Continuar cada día viendo masacres indiscriminadas a las que ningún país pone fin resulta a todas luces incomprensible. Horror e impotencia desde el sillón de nuestras casas, esperando una respuesta que no llega, hace que nos sintamos inútiles.
Sirvan estas líneas para que quienes todavía no se enteran de la gravedad de los hechos, se pongan el mono de trabajo.
Crímenes contra una población civil que no tiene la culpa de nada deberían dar paso algún día no muy lejano a un proceso de paz, así como a responder por ello a los culpables de la destrucción de Gaza.
Exterminio, devastación, imágenes de cientos de palestinos bombardeados, aniquilados al son de dirigentes inhumanos, sin reacción internacional que no vaya más allá del rechazo en medios.
Resulta insuficiente, debiendo apresar y juzgar a todos los causantes de un asedio planificado, de una barbarie llevada a cabo por criminales de guerra, una persecución que no debiera entender de siglas políticas, sí de humanidad y justicia.
Afganistán, Ucrania, la denominada “guerra de los Balcanes” o Irak forman parte de nuestra historia, siendo claros ejemplos de atentados contra los derechos humanos, como lo está siendo la destrucción de Gaza.
¡Ojalá algún día se ponga fin a tantos y tantos crímenes de guerra y contra la humanidad!
Espero que mis deseos no caigan en saco roto.






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