La profesora y escritora, Victoria Eugenia Muñoz Jiménez, vuelve a la actualidad literaria con su nueva novela histórica, ‘Lo anunciaron las estrellas’ (Ediciones Miguel Sánchez) con la que da continuidad a ‘Huyendo a Granada’ que tuvo dos ediciones en 2017 (Esdrújula ed.) y 2021 (Ed. Nazarí). Esta licenciada en Filosofía y Letras por la UGR, debutó con ‘El corazón del roble’ (Ed. Nazarí, 2014) y cuenta además con otros títulos dirigidos a un público infantil, como es el caso de ‘Fantasmas, bichos y manzanas, Paulinas, 2022) y también juvenil como ‘Carambola de cristal’ (Ed. Miguel Sánchez, 2023). Con ‘Lo anunciaron las estrellas’ regresa a un espacio y tiempo muy del agrando de sus lectores como es el ocaso del Reino de Granada. En ella personajes históricos y ficticios se dan la mano para dar verosimilitud a la historia a la par que le sirve de excusa para ofrecer talleres y rutas literarias a las que ahora ha añadido la posibilidad de acercarse a la historia a través del gusto al ofrecer recetas tomadas de Internet de platos típicos.
– Del 1 al 10, ¿cuál es su nivel de satisfacción por la acogida dispensada a su última novela, Lo anunciaron las estrellas?
– De momento, un 8 porque esta novela ha formado parte del equipaje que muchos lectores se han llevado para estas vacaciones de verano con los que tengo pendiente retomar el contacto ahora en septiembre y aún no tengo su valoración. Sin embargo, por parte de bastantes clubes de lectura y bibliotecas la acogida ha sido fabulosa y con la vuelta a la actividad cotidiana vamos a agendar encuentros literarios y rutas que nos llevarán por hermosísimos rincones de Granada presentes en la trama de la novela.
De otros muchos lectores he recibido comentarios muy positivos que han valorado especialmente la profundidad de la obra, la detallada documentación que he debido manejar para escribirla y, sin embargo, el equilibrio narrativo que he logrado entre descripción, narración de la ficción e introducción de elementos y personajes históricos sin caer en largos pasajes tediosos. Además, les ha resultado muy estimulante esa tensión in crescendo que les ha mantenido atados a estas páginas con el deseo de conocer qué les va ocurriendo a los diversos personajes que forman parte de esta novela coral en la que la evolución de la historia va fluyendo a partir de la aportación que al conjunto hacen cada uno desde su parcela de la trama. También están valorando muy positivamente la sensación de inmersión en una época que experimentan mientras van leyendo; se sienten, me dicen, como un ciudadano nazarí más recorriendo espacios que hoy no existen o se han transformado con el paso y el peso del tiempo.

– ¿Por qué le atrae tanto este período de los últimos años del reino de Granada?
– La novela histórica, en general, me apasiona como lectora. Y como escritora, este periodo de la historia de nuestra ciudad me resulta especialmente atractivo por ser una época de profundos cambios sociales: unas culturas abocadas a transformarse o desaparecer —la musulmana y la judía— frente a otra —la cristiana— que se erige en nueva señora de unos territorios a los que ha ido sometiendo con el paso de los siglos. Eso a nivel literario es muy interesante, da mucho juego para despertar el interés del lector si se sabe crear intriga y mantener la tensión narrativa con unos personajes que despierten empatía unos y aversión otros en el espíritu de quien sostiene el libro en sus manos. Si esto, además, lo acompañamos de un riquísimo patrimonio artístico que ha sobrevivido hasta nuestros días y nos permite “re-conocerlo” bajo otra perspectiva, tras la lectura, y darle una dimensión nueva a nuestros paseos por la ciudad, tenemos el tándem perfecto para que esta época sea fuente de inspiración.
– ¿Cuáles considera que son los principales avales de su obra: el poder convertirse en ruta literaria y en recetario de época, ofrecer la posibilidad de aprender historia de una forma lúdica…
– Todo suma. A una narración atractiva, dinámica, con rigor histórico, que nos sumerge en una cultura muy rica y que despierta numerosas emociones en el lector a medida que avanza en la trama, se añade la posibilidad de volver a disfrutar de la novela, esta vez sobre el terreno, siguiendo los pasos de esos personajes de papel que nos han descubierto una ciudad muy distinta en una época que ya quedó atrás.
Es una novela, además, muy sensorial de la que disfrutamos desde los cinco sentidos, y uno muy especial en ella es el del gusto. Mis lectores me dicen que les parece, mientras leen, estar oliendo aquellos aromas que describo o paladeando esos dulces que tan presentes están en la obra, uno de los cuales en concreto tiene una función muy importante en la trama, además del disfrute al degustarlo. Y para que puedan deleitarse con algunos de ellos en casa, he querido añadir en el apéndice final del volumen tres códigos QR que les van a llevar a sendos videotutoriales con los que podrán emular a Bashira, la protagonista, en su obrador de pastelería realizando tres exquisitos dulces, dos árabes y uno judío. Lo anunciaron las estrellas es una novela para leerla, llevarnos de paseo y degustarla.

– ¿Qué nos puede decir de la portada, obra diseñada por Juan Vida?
Juan Vida ha convertido la portada de Lo anunciaron las estrellas en una pieza de arte. Sus pinceles han creado un magnífico escaparate para invitar al lector a detenerse en ella y animarlo a que se lleve a casa una obra que lo transportará al interior de esa torre de Comares que la preside y que tiene gran relevancia en la novela, bajo una luna que también cumple varias misiones en la evolución de los hechos narrados. Estoy muy contenta con el trabajo de Juan Vida y feliz de que mis editores —Ediciones Miguel Sánchez— hayan pensado en él para poner imagen a este título. Es, sin duda, todo un acierto.
– Para los que han leído la primera parte (Huyendo a Granada), ¿qué cambios se han producido en la protagonista, Bashira, de Lo anunciaron las estrellas?
– Bashira ha madurado, ha dejado de ser una chiquilla de trece años —aunque una mujer en edad casadera en aquella época— que huye asustada, para convertirse en una mujer adulta con las ideas muy claras; una persona valiente, luchadora, emprendedora, creativa, siempre dispuesta a aprender y renovarse; alguien que rompe clichés y que vence sus miedos personales para lograr lo que considera mejor para su familia y su pueblo —como comunidad—, aunque ella misma se ponga en peligro.
Nos sorprende la cantidad de personajes históricos y ficticios, así como de arabismos que aparecen a lo largo de la obra. ¿Hasta qué punto ha sido fundamental la colaboración de Leila Chougdali El Atiqi?
Leila es una magnífica compañera que muy amablemente accedió a confirmarme si eran correctas o no o si estaban bien empleadas aquellas expresiones en árabe que ya había incluido en la obra antes de conocerla, y a la que acudí también para consultar y añadir otras palabras en este idioma.

A la hora de escribir la novela, elegí cuidadosamente el vocabulario empleado porque quería sumergir al lector en esa rica cultura de la que se ha nutrido nuestro idioma dándoles prioridad, cuando tenía varios sinónimos, a aquellos vocablos cuyo origen se remonta al árabe. Además, en ciertos momentos, vemos a los personajes hablando directamente en árabe en pequeñas intervenciones traducidas a pie de página, como una aportación más para ese proceso de inmersión que pretendía.
Con relación a los personajes, ciertamente son abundantes porque he querido transmitir lo que se vivió en Granada en aquella época (1480-1492) contándolo desde la perspectiva de gentes de los tres credos religiosos, habitantes de la ciudad y de la Alhambra, vecinos de diferentes arrabales y personas de distintas edades, oficios y estatus sociales que con sus experiencias personales ofrecen al lector la posibilidad de crear en su mente ese todo que forma la obra.
– Como profesora de Secundaria ¿qué otras actividades didácticas se podrían llevar a cabo con su libro?
Sin duda, en esta novela aparecen temáticas muy interesantes para trabajar el debate o la tertulia —como motores para aprender a elaborar el pensamiento y saber expresarlo— en clase con alumnos de bachillerato (en materias como Filosofía, Historia, Religión o Literatura) o en la universidad. Entre los asuntos sobre los que se puede crear un interesante coloquio figuran:
* La convivencia entre culturas
* La legitimidad, o no, del interés político por encima del bienestar de la sociedad
* El precio de una vida humana
* El derecho a mantener y manifestar públicamente las diferentes creencias religiosas
* La imposición de un credo, una ideología o una lengua en aras de un supuesto beneficio social
* Las propias convicciones como motor para desarrollar determinadas conductas o tomar ciertas decisiones…
Además, se pueden analizar las reacciones de los diferentes personajes ante situaciones de gran tensión narrativa y contraponerlas con las que hubiera tenido el lector en circunstancias similares para hacer un ejercicio de introspección y un análisis de comportamientos y consecuencias del que extraer unas conclusiones. Es una novela que invita a pensar y a hacerse preguntas y eso, se tenga la edad que se tenga, siempre es enriquecedor.
Finalmente, preparar con el alumnado esa ruta literaria con diferentes temas relacionados con cada parada que supongan un trabajo de investigación, coordinación y toma de decisiones en equipo, síntesis y expresión escrita y oral es sin duda una actividad académica que ayuda a desarrollar importantes destrezas y para la que existe una motivación muy atractiva que es la de abandonar el aula para recorrer con los compañeros y docentes los lugares sobre los que han leído y van a hablar, y en los que podrán “ver” a esos personajes que los han convertido en espacios vivos.

– ¿Qué proyectos tiene preparados para este otoño que tengan como eje el libro?
Tengo proyectos que me ilusionan mucho. Siempre digo que una novela no está acabada hasta que llega a las manos del lector. Cada lectura es una experiencia única y para mí es muy enriquecedor como escritora saber cómo llega mi historia al lector, cómo la interpreta y cómo la vive después de salir de mis manos. Por eso me apetece tanto iniciar los encuentros literarios que tengo previstos y pendientes de fecha para este otoño con numerosas bibliotecas y clubes de lectura.
Además, vamos a hacer también diversas rutas literarias que siempre son muy gratificantes porque los asistentes siguen con interés las lecturas y las explicaciones de cada hito, y disfrutan de una mañana de paseo por Granada —que siempre es un plan maravilloso— durante el cual, aparte de recorrer hermosas calles y plazas, visitamos monumentos que en la novela están llenos de vida con gentes de otros tiempos y otras culturas.
Realizar esa ruta, por otro lado, es muy saludable porque permite socializar, conocer gente muy interesante y —gracias al ejercicio físico que conlleva— nos ayuda a liberar en nuestro torrente sanguíneo dopamina, que nos deja una sensación de satisfacción y logro tras el esfuerzo realizado, y serotonina que mejora nuestro estado de ánimo. Así que todo son ventajas a las que hay que añadir el aprendizaje que todos, escritora y lectores, realizamos.

– ¿Desea añadir algo más?
Quiero compartir con mis lectores una primicia: acabo de terminar hace unos días mi última novela y estoy muy contenta con el resultado, con todo lo que he aprendido mientras la escribía y con todas las personas, lugares y curiosidades que he conocido gracias a ella. Es también una novela histórica, pero cambio la época y me voy al último tercio del siglo XIX y el primero del siglo XX, un tiempo bisagra que trajo profundos cambios a Granada —de nuevo lugar por excelencia donde se desarrollan las peripecias de mis nuevos personajes, reales unos y ficticios otros— y a España a nivel social, cultural, económico y político. Vamos a encontrar en esta nueva obra, junto a los dos protagonistas, una constelación de personajes —algunos muy conocidos por los lectores— que nos van a desvelar los entresijos de una ciudad que crece y se transforma con sus luces y sus sombras en una época que, a diferencia de Huyendo a Granada o Lo anunciaron las estrellas, sí conocieron nuestros abuelos y bisabuelos y ante la que el lector tiene la sensación de casi poder tocar con la punta de los dedos.
Ver vídeo:






Deja una respuesta