al pueblo que le vio nacer, pero al que volvía todos los veranos.
…Ya te regalé mi infancia
No toda, porque me fui
Y todavía soy niño;
Niño que se recrea
en tu memoria feliz,
decidido…
Indefectiblemente vivo.
En el acto estuvieron presentes muchos goreños y goreñas, miembros de su familia, muy emocionados con el descubrimiento de esta placa en su honor por parte de su mujer Ana y su hija, Noelia.

Este acto de homenaje continuó con una Velada Poética en la Placeta Palacio, donde el poeta José Luis Martínez Clares, uno de los impulsores de esta iniciativa, hizo una maravillosa exposición sobre la poesía de Antonio Agudo.

A continuación, Juan Manuel Agudo, hermano del poeta, hizo una semblanza de su vida y su personalidad, destacando su carácter de persona comprometida que se expresaba a través de la poesía.
Como parte central de la noche, se realizó un Recital de Poemas, seleccionados de su amplia obra poética, familiares y miembros de la Asociación Cultural, a la que Antonio también perteneció y con la que colaboró durante años en la sección poética de la Revista ‘Puerta de la Villa’.
Como dice Antonio Alías en el prólogo del libro titulado “POESÍA”: La poesía de Antonio Agudo no deja indiferente al lector, está tan ligada a la vida que es imposible separarla, está tan llena de fuerza y vigor que cuando la leemos o la escuchamos nos sentimos inmersos en ella.
Su poesía lo abarca todo, captando lo que pasa a su alrededor o lo que ocurre en su interior, lo cercano y lo lejano, lo superficial y lo profundo, lo trascendente y lo intrascendente. Es capaz de expresarlo bellamente, con un ritmo casi musical, cargado de sinceridad y franqueza, intensamente unas veces, con serenidad otras, utilizando con frecuencia metáforas sencillas, imprimiendo a su poesía una fuerza capaz de hacer sentir al lector el dolor y la alegría, el abatimiento y la esperanza, la fuerza y la lucha del poeta.
Este recital comenzó con el poema “Pido la palabra” y “Viaje al país de las palabras”, dos poemas que expresan perfectamente estas cualidades de la poesía de Antonio Agudo.
A continuación, se recitaron poemas dedicados a Gor, a los recuerdos de su infancia: “Recordando mi niñez”, “Hay un pueblo pequeño en Granada”, “Mi pueblo”. Poemas sobre el problema de la emigración: “El emigrante” “Goreño que te marchaste”, “¡Ay Gor!” “Ser goreño”, “Los días ya vividos”.

Aunque gran parte de su poesía la dedica a su pueblo, sus temas son universales, se hizo mención a los poetas que influyeron en él, Machado, Miguel Hernández, Luis de Otero, Federico García Lorca, a quien dedicó el poema “Los rosales de Granada”.
Se recitaron poemas sobre su compromiso social “El último canto” “Hoy levanto mi voz a la esperanza”. Poemas que hoy están más vigentes que nunca, aunque ya han transcurrido 12 años de su muerte, ocurrida en 2013 en Caldes de Montbui.

La velada terminó con un toque musical, la interpretación de dos poemas a los que ha puesto música Juan José Manzano junto a Pepe Rodríguez,quien cantó con acompañamiento de su acordeón.
El ‘Rincón de Antonio Agudo‘ ya es una realidad, es una pequeña y sencilla placeta, con un banco y la sombra de un árbol, donde goreños y visitantes puedan disfrutar de la lectura, de su poesía y del silencio.
Texto: Rosalía García Jiménez
Fotos: Paco Jiménez Ros
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